Después de la histórica jornada política del sábado donde se conmemoró en un mitin en el zócalo de la CDMX el 85 aniversario de la expropiación petrolera, con la presencia de más de medio millón de personas y con un presidente dictando un histórico y radical discurso, es que realizamos las siguientes líneas con mucha reflexión y motivación.
Mismo proceso
Imposible no ponerse “chinita” la piel al estar rodeado de tantas personas con las cuales se ha construido este movimiento por la democracia del país y por el beneficio de las mayorías. Imposible no experimentar muchas emociones al ver cómo se desarrollaba la manifestación que era una verdadera fiesta nacional.
Cómo no imaginar la misma estampa de 1938 con la plancha del zócalo llena de la clase trabajadora aglutinada en apoyo a la expropiación petrolera. Similitudes que el tiempo parecía conectar no solo por la fecha sino también por el proceso histórico que parece muy similar al de esos años con sus claros matices.
Entender que se están viviendo tiempos históricos y que antes como hoy se construye una patria para los más desfavorecidos, que son el centro de nuestro proyecto y que por eso luchamos, por la dignidad del pueblo de México. Que aunque se vivieron muchas derrotas en esos 85 años, hemos tenido la voluntad y el coraje de levantarnos y vencer, porque eso estamos haciendo, venciendo a la oligarquía como en esos años.
La defensa de la soberanía
Herederos de la lucha histórica del pueblo de México, tomando esa batuta y esa enorme responsabilidad estamos ahora fortaleciendo a Petróleos Mexicanos y a la Comisión Federal de Electricidad, que a su vez esto conlleva impedir los abusos de empresas extranjeras que a través de la reforma energética buscaban privatizar todos nuestros recursos.
Más aún, se dieron pasos de gigante cuando se tomó la decisión de nacionalizar el litio. Sí, uno de los recursos naturales más importantes en el campo de la energía mundial ahora es de las y los mexicanos. Cobra mayor relevancia cuando se tiene certeza de que los yacimientos de litio son muy grandes en nuestro país y que ayudarán a la transición energética con enfoque ambiental saludable.
Y todo esto, se ha realizado a pesar de las presiones y candados que han hecho muchos de los actores políticos más importantes del vecino país incómodo del norte. Si no se tuviera al presidente que tenemos con el respaldo popular mayoritario, no se podría realizar la defensa de nuestra soberanía, qué bueno que es así y que en el pueblo de México priva nuestra dignidad.
Construir el país que queremos
Todo lo transitado, desde hace 85 años (claramente también de más atrás) hasta ahora en la lucha por la soberanía nacional se ha hecho como dijo el presidente “sin medias tintas”, “sin zigzaguear” siempre del lado de la izquierda política donde el bienestar mayoritario es parte de nuestros principios fundamentales.
Terminamos este escrito con las partes finales que mi presidente dijo en su discurso: “pero lo más importante es que desde aquí, desde este zócalo, corazón político y cultural de México, les recordamos a esos políticos hipócritas e irresponsables, que México es un país independiente y libre, no una colonia ni un protectorado de Estados Unidos, y que podrán amenazarnos con cometer cualquier atropello, pero jamás, jamás permitiremos que violen nuestra soberanía y pisoteen la dignidad de nuestra patria.
¡Cooperación sí, sometimiento, no!
¡Intervencionismo, no!
¡Oligarquía, no!
¡Corrupción, no!
¡Clasismo, no!
¡Racismo, no!
¡Libertad, sí!
¡Democracia, sí!
¡Honestidad, sí!
¡Justicia social, sí!
¡Igualdad, sí!
¡Soberanía, sí!
¡Viva la expropiación petrolera!
¡Vivan los trabajadores y técnicos, de antes y de ahora, de la industria petrolera nacional!
¡Viva el general Lázaro Cárdenas del Río!
¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”
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