Tragedias ha habido muchas en nuestro país; muchos hemos sido testigos directa o indirectamente del sufrimiento de nuestros hermanos damnificados.
Podemos asegurar que no hay comparación en los proyectos y planes de ayuda, salvamento y reconstrucción de las zonas siniestradas, implementados por actual gobierno federal y la indolencia, abandono y rapiña de los anteriores gobiernos.
Los neoliberales siempre abúlicos se han convertido ahora en las “hermanitas de la caridad y la vela perpetua; intentan convencernos que se pueden quitar el velo de odio y mostrar su inexistente benevolencia.
Están ahora tan dispuestos a donar y cobijar a los damnificados que hasta “conmueven”. Si su magnanimidad es inimitable, por qué prevaleció la negligencia, la apatía y el gandallismo en cada suceso trágico ocurrido durante el Salinato?
Por qué abandonaron al pueblo en desgracia, dejándolo a la deriva, en medio del dolor, de la muerte, de la desesperanza?
Cruentas catástrofes ocurrieron antes del actual gobierno y en cada una, sin excepción, los afectados padecieron no solo la tragedia, sino el posterior abandono y displicencia de los gobernantes, aumentando con ello el número de muertos, desaparecidos, niños huérfanos, ancianos sin techo, de gente con frío, hambre, sed, enfermedad y aflicción; pero para el gobierno, el pueblo siempre fue invisible; no importaron sus casas, ni su llanto, ni sus palabras suplicantes.
Las tragedias traían consigo grandes cargas de bondad; donativos que jamas llegaron a las manos de las víctimas. Aviones repletos de ayuda que humanos generosos reunieron y enviaron para mitigar los males de la gente.
Millones de pesos que los gobiernos estatales y el federal tomaban del erario con el pretexto del hambre y frío de los niños del huracán, explosión, deslave, etc., pero fue mayor dolor y mas miseria lo único que entregaron los neoliberales a los afectados por las tragedias.
Hoy, no les creemos! Cuando nos dicen con sus sonrisas hipócritas que ellos son los buenos y el presidente el incapaz, el mentiroso, el ladrón; no les creemos cuando nos dicen que AMLO no actuó ante el siniestro de Acapulco. Porque todo lo que expresan es contrario a la realidad.
Hoy todos sabemos que cuando sucede un desastre, hay un hombre con “corazón de oro”; astuto, decidido y con la suficiente fuerza para soportar en sus hombros el dolor de todos los damnificados; AMLO es incapaz de abandonar al afligido.
Se ha probado en cada siniestro ocurrido en todos los puntos del país durante su mandato. Moviliza gente, dicta certeras y responsables indicaciones, amortigua con cuantiosos recursos el inmediato aplacamiento de la situación.
La prensa y los opositores podrán gritar lo que su odio les aconseje, pero el 70% de mexicanos sabemos la verdad: Que México no está solo; que Acapulco no está olvidado.
Mientras esté AMLO, los damnificados tendrán alivio y paz en sus familias. La reconstrucción de Acapulco, está en marcha!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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