VIAJE HACIA EL FUTURO: MÉXICO RESCATA SUS RAÍCES FERROVIARIAS

En el cruce donde convergen los rieles del progreso y la melancolía, México se aventura en una travesía épica para rescatar y revitalizar su valiosa herencia ferroviaria. Guiado por la audaz visión del presidente Andrés Manuel López Obrador, este viaje hacia el futuro no sólo anhela modernizar las vías del país, sino también avivar el alma de un medio de transporte que ha sido testigo y actor principal en los episodios más significativos de la historia mexicana.

Celebrando 150 años desde la primera travesía de pasajeros, que marcó el nacimiento del ferrocarril en suelo mexicano, la declaración de su prioridad nacional no es únicamente un acto oficial; es un punto de inflexión trascendental en la narrativa del país. Este compromiso va más allá de renovar estructuras de acero y rieles de hierro; es una invitación a revitalizar la conexión humana y cultural forjada por los trenes a lo largo de México. Los rieles se transforman en hilos que entrelazan pasado, presente y futuro, tejiendo la historia del país hacia nuevas y emocionantes direcciones.

La historia de los ferrocarriles en México se enreda íntimamente con el desarrollo del país. Desde sus inicios a fines del siglo XIX, el ferrocarril fue un catalizador fundamental de progreso, acortando distancias, conectando territorios y propiciando el florecimiento económico. Sin embargo, el punto de quiebre en 1995 con la privatización, liderada por el presidente Ernesto Zedillo, desvinculó al Estado de una industria estratégica que había sido motor del desarrollo nacional.

La privatización, aunque buscaba eficiencia y modernización, trajo consigo consecuencias profundas y multifacéticas. La transferencia a manos privadas desvaneció los servicios de trenes de pasajeros y concentró el control en un sector reducido, generando desafíos logísticos y desconexión social. La decisión de priorizar nuevamente el transporte ferroviario de pasajeros bajo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador busca reconectar esos hilos rotos.

Va más allá de la utilidad práctica del servicio; es un reconocimiento del valor histórico y cultural que los trenes han aportado a la identidad mexicana. Es un intento de tejer nuevamente esa red ferroviaria como parte integral del tejido nacional, revitalizando la movilidad, la conexión entre comunidades, ciudades y la rica historia que corre a lo largo de los rieles. En este renacer ferroviario, se vislumbra una oportunidad para reconciliar el progreso con la esencia cultural de México, superando las sombras del pasado privatizador.

Detrás de esta iniciativa se encuentra la convicción profunda de que el ferrocarril no es simplemente un medio de transporte, sino una fuerza transformadora capaz de moldear el paisaje de la movilidad. El rescate, más allá de abordar una necesidad logística, tiene la ambición de catalizar una movilidad integral y sostenible para la población. Este compromiso con los ferrocarriles de pasajeros no sólo responde a criterios económicos, sino que también se erige como un pilar ecológico. Representa la oportunidad dorada de modernizar el transporte, pivotando hacia soluciones que respeten y armonicen con el medio ambiente, proporcionando una alternativa segura y accesible para todos.

El decreto presidencial, emitido recientemente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, marca un momento significativo al priorizar de manera contundente el rescate y fortalecimiento del servicio de trenes de pasajeros en México. Publicado en el DOF el 20 de noviembre, este documento no es meramente una declaración, sino una hoja de ruta que entusiasma al proponer una red estratégica de siete rutas ferroviarias. Desde el evocador corredor México-Veracruz-Coatzacoalcos hasta la vital ruta Aguascalientes-Chihuahua-Ciudad Juárez, y pasando por el pintoresco trayecto del Tren Interurbano AIFA-Pachuca, estas propuestas representan conexiones entre ciudades; son la promesa tangible de revitalizar regiones y comunidades enteras. Con alcance desde México hasta Nuevo Laredo, Monterrey, Nogales y diversas localidades intermedias, estas iniciativas abren la puerta a la resurrección de estaciones olvidadas y al nacimiento de nuevas historias de viaje. Estas conexiones, más que simples medios de transporte, simbolizan un trayecto hacia la esperanza y el renacer de un aspecto central en la identidad de México: El servicio ferroviario de pasajeros.

La responsabilidad confiada a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario va más allá de la eficiencia técnica; es un compromiso con un futuro sostenible. En un mundo donde la sostenibilidad es un imperativo, estas entidades tienen la noble tarea de tejer una red que sea eficiente y considerado con el medio ambiente.

La regulación no se reduce a normativas abstractas; es un andamiaje meticuloso que asegura que este renacimiento ferroviario sea un modelo a seguir en términos de seguridad, eficiencia y accesibilidad. La hebra verde de la sostenibilidad se entrelaza con cada riel, asegurando que el futuro sobre ruedas sea un viaje respetuoso con nuestro entorno.

Este rescate de trenes es un viaje hacia el futuro. México, al priorizar el transporte ferroviario de pasajeros, se sumerge en una narrativa donde los rieles conducen a destinos e hilvanan historias. Al mirar hacia adelante, vemos más que ferrocarriles; vemos la reconstrucción de una conexión perdida y la redefinición de cómo nos movemos como sociedad. El viaje hacia el futuro ha comenzado, y los rieles nos llevan no solo hacia destinos geográficos, sino hacia una nueva era de movilidad, sostenibilidad y conexión humana.

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