El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomó una decisión que podría agravar aún más la guerra comercial con Canadá al anunciar el aumento de los aranceles sobre el acero y el aluminio, que pasarán del 25% al 50%. La medida, que entrará en vigor el miércoles, ha generado preocupación tanto en el ámbito político como económico, afectando negativamente a los mercados financieros.
Trump justificó esta decisión como una respuesta a las recientes alzas en los precios de la electricidad que el gobierno de Ontario impuso a la energía exportada hacia Estados Unidos. En redes sociales, el mandatario explicó que estos costos afectan directamente a los consumidores estadounidenses, por lo que consideró necesario elevar las tarifas aduaneras.

Desde el inicio de su mandato, Trump ha sostenido una postura crítica hacia Canadá, ofreciendo diferentes razones para su enfoque agresivo. En el pasado, vinculó el arancel inicial del 25% con el presunto contrabando de fentanilo desde el país vecino. También expresó su descontento con los elevados impuestos que Canadá aplica a los productos lácteos importados, argumentando que perjudican a los agricultores estadounidenses. En medio de la polémica, llegó a sugerir en tono sarcástico que Canadá debería integrarse a Estados Unidos como una forma de resolver el conflicto, lo que provocó indignación entre los líderes canadienses.
El anuncio se realizó horas antes de que Trump ofreciera un discurso ante la Business Roundtable, una influyente asociación empresarial que, durante su campaña de 2024, apoyó sus propuestas de reducción de impuestos corporativos para fortalecer la industria manufacturera nacional. Sin embargo, la subida de aranceles ha generado preocupación sobre el impacto económico, especialmente porque se suma a los impuestos comerciales ya establecidos contra países como México y China, así como a posibles nuevos aranceles contra Europa y otros mercados estratégicos.
La reacción en los mercados financieros no se hizo esperar: el índice bursátil S&P 500 sufrió una caída del 2,7% el lunes y continuó a la baja un 0,4% el martes por la mañana. Esta situación ha puesto al presidente bajo presión para demostrar que su estrategia comercial impulsará la economía en lugar de llevarla a una recesión, una posibilidad que no descartó en una entrevista reciente.
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