El domingo 13 de noviembre, la derecha mexicana apuntalada por los residuos de los aparatos burocráticos y clientelares del PRI y el PRD en la zona centro del país, organizaron con engaños y desinformación una marcha al Monumento a la Revolución para supuestamente defender al INE. Este ensayo del golpismo fue magnificado por los medios masivos convencionales como una “gran gesta ciudadana”, cuando en realidad la gente asistente fue convocada corporativamente en la mayoría de casos, bajo el discurso del clasismo y el odio, y también a punta de mentiras: “la reforma de AMLO va a desaparecer el INE”, “la reforma elimina la credencial de elector y AMLO te va a quitar tu INE”, “la reforma de AMLO busca su reelección indefinida”, y otras falacias más.
Además, bastaba ver el directorio de quienes encabezaron la marcha vergonzante para medir el talante de los potentados que estuvieron detrás; personajes desprestigiados, sin autoridad moral, política y ética como Vicente Fox, Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo, Jesús Ortega, Santiago Creel, “Alito” Moreno, Rubén Moreira, Margarita Zavala, Claudia Ruiz Massieu, Marko Cortés, José Narro, y un largo etcétera de personajes que en la vida han sido de todo menos demócratas.
Ante la estrategia ominosa de la reacción de distorsionar la realidad, usar la calumnia -como arma cotidiana del coro pagado de levantacejas-, e invertir millonarios recursos en una guerra sucia sin fin, nuestro presidente y dirigente de la transformación, Andrés Manuel López Obrador apela nuevamente a salir a las calles para expresarnos pacíficamente, y ejercer nuestro más efectivo derecho de réplica, para combatir a los poderes fácticos que quieren evitar que lo viejo termine de morir y lo nuevo acabe de nacer; es la hora del movimiento.
Como en 1991, cuando el dirigente social tabasqueño llegó en el Éxodo por la democracia desde Villahermosa hasta el Zócalo para dirigirse desde ahí por primera vez al pueblo organizado contra el fraude electoral en Tabasco; como en 1995, en defensa de los indígenas y campesinos que vieron sus tierras contaminadas por PEMEX; como en 1998, contra el FOBAPROA que endeudó a generaciones de mexicanos para salvar a los banqueros corruptos; como en el 2000, para defender el registro que las autoridades electorales querían negar a AMLO para contender para la jefatura de gobierno del D.F.; como en 2005, cuando la más grande marcha del silencio de la historia paralizó la Nación contra el desafuero de López Obrador; como en 2006, cuando el fraude electoral nos robó la presidencia de la República; como en 2008, contra la privatización de PEMEX que fue el roblo del siglo; como en 2018 para ganar el poder ejecutivo e iniciar la Cuarta Transformación de México; como en todos esos momentos culminantes de la lucha popular, este 2022 ante la amenaza golpista, retomemos juntos las posibilidades de movilizarnos; porque hoy la respuesta está en el movimiento.
El presidente Andrés Manuel López Obrador nos ha convocado el domingo 27 de noviembre a las 9:00 horas, del Ángel de la Independencia al Zócalo, para la legítima defensa de la transformación del país. El obradorismo ha llenado el Zócalo unas 50 veces, sin el favor y generalmente a la contra de los medios convencionales de comunicación; lo volveremos a hacer, para que la prensa cuente, y cuente bien.
Volveremos a encontramos, a mirarnos, a remitir a la fraternidad, a buscar lo mejor de nosotros, anteponer el amor al pueblo y al prójimo. El movimiento, ante la diatriba de odio de los voceros del conservadurismo. ¿No fueron ya presidentes de México Fox, Calderón y compañía? ¿No tuvieron ya el poder y solo evidenciaron su incompetencia para resolver los problemas de la gente? ¿Quiénes son los que quieren perpetuarse en el poder sino ellos que ya tuvieron su oportunidad?
Como escribió Martí Batres: “El movimiento es la unión de muchas personas para la acción transformadora de su realidad social. Cada quien saca lo mejor de sí y vive un despertar propio, que contagia y suscita el despertar de los demás. Surge así un modo de pensar y sentir diferente. La persona se predispone a dar. Cada quien quiere dar antes que recibir. Le importa la alegría del otro. Está dispuesta al sacrificio, a caminar sin descansar, a no comer, a no dormir. Y se maravilla por el inmenso poder que tienen todos juntos. Es la magia que produce el propósito colectivo de rehacer el mundo. El movimiento tiene una mística, una pureza en sus fines, un ideal. En el movimiento la gente no solo adquiere conciencia de su fuerza, sino que transforma su conciencia.”
Sabemos que la movilización de la derecha se funda no en la defensa de la democracia, que pisotearon como sistema neoliberal durante décadas, sino en la defensa de los privilegios para unos cuantos; sabemos que en realidad marcharon por la repulsión que les genera que un hombre que es pueblo y representa al pueblo esté en la presidencia de México; que uno de los nuestros, los de abajo, a los que siempre miraron con sus obtusos lentes clasistas y racistas ahora encabece el cambio de la vida pública, y que las mayorías seamos sujetos de nuestro propio destino.
Vamos a volver a salir a las calles, a ocupar de esperanza y espíritu transformador el corazón de México; ha dicho AMLO: cuando necesitemos fortalecer nuestras convicciones, emulemos a Benito Juárez que decía: “que el enemigo nos venza o nos robe, si tal es nuestro destino; pero nosotros no debemos legalizar un atentado entregándole voluntariamente lo que nos exige por la fuerza”. En legítima defensa de la Cuarta Transformación de México, sin falta el 27. La razón nos asiste.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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