Todavía no sabemos nada sobre las transferencias de recursos desde el extranjero por 390 mil dólares, que recibió la precandidatura de Eduardo Verástegui, cuando intentó ser Presidente de la República, quien no pudo siquiera reunir el mínimo de formas que apoyaban su postulación.
A pesar de que estos casos de la ultraderecha de intentar subirse a la legalidad electoral y competir, como si fueran paladines de la libertad, han sido rechazados por la población. Existen huecos en la oposición en general y la derecha en particular, que pueden abrirle la puerta a esta tendencia política en México. Apoyos económicos no le faltan, carecen de apoyo social.
Sin embargo, los descalabros de la derecha mexicana, le abre las puertas a la ultraderecha, integradas por quienes apoyaron una línea “conservadora”, que no les condujo a ninguna parte. Las derrotas electorales siempre radicalizan posturas, producto de la frustración. Claman venganza y no democracia, odio en lugar de legalidad.
El pragmatismo de los conservadores les indica que la ultraderecha puede ser la opción para resguardar sus intereses, se presenta como una alternativa, que si bien está en decadencia, concentra a los medios y el dinero como vestigios de la vieja era.
El apoyo social para la derecha y la ultraderecha no existe aún en México, por lo regular su poder surge de la desesperación social. Esta miseria ideológica se demostró en la concentración frente al INE del domingo 11 de agosto donde se reunieron apenas 500 personas, según los cálculos más optimistas.
Los resultados de este plantón mostraron a la sociedad lo lejos que está del poder la derecha. Distancia que no han logrado medir los líderes ni los cada día más despistados asistentes a este tipo de terapias.
Estos descalabros de la derecha moderada en México, crean vacíos políticos sin futuro, pero con muchos intereses de por medio, que pueden ser llenados por una ultraderecha que puede ser impulsada desde dentro y fuera de territorio nacional, para competir en las urnas, al mismo tiempo que plantee, medios poco ortodoxos para obtener el poder fuera de la democracia.
La Conferencia de Acción Política Conservadora, nacida en Estados Unidos, se lleva a cabo por segunda vez consecutiva en México, organizada nada menos que por Eduardo Verástegui, quien tiene como invitados a personajes más circenses que innovadores de la política.
Se organiza en territorio mexicano por dos razones fundamentales, apuntalar la candidatura de Trump y picar piedra entre la conciencia de los mexicanos para echar agua a su molino.
La Conferencia de Acción Política Conservadora, es encabezada por Matthew Aaron Schalapp, asistente adjunto y director político del presidente George W. Bush durante el primer mandato de Bush. Está casado con Mercedes Schlapp, ex directora de Comunicaciones Estratégicas de Trump.
En enero de 2023, un asistente alegó que Schlapp lo manoseó después de que Schlapp había estado bebiendo. La víctima presentó cargos por agresión y difamación . El demandante proporcionó registros de llamadas telefónicas y mensajes de texto contemporáneos sobre los reclamos.
Entre los intelectuales que darán a conocer sus brillantes puntos de vista sobre la política actual está Javier Milei, el tumbaburros, el hijo de Bolsonaro, René Bolio, aquel que invadió la embajada cubana en 2021, agrediendo al guardia de seguridad diciéndole “maricón”, “negro”, acompañado de Mariana Gómez del Campo y ahora asesor jurídico del partido Vida, que tiene su registro en Nuevo León, entre otras mentes brillantes de la decadencia. Los temas serán valores tradicionales, educación, política exterior, patria, soberanía, unidad, entre otros.
Seguramente habrá entre ellos algún venezolano partidario de la oposición, que denunciará mil cosas inexistentes en su país. Un evento para familias bien, pero no de bien, ya que el boleto más barato será de 4,500 pesos y 6 mil con derecho a cena.
Llama la atención que esta vez entre los ponentes no hay más que un empresario, Mario Rivera de Honduras, lo cual quiere decir, que están detrás y no con muy buenas intenciones.
La mayoría de los participantes son, en la práctica golpistas, y habrá que darle una lectura profunda a su próximo encuentro en un hotel de Polanco.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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