El Consejo Nacional Agropecuario, muy fiel a su costumbre de fabricar escenarios catastróficos cuando ve en riesgo sus intereses económicos por alguna iniciativa o decreto, nuevamente recurre al discurso alarmista que augura penas y hambruna para la población de aprobarse las medidas impulsadas por el actual gobierno en el tema del maíz transgénico.
Al igual que la discusión sobre la prohibición del glifosato, no es de extrañarse la mentira vil con la que tratan de argumentar la defensa de este cancerígeno igual que lo hacen actualmente en contra de la prohibición de las importaciones de maíz transgénico propuesta por AMLO a partir de 2024. Ahora sale el CNA con una mentira más que trata de esconder su verdadera preocupación, argumentado que dicha prohibición siginifacría el fin del 42% del PIB alimentario y que esto afectaría a las familias mexicanas porque la disminución del grano obligaría a incrementar el porcentaje de impotación que por cierto, ha alcanzado sus niveles máximos por un claro estancamiento en la producción desde los gobiernos de Felipe Calderón y Vicente Fox, y sí, esa tendencia hasta ahora, no se ha podido revertir por más que el gobierno de López Obrador insista en priorizar la soberanía alimentaria.
Juan Cortina Gallardo, presidente del CNA vuelve a operar con sus cabilderos y utiliza los medios de comunicación a su alcance para vaticinar (avalado por “especialistas”) que la prohibición impactaría en la inflación, lastimando los bolsillos del consumidor; además miente al asegurar que el uso de maíz transgénico no genera riesgos para la salud aún y cuando invesigaciones del Instituto de Ecología de la UNAM han demostrado científicamente los daños potenciales que ocasiona para la salud como el cáncer, las malformaciones congénitas y los abortos espontáneos. Pero al igual que en el tema del glifosato, no sólo causa preocupación que el decreto de López Obrador se enfrente a la oposición de los operadores de Monsanto, sino que haya senadores de MORENA como Ricardo Monreal que avalen la posición del CNA sin que les importe en lo más mínimo ni la soberanía alimentaria ni la salud de los consumidores.
A pesar de la enorme riqueza biocultural del maíz y lo que representa en la cultura mexicana, tanto para el consumo humano como para el consumo no humano, hoy se pretende someterlo nuevamente a los intereses económicos que optan por continuar bajo la política de importación, principalmente proveniente de los Estados Unidos que actualmente ronda más de los 20 millones de toneladas importadas. Esta práctica pudiera revertirse si la política pública se encamina a la prohibición total del maíz transgénico reconociendo que las variedades nativas poseen propiedades con capacidad probada para satisfacer la necesidad alimenticia, lo que reduciría los efectos nocivos del transgénico. Sin embargo, como ha sucedido desde la aparición del modelo neoliberal, las transnacionales han encontrado en las cámaras tanto de diputados como de senadores, importantes aliados que terminan doblegándose ante ellas sin recato alguno.
Es completamente cierto que la actual demanda de maíz no logra cubrirse con la producción nacional, pero también es cierto que la causa ha sido el abandono del sector agrícola y que lejos nos encontramos de solucionarlo, es decir, difícilmente podría lograrse en el corto plazo, sin embargo el principal problema era comenzar con la prohibición y para ello, el decreto presidencial, por supuesto que constituye el primer avance, pero este ahora se ve en riesgo por la absurda postura de Monreal y varios de sus correligionarios. No obstante, toca ahora a colectivos presionar en la cámara de senadores para que no se concrete este nuevo atentado a la salud de los consumidores.
Monreal marca su destino al ponerse al servicio del CNA y Monsanto, al menos la postura de la CODUC como organización campesina es clara: defenderemos la soberanía alimentaria a toda costa y eso implica primeramente oponernos a quiénes hoy defienden el maíz transgénico. Si esa es la ruta que habrá de seguir el senador traicionando a AMLO, en el pecado llevará la penitencia.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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