Tristes guerrassi no es amor la empresa.Tristes. Tristes.
Miguel Hernández: Tristes guerras
“No hacen mella”, aseguró el presidente López Obrador en una mañanera reciente al referirse a los ofuscados esfuerzos y las marrulleras estrategias que emplea la derecha para darnos la impresión de que no se encuentra noqueada y en la lona esperando la cuenta de diez.
En efecto, no hacen mella los ardides y los amaños jurídicos que ocurren al interior de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, convertida hoy en el brazo judicial de la oposición tal como hasta hace poco el INE constituyó la facción electoral opositora.
Ejemplo de amaño judicial. Uno de esos épicos protectores en quienes descansa la salvaguarda de la legalidad –casi, casi un héroe de Homero- afirmó que “el día que la Constitución cambie o diga otras cosas haremos que esas otras cosas se cumplan, pero mientras no estén haremos que se cumplan las que están, a costa de lo que sea”. ¿A quién no se le saltan las lágrimas de emoción ante tan encendido discurso? A la fracción II del Artículo 127 constitucional pues opone a la bravuconada del camorrista su claro señalamiento de que “Ningún servidor público podrá recibir remuneración, (…) por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión, mayor a la establecida para el Presidente de la República (…)”. ¿Entonces? ¿No habíamos quedado en el respeto a la Constitución?
Tampoco mellan a la 4T la labor de los mandarines que opinan en medios, los lectores de noticias que pasan por periodistas, los académicos que no añaden nada a la ciencia conocida, o los intelectuales sin contacto con la realidad. Y para ejemplo de hipocresía intelectual con el de José Antonio Crespo es suficiente, porque ayer firma un libro titulado La democracia real explicada a niños y jóvenes (2004, Fondo de Cultura Económica, Colección Popular) y hoy postea en twitter su dolor ante el resultado de la encuesta donde se aprueba mayoritariamente al presidente López Obrador. ¿No habíamos quedado en el respeto a la democracia?
Y en poco y nada perjudican los resentidos y los insensibles sociales, los racistas y los clasistas que forman ese abigarrado mazacote cuya inteligencia subsidiaria orbita alrededor de consignas atroces y borderline: “el INE no se toca”, “la Corte no se toca”, “destitución de su cargo del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y otros funcionarios que incurrieron en desacato judicial y consignación por abuso de autoridad”.
De la poca eficacia de sus esfuerzos miserables y tenebrosos habla el alto porcentaje de aprobación a la gestión del Presidente (72.4% de la población quiere que AMLO continúe en la presidencia; señala encuesta https://www.capital21.cdmx.gob.mx/noticias/?p=24279), las vallas humanas que lo vitorean a su paso, o las gigantescas concentraciones que se reúnen en cuanto AMLO las convoca.Y sí, resultan irrelevantes en sus intenciones, pero estorban. Ni hablar.
Porque al fin los procesos sociales no son ni inmediatos ni sencillos, pero se cumplen inexorablemente. Ejemplos. La lucha de las sufragistas mexicanas comenzó en 1911 y sólo se alcanzó hasta 1953 (El largo camino al sufragio femenino en México https://coordinaciongenero.unam.mx/2022/10/sufragio-femenino-mexico/). Tardó cuarentaidós años, pero llegó.O la lucha de la izquierda, que tomó décadas para alcanzar una sociedad más justa e incluyó la creación de partidos políticos y de organizaciones obreras, campesinas y populares, además de la militante participación de personajes como Heberto Castillo, Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Benita Galeana o José Revueltas, apenas unos pocos nombres de una destacada constelación de luchadores sociales.
La SCJN seguirá tirando leyes votadas en el Congreso y repartiendo amparos a delincuentes como si fueran estampitas de la peregrinación al Señor del Saucito. Los periodistas que sobrevivan al próximo sexenio de la 4T, que inicia en 2024 y termina en 2030, añorarán los años idos de los sobrecitos amarillos, gordos como su ambición y repletos como su necesidad.
Los partidos políticos continuarán rebasados por sus ambiciones y lastrados por su falta de ideología y de vergüenza. La clase media, endurecida en su aspiracionismo y su clasismo, persistirá en su ensueño de sentirse diferente a los demás. Por eso no deben desanimar los constantes y burdos disparates de la oposición en contra del pueblo. Al contrario de lo que proponía Miguel Hernández, el poeta de la Guerra Civil española, las guerras de la oposición son tristes tristes porque el único amor que las anima es el amor al dinero. Triste triste motivación.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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