“Aquí pensaban seguir / jugando a la democracia / y el pueblo que en su desgracia / se acabara de morir / y seguir de modo cruel / sin cuidarse ni la forma / con el robo como norma / y en eso llegó Fidel”
Si bien la anáfora de la canción del cubano Carlitos Puebla dedicada al Comandante Fidel Castro tras el triunfo de la revolución cubana en 1959, perfectamente se acomoda a la situación que vivía nuestro país hasta antes del triunfo de López Obrador en el 2018, se acomoda aún más la epístrofe de esa composición musical llamada “Y en eso llegó Fidel” sólo que para la derecha aquí en México, para su desgracia, quien llegó fue Andrés.
Lo primero que quisiera dejar en claro es que lejos estoy de asumirme como uno de los innumerables seguidores de López Obrador que lo hacen a piejuntillas. Desde que tuve el privilegio de conocerlo cuando era presidente del PRD, siempre he mantenido una postura crítica a sus acciones y sobre todo a sus decisiones, tanto en el partido, como cuando fue Jefe de Gobierno. No podría dejar de hacerlo ahora que se convirtió en presidente de la nación.
Sin embargo, mi postura crítica se mantiene aún más lejos de las descalificaciones o las mentiras de las que ha sido objeto, especialmente las emanadas de esa clase política a la que muchos hemos combatido desde distintos espacios. Andrés Manuel por supuesto que ha cometido errores, quizá desde mi óptica y dado el sector al que represento, uno de los más cuestionables ha sido el de meter al movimiento campesino en una sola bolsa, acusando a todos de beneficiarse de los programas para el campo. No comparto esa idea, sin embargo, tampoco puedo negar la realidad: el movimiento campesino en México se ha desgastado y en muchos de los casos, ha dejado de ser un movimiento de causas o de causes, pululan las organizaciones sociales que, al amparo de componendas políticas y de los cuantiosos beneficios que significaban el control clientelar de los programas, no sólo hicieron cuantiosas fortunas, también obtenían beneficios de otra índole como los cargos de representación popular.
Empero, más allá de destacar ese que considero un error de AMLO, lo más importante para mí, respecto a la nueva política del lópezobradorismo, era la invitación a reflexionar desde las organizaciones sociales sobre nuestro actuar, nuestro modelo de organización y de participación. De retomar las banderas de lucha que nos dieron vida y que fuimos abandonando para que, sin darnos cuenta, se beneficiara el propio sistema al que combatíamos. Entonces, hoy tenemos frente a nosotros esa posibilidad, la de resurgir a partir de retomar nuestros orígenes y de identificar que el verdadero enemigo sigue siendo el mismo de siempre, el modelo neoliberal y que éste sólo se puede combatir desde nuestra orientación ideológica firme y no desde la posición traidora a nuestra propia historia… ¡como esa de sumarse a la derecha y sus aliados para combatir a Andrés Manuel!.
A cuatro años del triunfo de millones encabezados por AMLO, el balance de resultados debe de hacerse desde la objetividad, pero no puede dejar de acompañarse de la razón y sobre todo de la plena conciencia de los intereses que se trastocaron con su arribo al poder. ¿Cómo no habría de estar enojada la derecha si se les pegó en lo más sensible? ¿cómo pensar que no habrían periodistas molestos como Loret de Mola o su empleado de lujo Brozo? ¿Quién en sano juicio podría esperar reacciones diferentes de la clase política que jugaba a la democracia y terminaron siendo evidenciados por sus acuerdos con el poder? No se necesita analizar mucho, eso es lo que los tiene tan molestos y lo que motiva todos los agravios hacia el tabasqueño. Pero lo que los tiene aún más molestos es que de nada les servirá ninguna campaña negra. Critican al AIFA, al Tren Maya, Dos Bocas, critican la forma de hablar, las conferencias matutinas, pero en lo absoluto, son capaces de articular una sola propuesta que beneficie a la población o de presentar algún proyecto que los haga ver como alternativa para el electorado, por eso, esa frase de que ¨la oposición está moralmente derrotada” no es más que una sentencia que ni hoy, ni en el 2024 habrán de refutar, pues se quedaron sin argumentos y actualmente solo cuentan con la diatriba, la mentira o la calumnia.
De 2018 para acá por supuesto que hay avances y logros significativos, aunque claro está, existen muchos temas pendientes como la seguridad o el crecimiento económico, sin embargo, lo que nadie puede negar es que el régimen contra el que nos pronunciamos en 2018 no puede regresar. Hace unos días tuve la fortuna de asistir al Complejo Cultural Los Pinos a presenciar la exposición del gran caricaturista mexicano (qepd) Antonio Helguera, denominada “Travesuras de Helguera: Un crítico de los Pinos en los Pinos” transcribo una frase por la profundad coincidencia:
“No tengo reparo alguno en decir que soy simpatizante del gobierno de Andrés Manuel López Obrador… (…) cuando hay cagadas, las critico. Pero no me voy a poner a atacar a lo pendejo a un gobierno que esperé toda mi vida”
Toda mi vida, a pesar de mis evidentes limitaciones y errores, he participado de manera muy modesta en la lucha contra la desigualdad, contra el autoritarismo, contra el fraude electoral y contra la democracia disfrazada, también contra la prensa vendida; junto con el movimiento estudiantil antes y, ahora, con el campesino, sufrí muchas derrotas a manos de la derecha, pero… Y en eso llegó Andrés.
Para acabarla de amolar
Hace unas semanas criticábamos en este espacio el despiste de algunos funcionarios de la CDMX que para su beneficio pusieron en práctica el turismo electoral olvidando las grandes tareas por atender en la capital del país, por esa razón, los ajustes realizados el pasado fin de semana en el gabinete eran más que necesarios. De los movimientos anunciados por Claudia Sheinbaum, hay que destacar el nombramiento de Esthela Damián Peralta. No se trata de una política formada en la administración pública.
A diferencia de los demás, ha consolidado en buena parte de la CDMX el trabajo territorial que comenzó en la Alcaldía Venustiano Carranza, además de ser una persona por demás plural e incluyente y que realizó una labor excepcional en el DIF. Cuadros de ese tamaño son los que requiere el morenismo capitalino si quiere mantener el gobierno en el 2024 y arrebatar algunas alcaldías que hoy posee la oposición. Por cierto, el gobierno federal y, especialmente AMLO aún están en tiempo de mover fichas en lugares clave, antes de que se compliquen más las cosas; se debería de exigir sin tapujos la renuncia o remoción de Gertz Manero, pues, aunque el fiscal y sus colaboradores cercanos han comenzado una operación para apaciguar las relaciones con varios otrora perseguidos desde el cargo, ya es demasiado tarde. Perdió toda credibilidad y sobre todo la confianza que el cargo amerita.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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