Ultraderecha fuera de las urnas

Si la ultraderecha tuviera presencia real en México, el Yunque no hubiera necesitado montarse en el PAN para sobrevivir, se hubiera lanzado solo como fuerza política y sería un partido, como sucede en otras naciones, principalmente en Europa. América Latina nunca ha sido un terreno fértil para la ultraderecha. El conocimiento de la historia de nuestro país es el mejor antídoto contra este regreso al pasado, aunque esta condición indispensable puede convertirse en confusión para definir dónde empieza la ultraderecha y terminan la derecha.

La ultraderecha en México tiene fuerza económica, mucho dinero en pocas manos, pero no potencial político ni social: de ahí que tenga la necesidad de colgarse de sus similares menos radicales, aunque no lejanos a sus preceptos anacrónicos. La historia de México muestra una constante lucha entre conservadores y liberales, donde, por lo regular, ganan estos últimos, aunque sea en apariencia. Esta lucha a lo largo de nuestra historia es similar a la que guarda el maniqueísmo entre malos y buenos.

El actor Eduardo Verástegui, quiso ser candidato independiente a la Presidencia de la República y acudió a ese bastión de la ultraderecha llamado Feria Internacional del Libro de Guadalajara, para recaudar firmas, le fue muy mal. Debió reunir, por lo menos, 25 mil 327 apoyos diarios, entre el 5 de diciembre del 2023 y el 6 de enero del 2024, para completar la cuota mínima de 961 mil 405 firmas de respaldo que le exige el INE para participar en los comicios del domingo 2 de junio del 2024. No lo logró.

El rechazo de los mexicanos hacia la ultraderecha es definitivo, a pesar de que también acudió el 12 de diciembre a la Basílica de Guadalupe, a recaudar firmas, pensando que ser católico implica ser fascista. Ante tal situación el actor pidió un plazo mayor al INE para reunir firmas, pero le fue negado, a lo que respondió molesto: “Habrá consecuencias”.

Javier Milei, presidente de Argentina de ultraderecha, estuvo en México en noviembre de 2022, al asistir a la reunión de la agrupación ultraderechista Conferencia Política de Acción Conservadora realizada en la Ciudad de México, donde estrechó la amistad de Eduardo Verástegui, anfitrión del evento.

Al conocer el triunfo de Javier Milei, Eduardo Verástegui se trasladó a Buenos Aires para regalarle una playera con la imagen de la Virgen de Guadalupe como señal de admiración al fascista recientemente ungido. La prensa siempre en subasta, trata de desacreditar a los liberales llamándole al gobierno de Milei ultraliberal, evitando el término ultraderechista y confundiendo a los legos en historia nacional.

Verástegui y Milei son muy similares a la hora de crear un proyecto político. Esta situación llegó a grado tal que el argentino exclamara que el actual gobierno de Argentina era el orgullo del Fondo Monetario Internacional. Ni quien lo dude.

El antecesor de Milei no sólo evitó en lo posible endeudarse más con el FMI sino renegociar la deuda. Éste pide prestado para que los ricos de su país tengan más dinero. Nadie quisiera imaginar el destino de México en manos de un personaje como Verástegui, quien al final de la precampaña lleva 1.5 en la intención del voto.

Las violaciones a la dignidad humana en Argentina seguirán, por lo menos mientras Milei está en el poder. La recuperación también tardará el tiempo que este sujeto esté en el gobierno. Desde luego que no será un año en llegar el equilibrio económico a ese país como anunció el flamante presidente ultraderechista, por lo menos 20 años, así que la migración de argentinos hacia el norte del continente y Europa seguirá engrosando los conflictos de migración en el continente.

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