Los golpes de Estado son como una boda en la que siempre habrá alguien que pueda organizarla en tu lugar con sólo acudir a la agencia. No se trata de un proceso que surja de la necesidad de derrocar a alguien específico, donde cada grupo disidente coloque una manera de gobernar o impulsar gobiernos a la medida.
Como todo negocio los golpes de Estado tienen sus patrocinadores, como si se tratara de un programa de los medios convencionales. Los golpes de Estado tienen tantas fibras finas que se apoya su práctica hasta con el silencio.
En Estados Unidos hay no sólo áreas de la CIA, sino convenios preestablecidos con tarifas y precios convenidos, desde algunas oficinas de gobierno, senadores y congresistas en general que impulsan la venta de armas y triangulan dicho armamento sin ningún problema. Colocan las armas en cualquier parte del mundo.
Si se observa que un gobierno rebasa la democracia delimitada por las costumbres conservadoras, y pone atención a la justicia social en la práctica, la maquinaría de los golpes de estado empieza a aceitarse.
Venezuela, como dice Juan Carlos Monedero, se convirtió en un asunto de política interna en el resto del mundo, sobre todo en América Latina. La derecha usó una mala racha en la economía de ese país para mostrarla como el infierno del que todos querían huir. Todos los países del mundo han tenido un desafortunado periodo de miseria, desde estados unidos hasta Rusia, pasando por China; sin embargo, al llegar un gobierno que no aceptaba las condiciones de Estados Unidos, se organizó una campaña de desprestigio, como con ningún país del mundo.
Por ejemplo, a la llegada de Javier Milei a Argentina, ese país se vino abajo, pero nunca ningún medio convencional ha dicho si votas por la derecha vamos directo a la quiebra, como sucede en Argentina.
Con Venezuela fue diferente, a pesar de que es el segundo país del mundo con mayores cantidades de reservas probadas de crudo. Ese es el interés de Estados Unidos al que todavía algunos mandatarios siguen e imitan como si el imperio todavía existiera.
Para Venezuela la derecha encabezada por Estados Unidos en la persona de María Corina Machado, quien está imposibilitada para ser candidata por hechos comprobados de corrupción y abrirle las puertas al Ejército de Estados Unidos para que invadiera su país, hay ya un proyecto que sólo se actualiza cada mes.
La derecha empezó a realizar actos de vandalismo, acciones que en cualquier otro país hubiera causado arrestos y hasta disparos; sin embargo, en Venezuela, un país donde las cadenas de televisión aseguraban que no había derechos civiles, están en la impunidad y son tomados como protestas de la disidencia, cuando en los medios convencionales de América Latina se decía que no había derecho a pensar diferente porque eran torturados, encarcelados, desaparecidos y finalmente asesinados.
Dichas acciones desembocan en golpes duros o blandos giran en torno a tres factores: pueblos movilizados, oligarquías locales violentas al interior y sumisas a Washington, basta con que la derecha opositora declare estado fallido para que los focos rojos de los mercenarios se enciendan.
Más de 34 golpes de Estado se han ejecutado en 12 países de América Latina desde la segunda mitad del siglo XX. La mayoría se han consumado y sólo unos pocos han fallado ante la resistencia popular o la habilidad de los gobernantes en el poder.
Curiosamente, en América Latina los golpes de Estado sólo se ejecutan contra gobiernos de izquierda o progresistas.
Para la derecha el apoyo internacional en problemas domésticos es un gran avance, aunque en realidad sólo son estrategias mediáticas. Recordemos aquella vez que el gobierno de Perú que acaba de darle un golpe de Estado al presidente legítimamente electo Pedro Castillo, rompió relaciones diplomáticas con México, los medios convencionales comenzaron a decir que la comunidad internacional empezaba a rechazar la política de López Obrador.
Cuando en realidad quien quería romper con México era un grupo de delincuentes electorales, antidemocráticos y sumisos a los estados unidos que se enemistaba con el gobierno de nuestro país, para enviarle un mensaje que la Casa Blanca no estaba del todo acuerdo con sus políticas en favor de los pobres.
La comunidad internacional está también dividida, debe señalarse que hay mucha sumisión a Estados Unidos, país que les ordena a otros que manden a sus jóvenes como carne de cañón a las guerras y los gobiernos, sin miramientos de ninguna especie, los envían a morir, a veces en nombre de la democracia, exactamente con el mismo pretexto con el que impulsan los golpes de Estado en beneficio de un grupo muy reducido de personas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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