Tomar decisiones con el estómago parece ser la poco inteligente estrategia del presidente de los EEUU, Donald Trump, pues después de hacer oficial la imposición de aranceles al acero y aluminio, sin excepciones contra todos los países productores. Ahora también estaría pensando en imponer una tasa de aranceles a los automóviles fabricados en México.
La lógica de Trump es revertir el efecto del libre comercio de la región, pues al imponer aranceles a los coches fabricados en plantas mexicanas, las compañías preferirían dejar de invertir en nuevas fabricas en territorio mexicano y volver a invertir en nuevas plantas pero ahora en territorio estadounidense.
En México están construyendo plantas de automóviles por todos lados para fabricar coches y venderlos en Estados Unidos. Yo les digo: ‘De ninguna manera, no van a hacer eso’. Vamos a imponer aranceles a esos autos, no queremos esos autos, podemos fabricarlos aquí mismo”, advirtió Trump.
Aunque todavía no ha sido específico sobre la tasa arancelaría que impondría a los carros mexicanos, durante su campaña Trump si amenazó con unas tasas absurdas, con tal de impedir que los estadounidenses sigan adquiriendo sus vehículos a fabricantes de México.
Todo lo que estoy haciendo es decir ‘pondré (una tasa del) 200 (%) o 500 (%), no me importa’. Pondré un número en el que no puedan vender ni un coche”, prometió Trump antes de ser electo presidente de los EEUU.
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