La necrofilia de los panistas no les permite avanzar para seguir adelante en la vida política. Luego de obsesionarse con los muertos de la Línea 12 por muchos años, luego aumentar arbitrariamente el número de muertes de las víctimas de la pandemia, ahora se va con los muertos ilustres a los que da la extrema unción la ira arrancada de la ira.
Llevan varias semanas anunciando la muerte de la democracia, de la Justicia, del Estados de derecho, de la república. Parecieran especialistas en enfermedades terminales, autorizados para declarar oficialmente la muerte de los enfermos.
El poder Judicial, la democracia, el país, la Republica, en realidad estaban enfermos pero no reconocen su franca mejoría. Ellos deben seguir declarando gravedad hasta en la óptima salud, para seguir vivos.
Así como un médico se aferra a los pagos de los familiares del paciente, que perdería a la hora que lo da de alta, así los panistas y la oposición en general, insiste en que murieron quienes gozan ahora de buena salud, después de años de padecer la grave enfermedad que los mantenía casi en coma.
Hay hospitales actualmente, los más caros y lujosos, que tardan más de lo debido para dar de alta a los enfermos, saben que un día más de pago al hospital mantiene contentos a los dueños del negocio y aseguran su chamba, así sucede con los opositores, quienes necesitan, con urgencia, un enterrador pero para sus siglas y sus pálidos colores, para sus líderes que políticamente han pasado a mejor vida.
La evidente inclinación a la necrofilia de esa oposición lacerada por traumas de derrotas electorales continuas, le impide ver su propia patología, que le impide pensar, y hace muy evidente que están afectados a tal grado que pierden la noción de la realidad y aventuran públicamente juicios que los coloca en el umbral del manicomio.
El domingo 20 de julio, se llevó a cabo el Consejo Nacional de Morena y, por motivos de un viaje o por lo que fuera, Andrés Manuel López Beltrán no asistió a dicho evento, por lo que algunos necrófilos del PAN, señalaron que era a causa de la muerte de su padre, Andrés Manuel López Obrador.
Días antes de esa reunión, se ausentó el senador Adán Augusto López Hernández, desaparición asociada a un problema de seguridad en el estado de Tabasco, donde fue gobernador, al no estar ante los medios, la oposición adelantó que se había suicidado.
La alcaldesa de Cuauhtémoc desaloja a dos personajes como si fueran hombres en calidad de calle como intentando expulsarlos de la historia de América Latina por considerar que su muerte no debe ser motivo de homenaje, esto acusa miedo, incluso terror a estas dos personas que son enemigos de la derecha, que Alessandra Rojo representa a satisfacción. El retiro de dos figuras de metal, es el mejor ejemplo de ver en los muertos una amenaza. Así como hay quien ve una invitación a la sexualidad en los cadáveres hay quienes temen que esos muertos cobren vida y prefieren fundir el metal que les da forma, antes que seguir viendo sus rostros metálicos mirando hacia el futuro.
Recientemente se le otorga a la necrofilia únicamente el significado sexual, pero se extiende a todo objeto inanimado por el que se tenga una obsesiva admiración, cariño o dependencia.
La crueldad es una expresión necrofílica, la obsesión por lo material, el amor desenfrenado a los automóviles, la pasión por los presidentes que parecen zombis, con cabello anaranjado, dientes filosos y prominentes.
El canibalismo del hombre como lobo del hombre, tiene en la derecha una herencia ancestral opresiva que le otorga el orden adecuado y preciso de las diferencias sociales.
La derecha en México considera que la muerte, los muertos les dan vida, como si fuesen vampiros que roban hasta la última gota de sangre a los cadáveres, de cuya muerte se alienta responsabilizando a sus contrarios a quienes, de todo lo malo que en el mundo sucede, nadie dudaría que querrán asesinar a más de uno de sus adversaros quemarlos en el zócalo probablemente.
La derecha añorando el pasado, basando su estrategia política en muertos, amenazando de muerte, nostálgicos por la represión, la represión es matar lentamente al próximo y los privilegios que son los extremos de una misma soga, cómplices de las desapariciones, socios de las matanzas de obreros, campesinos y estudiantes, quieren borrar de su memoria que les queda poco de vida y su legado está en archivo muerto.

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