Ayer, mediante un comunicado, el Poder Judicial Federal (PFJ) reprochó las manifestaciones del 18 de marzo frente a las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en contra de la ministra Norma Piña, quien preside el máximo tribunal.
Para el PJF, se trató de una manifestación de violencia y odio. Para otros, fue un acto de libertad de expresión mediante el cual se hizo sentir el descontento ciudadano ante algunas decisiones polémicas que se han tomado por algunos tribunales federales.
Con tal panorama, se ha generado una situación de inconmensurables, es decir, de un diálogo entre sordos. Pero también de incertidumbre; de sospecha.
Y es que, tras la llegada a la presidencia de Norma Piña, el PJF ha dejado de tener interacción social; algo que con Arturo Zaldívar comenzó a tener forma.
Hoy, el PJF ha regresado a aquellos tiempos en que los senderos de la justicia social y la justicia formal no se cruzan, sino que son simples espectadores; uno del otro.
Así, por ende, no extraña que el PJF emita un comunicado y rechace las manifestaciones en contra. Empero, que no promueva ninguna instancia para acercarse a la gente y explique por qué sus determinaciones son adecuadas, con el fin de aclarar las cosas y no generar mayor incertidumbre.
Fuera de eso, lo que se hace es cerrar las opciones. Siendo así, el PJF no se muestra empático y solo clasifica la exigencia social como violencia y discurso de odio, sin tomarse la molestia de analizar de por qué la reacción ciudadana se expresa de esa forma.
No existe autocrítica. Para el sector judicial, la justicia formalista se justifica mediante procesos correctos, pero no entiende que para el sector social esa justificación carece de valor.
Para los ciudadanos, los jueces federales no van en ton de la justicia social. Por tanto, a su entender, existen razones de sospecha en el actuar del PJF; para ellos, no es casualidad que ante la llegada de Norma Piña a la presidencia de la SCJN, la impartición de justicia ha cambiado.
Una forma de entender estas acciones, por ejemplo, es con aquella expresión del ejecutivo federal: «el pueblo se cansa de tanta pinche tranza» ¿No será que el mismo PJF ha provocado un escenario que alimente la sospecha de los ciudadanos?
Ningún poder de la unión está exento de cometer errores, y quizá sea momento para que el PJF sea autocrítico y analice si sus últimas decisiones, polémicas para el orden social, merecen una revisión.
A falta de lo anterior, entender la exigencia social, seguirá siendo algo extraño para el PJF, pues no es empático con los ciudadanos, lo cual muestra, nuevamente, que es un poder ajeno a la gente.
Ahora, esto no debe entenderse como una justificación a la violencia ni a los discursos de odio. Por supuesto, esto no es deseable. No obstante, mientras el PJF sea omiso a la exigencia social, seguirá habiendo más manifestaciones con el mismo tono.
Lejos de procurar la inconmensurabilidad con los ciudadanos, el PFJ debe idear mecanismos que le permitan acercarse a la gente y mostrar mayor transparencia en su toma de decisiones. Ello permitirá que las sospechas disminuyan; que son muchas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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