En marzo de 2025, Tulsi Gabbard, directora de la Inteligencia Nacional de EE.UU., aseguró que Irán no estaba construyendo un arma nuclear. También afirmó que el Líder Supremo, el ayatolá Ali Khamenei, no había autorizado la reanudación del programa nuclear que se suspendió en 2003. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente en solo unos meses.

Desde el 12 de junio de 2025, Israel lanzó una serie de ataques aéreos significativos contra instalaciones nucleares iraníes. Estos ataques tienen como objetivo “degradar, destruir y eliminar” la amenaza del programa nuclear iraní. Las ofensivas se dirigieron principalmente a centros de enriquecimiento de uranio, incluidos los sitios de Natanz y Esfahan. Israel justifica estas acciones al afirmar que Irán ha avanzado en su capacidad para desarrollar armas nucleares, constituyendo así una amenaza inminente para su seguridad.
Las tensiones aumentaron cuando Irán respondió a los ataques con misiles y drones, lo que inició un intercambio de fuego que ha escalado la violencia en la región. El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que las operaciones continuarían hasta neutralizar la amenaza nuclear de Irán. Por su parte, el gobierno de EE.UU. se ha distanciado de las acciones israelíes, aclarando que no estuvo involucrado en los ataques.
La comunidad de inteligencia de EE.UU. mantiene que Irán no está fabricando un arma nuclear, aunque sus reservas de uranio enriquecido están en niveles récord para un país sin armas nucleares. Gabbard subrayó que, a pesar de la expansión de estas reservas, Irán no ha tomado medidas concretas para producir un arma nuclear.
Este cambio en la postura de EE.UU. y el aumento de la actividad militar en la región reflejan la complejidad del programa nuclear iraní y sus implicaciones para la seguridad regional. La comunidad internacional está atenta a estos desarrollos, ya que podrían tener repercusiones significativas en la estabilidad del Medio Oriente.

Comentarios