El PRI reprimió a los estudiantes en 1968, en 1971, en 1999-2000, y en otros diversos y lamentables episodios de la historia negra del autoritarismo; después, durante “la docena trágica”, periodo que describe los dos sexenios mal gobernados por el PAN, los jóvenes fueron etiquetados desde el poder como Ninis “Ni trabajan, ni estudian” porque así les decían con sorna y cinismo precisamente aquellos funcionarios del neoliberalismo que tendrían que haberse responsabilizado de generar políticas públicas para que ocurriera justo lo contrario, y para que los chavos tuvieran acceso a educación y empleo, y no padecieran como único camino engrosar las filas de la delincuencia, que se enraizó en aquellos ominosos años del 2000 al 2012.
Aún con el grave antecedente de abandonar a los jóvenes a su suerte -que caracterizó los oscuros tiempos de cuando el PRIAN detentó el poder-, los conservadores todavía se atreven hoy día a destilar su habitual racismo, clasismo y elitismo para descalificar el derecho de los jóvenes a la alegría, la felicidad, al desmadre, la música, la cultura y la contracultura y el gozo en los espacios públicos. Ahora resulta que además de excluir a generaciones enteras de un futuro digno, son los reaccionarios ya los nuevos “censores”, los guardianes de “buenas costumbres” en las que la derecha siempre esconde y anida su doble discurso y doble moral, “que nacos los que escuchan a Rosalía”, vierten en cadenas de troles y odio exhibiendo una vez más su incomprensión e intolerancia las voces del viejo régimen.
Los caminos eficaces para la atención integral de los jóvenes desde una nueva mirada que no los reprima ni los excluya, ha sido una de las tareas más arduas y complejas para la Cuarta Transformación; para desplegarlas se han compartido premisas esenciales como el respeto a las libertades, el rechazo a todo tipo de represión, las becas para que ningún joven deje de estudiar por razones económicas, la ampliación de oferta educativa gratuita y de calidad a nivel superior, la construcción de nuevas universidades, y cosa no menor, la consolidación del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro que hoy alcanza los 2 millones 491 mil 419 beneficiarios, de los cuales 1 millón 438 mil 245 son mujeres, como una política social encaminada a cubrir el déficit generado durante el neoliberalismo con el sector.
Entre sus contribuciones sociales el Programa Jóvenes Construyendo el Futuro establece en sus reglas de operación que:
- Para su cumplimento el programa otorga a los jóvenes aprendices: vinculación con un centro de trabajo para recibir capacitación en el trabajo, beca económica y seguridad social, apoyos que están integrados en un componente único.
- La forma de operar del programa es completamente en línea a través de una plataforma digital que alberga el seguimiento de todos los procesos de éste. Dicha plataforma es el repositorio de toda la información y es el vínculo de comunicación entre el programa con los beneficiarios y centros de trabajo participantes.
- El pago de la beca es transferido directamente a los jóvenes aprendices, sin la intervención de ningún intermediario (funcionario, “coyote”, centro de trabajo, etc.), además, llegando los recursos (pago de la beca) sin cobro de comisiones a través de una tarjeta bancaria a su nombre.
- Al concluir su capacitación, los aprendices egresados reciben una constancia de capacitación en la que se describen las habilidades técnicas desarrolladas con la capacitación recibida durante su participación en el programa. También, al concluir su capacitación, los egresados cuentan con la orientación y vinculación a diversos mecanismos que les apoyan para continuar con su vida productiva, a través de la estrategia denominada Mes 13.
En la 4aT se respetan los asuntos de la juventud en sus diversas formas, expresiones, gustos y libertades, es decir se hacen valer los derechos de los jóvenes; a su vez se atiende el fondo de las problemáticas sociales y económicas en que está inmersa la juventud, con políticas y programas enfocados a sumarlos a un empleo digno y al acceso a la educación como motor de su propia transformación. Este es el caso de Jóvenes Construyendo el Futuro.
La derecha no comprende la magnitud cultural y social de una reunión pacífica, festiva y esperanzadora de casi 200 mil jóvenes en el Zócalo de México y sus inmediaciones, quizá tampoco saben que la interprete estudió en la Escuela Superior de Música de Cataluña, y mucho menos comprenden porque desde el corazón de la Patria, Rosalía compartió “La llorona”. Nunca más el olvido, nunca más la represión de nuestros jóvenes.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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