Mejor oportunidad no hubiera podido ocurrir para que la presidenta Claudia Sheinbaum realizara su primer viaje internacional y tuviera la ocasión de presentarse siendo la primera mandataria de nuestro país. La reunión cumbre de los países miembros del G-20 efectivamente resultó el foro idóneo para que los líderes de las principales economías del mundo escucharan la perspectiva mexicana acerca de la lucha contra el hambre y la pobreza que hoy padecen cientos de millones de habitantes del planeta.
En cuanto a su participación, la presidenta tuvo dos intervenciones. Refirámonos a la primera de ellas. En el evento inaugural, llamó la atención acerca del sinsentido que representa el crecimiento del gasto militar de los últimos dos años, el cual superó por tres al crecimiento económico mundial. Las cifras son impactantes: 2.4 billones de dólares cuando existen más de 700 millones de personas que viven en pobreza extrema. El propio presidente Lula, al iniciar la cumbre, cuestionó que eso ocurra cuando los diez mayores millonarios poseen más riqueza que el 40% de los más pobres de la humanidad.
En un sentido, poco usual en la formalidad de los discursos oficiales, Sheinbaum con orgullo refirió su llegada a la presidencia junto a las campesinas, migrantes, obreras, profesionistas; también acompañada de madres, abuelas, hijas, nietas. Y por supuesto, refirió su origen de lucha contra la represión, el autoritarismo, por la justicia social y la democracia. Provengo de un grandioso pueblo que decidió fundar por la vía pacífica, una nueva historia para mi patria.
Hizo referencia a la grandeza de nuestras culturas milenarias y a la fecunda historia forjada por heroínas y héroes nacionales que forjaron un país libre independiente y soberano. Mencionó al pensamiento del Humanismo Mexicano y al modelo de la Economía Moral esenciales para dejar atrás el dogma de que el mercado lo era todo.
Citó datos relativos a los resultados de la Prosperidad Compartida que resumió con el principio Por el bien de todos, primero los pobres. Comparó a México con los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en todos los indicadores comentados México cuenta con niveles destacados: menos deuda, menor tasa de desempleo, aumento en el salario mínimo a más del doble en 6 años. Récord histórico de Inversión Extranjera Directa y reservas en el Banco de México. Destacó el clima de democracia, libertades y pluralidad que existe en nuestro país.
Sabemos que estas cumbres producen escasos resultados ya que los países miembros, así como los participantes, aprueban solo acuerdos de carácter general, los cuales son revisados y consensuados incluso días antes de la participación de jefas, jefes de Estado y de Gobierno. Sin embargo, resultan también un escaparate para incluir temas en la agenda internacional e inclusive identificar aliados cuya visión de proyecto resulta coincidente.
En el foro del G-20 se confrontaron dos visiones o proyectos. Por un lado, la perspectiva guerrerista favorable al creciente gasto militar para continuar activos los frentes de guerra y la otra, una visión constructiva, de vida, de paz con proyectos que contribuyan a atender las necesidades de las mayorías en pobreza extrema en todos los continentes del planeta.
Este contexto es en el que la presidenta presentó el ambicioso programa integral de Sembrando Vida para llevarse a cabo el mayor esfuerzo de reforestación mundial. Para ello, se requiere de un fondo integrado con el 1% del gasto militar, con lo cual podría liberarse alrededor de 24 mil millones de dólares al año; lo que significa, indicó Sheinbaum, 12 veces lo destinado por México a apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que han reforestado 15 millones de hectáreas. En términos comparativos esa superficie equivaldría a 4 veces la de Dinamarca o la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos. Con ello ayudaríamos a mitigar el calentamiento global, restauraríamos el tejido social ayudando a las comunidades a salir de la pobreza.
En su segunda pieza discursiva, la presidenta habló de la reforma a la gobernanza internacional en los momentos de crisis por los que atraviesa el orden internacional ante las guerras en diversas zonas del mundo. Cuestionó al multilateralismo, integrado esencialmente por el sistema de las Naciones Unidas, por haber perdido fuerza y carecer de respuestas en el accionar de las instituciones internacionales. Afirmó que el G20 tiene la capacidad de contribuir para avanzar hacia una reforma de la gobernanza global más representativa, inclusiva y transparente, eficiente, democrática, eficaz y responsable.
Recordó la propuesta presentada por México en el año 2023 relacionada con la reforma al Consejo de Seguridad de la ONU, para ampliar el número de los espacios reservados por continentes a África, América Latina, el Caribe, y los pequeños Estados Insulares. Con ese esquema pudiese haber mayor inclusión, se fortalecería el reconocimiento de la igualdad entre las naciones y se abriría una verdadera posibilidad de alcanzar caminos conducentes a la paz.
En el ámbito nacional, destacó tres reformas constitucionales realizadas durante los primeros días de su presidencia: la elección por voto popular de las y los representantes del poder judicial; la reforma constitucional para reconocer la igualdad sustantiva de las mujeres, incluida una vida libre de violencia, la desaparición de la brecha salarial y la paridad en todos los ámbitos de la vida política, así como el reconocimiento pleno como sujetos de derecho a los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos.
Pidió elevar los principios de la inclusión y la democracia a todos los ámbitos de la vida pública, sustentados en las memorables frases de Abraham Lincoln y Benito Juárez: El poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y Todo por la razón y el derecho, nada por la fuerza, respectivamente.
Cerró con un esperanzador párrafo: Construyamos una paz duradera, dejando fuera cualquier forma de discriminación; y elevemos la inclusión, la libertad y la democracia a los mayores ámbitos para construir paz que alcance al progreso sustentable con justicia.
Si revisamos detenidamente los planteamientos hechos por nuestra primera mandataria encontraremos reflexiones históricas profundas, principios de lucha popular hechos realidad, significativos resultados obtenidos con la transformación iniciada en 2018 y propuestas basadas en el derecho que tienen todas las naciones del mundo a su soberanía e independencia, pero también a que la población del planeta no siga sometida a la hambruna y a la pobreza.
Finalmente, cabe destacar los acuerdos alcanzados en La Declaración de Río de Janeiro entre los que destaca el gravamen a los multimillonarios, la transición energética, el apoyo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tendrá lugar en 2025 en Belém, Brasil, y las soluciones a los desafíos globales, con un enfoque en el crecimiento sostenible y la lucha contra la pobreza. Estos son los compromisos centrales de la histórica declaración, publicada el lunes 18 de noviembre. El consenso de todos los países miembros, a temas inéditos en el foro, es la marca de la presidencia brasileña y sin duda de la contribución de países como México que lograron la identificación de sus posturas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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