Después de días de fuego cruzado entre Irán e Israel, ambos gobiernos confirmaron un alto al fuego. Aunque es una noticia que trae un respiro a la región y al mundo entero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió “colgarse la medalla” con un mensaje más grandilocuente que diplomático.
“Paz a través de la fuerza”, publicó Trump este lunes 23 de junio en sus redes, acompañado de una imagen que parecía más propaganda que mensaje de Estado. En su relato, el mandatario estadounidense aseguró que el acuerdo fue producto de su firmeza militar, y que gracias a ello se evitó una guerra de años que, según él, podría haber destruido todo Medio Oriente.
En su versión, Irán iniciaría el cese al fuego, seguido por Israel, para finalmente “anunciar la paz mundial” en 24 horas. “¡Que Dios bendiga a Israel, a Irán, a Estados Unidos y al mundo!”, exclamó con tono mesiánico.
Pero la realidad, como casi siempre con Trump, es más compleja. La propia cancillería iraní negó de inmediato haber pactado un acuerdo con EE.UU., señalando que su decisión de no responder con más ataques dependía exclusivamente del comportamiento israelí.
El alto al fuego sí ocurrió, y ya fue confirmado por ambos países. Pero no fue exactamente como lo narró Trump, ni tampoco resultado exclusivo de sus órdenes. Días antes, fue su administración quien ordenó bombardeos a instalaciones nucleares iraníes, desatando un conflicto que provocó protestas masivas en su propio país y la condena de la comunidad internacional.
Mientras el mandatario celebraba su “victoria” en redes, millones de personas en Estados Unidos salieron a las calles a protestar por la forma en que llevó a su nación a un conflicto innecesario. Lo que Trump califica como una “hazaña diplomática” es, en realidad, una paz frágil lograda tras una peligrosa escalada que él mismo ayudó a provocar.
La ironía es evidente: el mismo presidente que lanzó bombas habla ahora de paz. Sus seguidores más fieles lo celebran ciegamente, pero en contraste, líderes globales y ciudadanos comunes lo acusan de haber puesto en riesgo a millones con tal de inflar su imagen como “hombre fuerte”. ¿Habrá un complejo por ahí?
Trump no inventó la frase “paz a través de la fuerza”, aunque su equipo insista en adjudicársela. El lema, usado antes por Ronald Reagan y hasta por el emperador Adriano, no lo convierte en visionario. Mucho menos cuando detrás de sus palabras hay víctimas, tensión internacional y una guerra que casi estalla por su capricho.

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