El pragmatismo se puede definir como la verdad que funciona desde nuestra limitada forma de experimentar la realidad, y por lo mismo rechaza la existencia de verdades absolutas. Además sostiene que las ideas son provisionales y están sujetas al cambio. Esta corriente filosófica evita todo prejuicio y considera relevante la relación entre utilidad y practicidad.
Aplicando esta definición a la política que el partido Morena ha llevado a cabo desde que pasó de movimiento a partido por ahí del 2016, se traduce en una falta de compromiso, convicción y principios. Ello da como resultado que el eje central de su forma de ganar elecciones implique una falta de claridad ideológica; un peligro para la consolidación de la Cuarta Transformación y un riesgo de que el plan C no se materialice porque como dice el Presidente López Obrador, el Pueblo ya está muy despierto y de ninguna manera volvería a votar por los mismos corruptos del prianprd pero ahora disfrazados de color guinda.
Pero parece que la dirigencia de Morena no ve ni oye el reclamo del sector de la población que lo llevó al triunfo y continúan por todo el país las alianzas formales e informales, institucionales y personales, con partidos, sindicatos y políticos algunos de ellos ideológicamente distantes, históricamente enemigos, delincuentes bajo procesos legales y hasta personajes ligados con el narco. Todo a nombre de sumar capitales políticos a lo que anhelan sea una “aplanadora electoral”.
A raíz de estas alianzas y su pragmatismo del “sea quien sea”, ya a Morena no se le puede ubicar claramente como un partido de izquierda. Más bien parece que la principal preocupación de la cúpula (sabemos, impuesta por el INE) es la de atraer a un mayor número de electores colgándose de la figura de Andrés Manuel López Obrador y de viejas prácticas priistas como discursos vacíos y acarreos. ¿Dónde quedaron la Esperanza de México ó los políticos nuevos y diferentes de un fuerte compromiso ideológico de izquierdas?
En el portal de noticias Sin Embargo Mx la periodista Daniela Barragán escribió que en la lista de aspirantes a candidaturas por Morena de este año están María del Carmen Salinas, quien es cercana a los hermanos Monreal y Juan Carlos Hank (empresario de casinos), hijo de Carlos Hank Ron. “La primera aspira a ser Diputada federal de Zacatecas y el segundo, Senador de Baja California por parte del partido familiar, el Encuentro Social (PES) en alianza con Morena.”
Continúa Daniela: “Otros nombres (en la lista de aspirantes a candidatos de Morena) están relacionados con la ultraderecha, como es el caso de Sasil de León quien ha colaborado en los proyectos de Eduardo Verástegui y la actual Alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia, quien arrastra el caso de su reunión con Celso Ortega Jiménez, alias “El Ardillo Mayor”, líder del grupo criminal Los Ardillos… Ella tiene una carpeta de investigación en su contra que está en manos de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Guerrero.”
Con este tipo de candidatas y candidatos me parece que para las elecciones del 2030 habremos perdido el rumbo y Morena será otro PRIAN engañando a los menos informados a través de colgarse de la figura de Andrés Manuel, de discursos demagógicos y un pragmatismo sin ideología de izquierda que obviamente no le dará fiel continuidad a todo el excelente trabajo que hizo el prócer de Macuspana.
Continuará…
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