Sheinbaum gana el debate y gana la democracia

El debate presidencial despertó un buen grado de interés en los mexicanos y dejó dos cosas claras: el triunfo indiscutible de Sheinbaum sobre sus contrincantes y el pésimo trabajo del Instituto Nacional Electoral en el diseño del formato al que se suman las pifias técnicas que estuvieron presentes durante todo el ejercicio. 

Pero sin afán de soslayar en la ineficiencia del formato, el punto que más se debe destacar es el reflejo que trajo consigo el ejercicio democrático y que muestra lo que ha sido la oposición durante el largo transitar de la contienda: una oposición débil, carente de propuestas y empeñada en construir señalamientos a partir de calumnias sin ton ni son. Como era de esperarse, los promotores de Xóchitl Gálvez lanzarían toda una campaña en redes para aparentar un supuesto “triunfo” que a todas luces solo existe y que en su necesidad de salvar el barco, no les deja más remedio que admitir el fracaso aunque traten de disimularlo con narrativas por demás absurdas como esa que pretende señalar a Sheinbaum como arrogante y soberbia. Sin embargo el resultado del encuentro no deja espacio a la sorpresa, era evidente que al momento de debatir, Gálvez no podría salir airosa dado que sus limitaciones son por demás evidentes. Así que la estrategia no podría más que encaminarse a las acusaciones y a la vileza de (muy propia del panismo) de lucrar con tragedias como la línea 12 o la propia pandemia.

Pero lo verdaderamente importante para el post debate es sin duda la imagen que se genera en los millones de espectadores que siguieron el encuentro y que no son precisamente los identificados como militantes o simpatizantes de algún partido o coalición en especial, sino de aquellos que se van identificando cada día más con la vida democrática y el acontecer político nacional pues hoy cuentan con mayores elementos para identificar qué representa cada uno de los contendientes. Por esa razón gana Sheinbaum el debate, de lo que insistimos, no quedaba duda pero al mismo tiempo gana la democracia. Y gana la democracia porque los ciudadanos indecisos en ir a votar en las próximas elecciones, seguramente saldrán a votar por alguno de los dos proyectos visiblemente contrarios; pero decimos los dos proyectos porque quien pudo tener una oportunidad para incrementar su visibilidad en esta contienda, o sea Maynez de Movimiento Ciudadano, terminó por caricaturizar su personalidad aun y cuando en el arranque de su participación no estuvo tan mal. Así que el equipo de Dante Delgado, tendrá que allanarse a los distritos electorales donde tiene una presencia probada y terminará por dejar de lado las aspiraciones presidenciales, qué dicho sea de paso, no existieron nunca ni en los más apacibles sueños de Dante.

Ganó Sheinbaum, ganó la democracia y solo es cuestión de tiempo para ver a la Doctora como la primer presidenta de este país.

PD

Como a millones de mexicanos nos indigna la acción criminal del gobierno ecuatoriano, atropello nunca antes visto y que exige la condena internacional y señalamientos ejemplares de cualquiera que se diga demócrata en cualquier parte del mundo. Pero si bien causa indignación el actuar del gobierno de Ecuador, más indigno es que existan personajes mexicanos que celebren dichos actos, pero al fin Lily Téllez, ¿Qué se podía esperar?

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