Con el inicio del nuevo periodo legislativo, el próximo 1 de febrero, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, México está frente a un momento crucial. Las decisiones que se tomen en los próximos meses no solo definirán el rumbo político del país, sino también impactarán de manera directa en la vida de millones de personas. La agenda legislativa está cargada de iniciativas que abarcan desde seguridad y justicia hasta derechos sociales y fortalecimiento de la soberanía nacional.
En San Lázaro, los diputados han comenzado el análisis de 73 leyes reglamentarias y reformas prioritarias. Entre ellas destacan la Ley General de los Derechos de Pueblos Indígenas y Afromexicanos, la Ley de Inclusión para Personas con Discapacidad, y reformas al Código Penal. Asimismo, se prevé la discusión de modificaciones importantes a la Ley de Adquisiciones y la Ley de Obra Pública, buscando hacer más transparentes y eficientes los procesos de contratación gubernamental.
En el ámbito de seguridad, la integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) sigue siendo un tema controvertido, pero esencial para fortalecer las estrategias de combate al crimen organizado. Esta iniciativa se suma a la Ley de Control de Precursores Químicos y la Ley de Carrera Judicial, ambas enfocadas en hacer frente al narcotráfico y mejorar el sistema de justicia.
En paralelo, el Senado ha centrado sus esfuerzos en consolidar reformas constitucionales clave. Entre ellas, destaca la propuesta para garantizar la no reelección y combatir el nepotismo dentro del aparato estatal. Además, el fortalecimiento institucional de la Guardia Nacional mediante su plena incorporación a la SEDENA busca blindar la seguridad interna del país frente a amenazas transnacionales.
Un punto delicado en la agenda senatorial es la defensa de la soberanía nacional ante presiones externas, particularmente de Estados Unidos. Las recientes declaraciones del senador Ricardo Monreal sobre la posible designación de organizaciones criminales mexicanas como grupos terroristas han encendido las alarmas. Esta medida podría abrir la puerta a una intervención directa del país vecino, algo que contraviene el principio histórico de no intervención que México ha defendido por décadas.
A estas discusiones se suman iniciativas de carácter económico y social que buscan reactivar sectores estratégicos. El fortalecimiento del comercio exterior y el fomento a las energías renovables han tomado un papel central en las comisiones de ambas cámaras, con la intención de hacer frente a las presiones del cambio climático y mejorar la competitividad del país en el mercado global. Paralelamente, se trabaja en nuevas leyes que promuevan la innovación tecnológica y el desarrollo sostenible en las regiones más rezagadas.
También se vislumbran reformas fiscales que pretenden beneficiar a pequeñas y medianas empresas, así como reducir la brecha de desigualdad. La Comisión de Hacienda ya ha comenzado el análisis de propuestas que podrían traducirse en incentivos para la inversión y la creación de empleos, factores críticos en un contexto económico desafiante.
Mientras las dos cámaras trabajan a marchas forzadas, la participación ciudadana cobra mayor relevancia. Hoy en día, los mexicanos esperamos resultados, exigimos transparencia y rendición de cuentas. Las redes sociales han permitido que la sociedad civil se convierta en un actor vigilante que impulsa el debate y monitorea cada paso del proceso legislativo.
Sin embargo, aprobar leyes no es suficiente. El verdadero desafío radica en su implementación efectiva. Las reformas deben venir acompañadas de mecanismos de evaluación claros que garanticen su correcto funcionamiento, así como de criterios con perspectiva de género y respeto a los derechos humanos.
El Congreso tiene en sus manos la oportunidad de transformar al país, pero también enfrenta la responsabilidad de hacerlo de manera inclusiva, transparente y efectiva. En un contexto global complejo, con presiones económicas y de seguridad, cada decisión tomada en el recinto legislativo tendrá repercusiones que irán más allá de este sexenio.
Hoy, el mensaje para los legisladores es claro: México necesita leyes que no solo estén escritas en el papel, sino que también se traduzcan en acciones concretas para mejorar la vida de sus habitantes. La historia juzgará si este periodo legislativo fue capaz de estar a la altura de los desafíos del presente. Por ahora, el reloj sigue corriendo y el futuro de México está en juego.
- La columnista, Mariuma Munira Vadillo Bravo, es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales. Puedes contactarla en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira.
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