La seguridad en México continúa siendo uno de los principales desafíos para el gobierno, y la nueva administración de Claudia Sheinbaum no es ajena a esta realidad. Al asumir el poder, Sheinbaum enfrenta la necesidad de preservar y fortalecer los logros alcanzados durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, mientras introduce innovaciones que se adapten a los complejos retos de seguridad actuales. Su estrategia, aunque mantiene la continuidad en algunos aspectos fundamentales, plantea elementos clave para construir un México más seguro. Entre ellos destacan la atención a las causas estructurales de la violencia, la consolidación de una Guardia Nacional con enfoque civil, y un impulso decidido hacia la modernización tecnológica e inteligencia, con la creación del Sistema Único de Inteligencia como uno de sus componentes más innovadores.
El eje de la política de seguridad de Sheinbaum, al igual que en la administración anterior, sigue siendo el combate a las causas estructurales de la criminalidad. Sin embargo, su visión trae consigo un enfoque más focalizado y evaluable. Programas como Jóvenes Construyendo el Futuro y Sembrando Vida continúan siendo parte fundamental de la estrategia, pero Sheinbaum ha subrayado la necesidad de mejorar su eficacia y ajustarlos a las realidades regionales.
A diferencia de la administración de López Obrador, que aplicó estos programas de manera más generalizada, Sheinbaum propone un enfoque más selectivo, enfocado en las comunidades más afectadas por el crimen organizado. Asimismo, se ha comprometido a establecer mecanismos de seguimiento que permitan evaluar su impacto en tiempo real, garantizando que los recursos realmente lleguen a quienes más los necesitan. Esta visión más precisa y dirigida busca generar mejores resultados a largo plazo, mientras se mantienen los principios de justicia social que caracterizan estos programas.
Uno de los elementos más controversiales en la administración de López Obrador fue el creciente papel de las fuerzas armadas en la seguridad pública, lo que generó críticas sobre la posible militarización del país. En este contexto, Sheinbaum ha prometido consolidar la Guardia Nacional (GN) como una pieza clave en la estrategia de seguridad, pero bajo un enfoque más civil y con un respeto claro a los derechos humanos.
La Guardia Nacional continuará operando en coordinación con las fuerzas armadas, pero la administración de Sheinbaum busca que su presencia en las calles no implique un desplazamiento de las fuerzas civiles de seguridad. Por el contrario, uno de sus compromisos es fortalecer las policías locales para que puedan asumir mayores responsabilidades en el control territorial y la prevención del delito. Este énfasis en el reforzamiento de las instituciones civiles es un paso hacia la desmilitarización gradual de la seguridad pública, con la meta de que, a largo plazo, las policías locales puedan operar de manera independiente en muchas zonas del país.
Uno de los aspectos más destacables y novedosos en la estrategia de Sheinbaum es la apuesta por la modernización tecnológica y el uso de la inteligencia para mejorar la efectividad de las políticas de seguridad. En este marco, se destaca la creación del Sistema Único de Inteligencia, una plataforma de coordinación interinstitucional que permitirá centralizar la información de todas las agencias de seguridad en un único sistema. Este enfoque promete mejorar la capacidad del Estado para anticiparse a las actividades del crimen organizado mediante el uso de tecnologías como big data, análisis predictivo y una mayor coordinación entre agencias.
Este sistema no sólo centralizará la información de inteligencia, sino que también se enfocará en la prevención. A través de la integración de datos de distintas fuentes federales, estatales y municipales, el gobierno podrá diseñar estrategias preventivas más precisas y actuar con mayor rapidez frente a situaciones de riesgo. En comparación con el gobierno anterior, que también utilizó herramientas de inteligencia, Sheinbaum propone una estructura más cohesionada y moderna, donde las tecnologías avanzadas juegan un papel central para optimizar la toma de decisiones.
La estrategia de Sheinbaum ofrece una visión integral que combina la continuidad de algunas políticas con una propuesta de innovación y modernización. Su enfoque en la atención a las causas estructurales del crimen se fortalece con programas sociales que ahora estarán mejor diseñados para impactar en las zonas más vulnerables. La consolidación de la Guardia Nacional, aunque todavía bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional, se hace con un claro compromiso hacia el fortalecimiento de las fuerzas civiles y la protección de los derechos humanos. Y, sin duda, la modernización tecnológica y la creación del Sistema Único de Inteligencia representan un cambio de paradigma que puede marcar un antes y un después en la lucha contra el crimen en México.
El reto para Sheinbaum, como siempre, será implementar estas políticas con éxito, manteniendo la coordinación interinstitucional y asegurándose de que la tecnología e inteligencia se usen de manera eficaz y ética. México enfrenta una situación compleja, y aunque no hay soluciones fáciles, la combinación de prevención social, consolidación de instituciones civiles y un uso inteligente de la tecnología ofrece un camino viable hacia una seguridad más justa, moderna y eficiente.
- La columnista, Mariuma Munira Vadillo Bravo, es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales, Subdirectora Ejecutiva en la Unidad de Desarrollo Regional y Bienestar Social del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ex Secretaria de la Mujer Oaxaqueña. Puedes contactarla en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira.
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