Una manera de identificar lo que es la «vieja política» es, precisamente, «decir una cosa, y hacer otra»; lo que en nuestro idioma se conoce como la locución de «donde dije digo, digo Diego».
Esto se ha convertido ya en un signo característico de la actual administración de Samuel García, pues su discurso no cuadra con sus actos, y así como dice una cosa, dice otra. Lejos de corregir y aceptar el error, se niega que haya habido tal, o que se interpretó mal el mensaje.
Por ejemplo, esta semana pasada el nuevo problema en la entidad fue con los transportistas, quienes subieron sus tarifas de 12 a 15 pesos, de manera unilateral, y, por tal motivo, el gobernador los calificó de «gandallas», «canallas» y otros adjetivos.
No obstante, su opinión hace unos meses era otra: «donde dije digo, digo Diego», pues el mes de marzo pasado, comunicaba que era rotundamente falso que iba a ver un incremento de tarifas en el transporte; principalmente en el metro. Meses después, se anuncia el aumento al servicio de metro (en junio).
En ese sentido, también fue unilateral la decisión del gobierno respecto a que sus unidades de transporte (ruta exprés) tengan una tarifa de 15 pesos; igualmente, su decisión de subir la tarifa del metro de la ciudad, la cual va de 4.50 a 5.50, con un aumento gradual de 10 centavos por mes, hasta llegar a los 11 pesos.
Tarifas que quizá sean lo adecuado, pero que no dejan de verse como un engaño al ciudadano, pues «donde dije digo, digo Diego»: primero se niega, y al final se ejecuta como si nunca se hubiera tocado el tema.
Igualmente, ante los casos de inseguridad en el estado y los reclamos ciudadanos, enfatizaba que a él no le corresponde atender esa situación, pues no es el encargado de la fiscalía. Sin embargo, «donde dije digo, digo Diego», meses atrás se colgaba la medalla sobre la detención del exgobernador Jaime Rodríguez Calderón (“El Bronco”), como si él fuese el fiscal general del estado y que todo haya sido gracias a él.
Luego, ante esta última crisis con los transportistas, pasó lo mismo, ya que amenazó a algunos choferes de rutas con «abrirles una carpeta de investigación»; detalle que, en efecto, no le corresponde. No obstante que el problema de la seguridad también es su responsabilidad, aunque afirme que no, pues «donde dije digo, digo Diego».
Y así como estos casos, es posible extenderse sobre otros temas importantes, como el agua, impuestos nuevos, subsidios, e incluso con lo que es la revocación de mandato, la cual exigía hace unos meses, pero ahora repudia.
En algún momento, Samuel García, ahora gobernador, tuvo una postura de crítica en estos temas, los cuales ahora avala, evita o niega. No hace falta más que recordar su campaña electoral del año pasado, y darse cuenta: «donde dije digo, digo Diego».
Al final de cuentas, vivimos la misma «vieja política» de siempre, que, al caso, el discurso del “nuevo Nuevo León”, también es un caso de «donde dije digo, digo Diego».
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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