En su primer mes de gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum ha marcado un rumbo de justicia social que promete cambiar el día a día de millones de mexicanos. Desde los créditos impagables de vivienda hasta el sueño de tener una casa propia, las medidas impulsadas desde el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) reflejan un compromiso con quienes durante años han enfrentado deudas que parecían interminables. La apuesta de esta administración va más allá de los números; se trata de reivindicar la dignidad de quienes merecen, al menos, la tranquilidad de saber que su hogar no será un peso imposible de llevar.
Para muchos trabajadores, el crédito hipotecario otorgado por el Infonavit fue alguna vez una oportunidad para acceder a la tan anhelada casa propia. Sin embargo, el sistema de pago basado en Veces Salarios Mínimos (VSM) creado antes de 2013 resultó ser una trampa financiera para millones. A pesar de cumplir puntualmente con sus pagos, los derechohabientes veían cómo el saldo de sus deudas aumentaba cada año. Lo que empezó siendo una mensualidad accesible de mil quinientos pesos, en muchos casos, hoy supera los tres mil pesos, y de no haberse implementado estos cambios, seguiría subiendo. Ahora, las nuevas políticas ordenadas por Sheinbaum buscan detener esa escalada que volvía estas deudas prácticamente impagables.
El nuevo esquema consiste en congelar tanto el saldo como las mensualidades de los créditos otorgados bajo el esquema VSM antes de 2013. Esta medida, que beneficia automáticamente a dos millones de derechohabientes, representa un alivio económico significativo, especialmente para aquellos cuyos salarios no han crecido al mismo ritmo que sus deudas. Además, medio millón de estos trabajadores recibirán una disminución en la tasa de interés, en el monto de su mensualidad y, en algunos casos, descuentos en el saldo total. Para el millón y medio de acreditados restantes, la invitación es acercarse a los centros de servicio del Infonavit para obtener beneficios adicionales.
La administración Sheinbaum parece entender que la vivienda no solo es un techo, sino un derecho que dignifica a las familias mexicanas. Este congelamiento de créditos marca un antes y un después, reconociendo que millones de mexicanos merecen una solución justa y accesible para el pago de su hogar. Es, en esencia, una acción que busca corregir una injusticia estructural y transformar un esquema que, en lugar de empoderar, atrapaba a los trabajadores en deudas insostenibles.
Pero los cambios no se quedan ahí. Infonavit y otras instancias como el Conavi han anunciado un ambicioso plan para construir un millón de viviendas accesibles a crédito, dirigidas tanto a derechohabientes como a afiliados de otros institutos de vivienda. Además, el financiamiento se extenderá para otorgar 2.1 millones de créditos adicionales a quienes busquen adquirir una casa o terreno. También, se prevé otorgar 1.2 millones de créditos destinados al mantenimiento, remodelación y ampliación de viviendas, lo que permitirá a las familias además de poseer un hogar, adecuarlo según sus necesidades.
Estas iniciativas amplían las posibilidades de acceso a una vivienda digna y también estimulan la economía local y el empleo. Al ofrecer facilidades de crédito para la construcción y mejora de viviendas, se generan empleos en sectores clave como la construcción, el comercio y los servicios. Al mismo tiempo, se fortalece el tejido social, ya que una vivienda adecuada impacta positivamente en la calidad de vida y el desarrollo de cada familia.
El enfoque de la nueva administración hacia la vivienda y los créditos hipotecarios refleja un compromiso con el bienestar social y la equidad. Sin duda, este es uno de los primeros grandes pasos de un gobierno que aspira a corregir errores estructurales del pasado y a promover una política pública centrada en las personas, no en las cifras. La vivienda digna no debe ser un privilegio ni un negocio de deudas interminables; debe ser, ante todo, un derecho asequible para quienes trabajan día a día por un mejor futuro.
Mientras las medidas se implementan y los cambios se sienten en la economía de los hogares mexicanos, queda claro que este es apenas el comienzo. La transformación prometida requiere una estrategia que, además de solucionar problemas inmediatos, siente las bases para que las generaciones futuras no enfrenten los mismos desafíos. Esta administración parece dispuesta a asumir ese reto.
Para quienes, después de años de lucha, finalmente vislumbran una luz de esperanza en sus créditos congelados, esta decisión trasciende la economía: Es una reivindicación de derechos y una declaración de voluntad política para corregir injusticias históricas. Esta política pública no es solo un alivio financiero; es un mensaje claro sobre el valor que el gobierno otorga a la dignidad de cada trabajador y su familia. Es un avance que sostiene que la vivienda no debe ser una carga insostenible, sino un bien accesible y seguro para todos.
Sin embargo, esta medida también nos recuerda los retos aún por superar. La verdadera justicia social no se limita a congelar deudas: Exige construir un país donde todos tengan igualdad de oportunidades para acceder a una vivienda digna y a un entorno estable en el que crecer y prosperar. Las acciones encabezadas por la administración de Claudia Sheinbaum no pueden considerarse el final, sino el inicio de una transformación hacia un México comprometido con la creación de oportunidades, políticas sustentables y el fortalecimiento de instituciones que velen por el bienestar común. Con cada crédito transformado y cada hogar asegurado, nuestro país se aproxima un paso más a la justicia que por tanto tiempo se ha negado a quienes hoy, por primera vez, encuentran en el Infonavit una esperanza tangible.
- Mariuma Munira Vadillo Bravo es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales, Subdirectora Ejecutiva en la Unidad de Desarrollo Regional y Bienestar Social del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ex Secretaria de la Mujer Oaxaqueña. Contáctala en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira.
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