El 12 de diciembre del 2019, se desató la crisis médica que vendría a cambiar a la humanidad para siempre, la pandemia de Covid-19, causada por el nuevo coronavirus SARS CoV 2, en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia Hubei, China. Los primeros casos comenzaron desde diciembre en la ciudad china de Wuhan, según los investigadores científicos, este virus surgió de un mercado de mariscos de esta ciudad, donde comerciaban ilegalmente con animales salvajes para tenerlos de mascota o para comerlos.
Después de un periodo de incubación de catorce días, los síntomas se presentan como los de un resfriado común, como escalofríos, dolor muscular, fiebre alta, tos seca y secreción nasal. Puede provocar la muerte, pero solo en pacientes con un bajo sistema inmunológico. Ante la preocupante multiplicación de casos fuera del continente asiático, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la alarma de pandemia el 11 de marzo del 2020. ¿Cómo México resistió esta crisis médica con un sistema de salud desmontado por el neoliberalismo? ¿Por qué no hay grandes luchas sociales por el derecho a la salud?
México respondió a la pandemia, el 23 de marzo del 2020 la Secretaría de Saludo implementó la Jornada Nacional de Sana Distancia, tras darse a conocer los primeros casos importados de Covid-19. El objetivo de esta jornada, era tratar de disminuir los casos, los cuales crecerían con el paso de los días. Las actividades no esenciales se suspendieron, es decir, aquellas que no afectan las actividades sustantivas de una organización pública, social o privada; las clases en escuelas de educación básica y superior se suspendieron; los eventos masivos se cancelaron; la población evitó las aglomeraciones; y lo más importante quedarse en casa.
Por otro lado, el Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, titular de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, de la Secretaría de Salud, reunió a un equipo de médicos como el Dr. José Luis Alomía y el Dr. Ricardo Cortés Alcalá que le pusieron rostro a la lucha contra la pandemia y mantuvieron informada a la población mexicana con medidas que permitieron combatirla: lavarse las manos con agua y con jabón por lo menos 20 segundos, usar el cubrebocas en caso de presentar una enfermedad respiratoria, no auto medicarse si presentaban síntomas, no tocarse la cara, ojos y nariz. Y puedo destacar un importante logro del CONACYT, el desarrollo de dos ventiladores Gätsi (“suspiro” en lengua otomí) y Ehécatl 4T (“dios del viento” en náhuatl). Se fabricaron 1,000 para atender a más de 6,300 pacientes mexicanos en riesgo por Covid-19 en 81 hospitales públicos del país.
Desde marzo del 2020 hasta junio del 2021, se llevaron a cabo conferencias vespertinas informando a la población sobre el avance de la enfermedad, los progresos médicos y sobre todo resistir innumerables ataques por parte de los medios de comunicación tradicionales.
Tras la crisis del capital global durante los años 80, el neoliberalismo abrió el sector salud a la iniciativa privada con una serie de reformas estructurales que descentralizaron la Secretaría de Salud. El Estado no solo dejó de impulsar el crecimiento económico y la creación de empleos, sino que incumplió con su responsabilidad social de garantizar el bienestar de los mexicanos. Una de sus principales manifestaciones fue el abandono y la falta de equidad en el acceso a los servicios de salud. Como resultado, proliferación de clínicas y hospitales privados de todas las categorías, los establecimientos públicos quedaron a merced del saqueo de la corrupción; el imposible acceso a las terapias y tratamientos por no estar afiliados a alguna institución social.
“La mejor política de salud no son los hospitales ni los medicamentos, sino que la gente tenga un estado de bienestar”. Así comentó el Dr. Alejandro Svarch, comisionado de la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios), en la más reciente emisión del Chamuco Tv. Desde el inicio de la administración del presidente López Obrador, trabaja sin descanso para efectuar acciones necesarias para garantizar atención médica de calidad en instituciones como el IMSS, ISSSTE e INSABI y que los medicamentos sean bienes sociales, no mercancías. En otras palabras, garantizar que la salud sea un derecho por el estado y no un privilegio. Porque si solo un grupo tiene acceso a la salud, entonces no es de todos.
Así pues, el Gobierno de México en conjunto con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, busca fortalecer el ejercicio de la medicina y la partería tradicional con el fin de aumentar el acceso a la salud. Es decir, promover e impulsar el acceso de los pueblos indígenas y afrodescendientes del país a los servicios de salud con pertenencia cultural, lingüística y de género, sin discriminación alguna. Los conocimientos médicos ancestrales se han difundido mediante un aprendizaje teórico, practico por medio de la observación y experimentación. Y gracias a ello, la humanidad ha logrado sobrevivir y enfrentar lo que ha amenazado la integridad física, emocional, y espiritual del ser humano.
A pesar de los intentos de los medios de comunicación que politizaron la crisis médica y desinformando, el trabajo del sector de salud de la 4T por resistir una pandemia y garantizar el acceso gratuito al servicio médico, una tarea que no ha sido sencilla. Porque la pandemia cambio drásticamente la vida cotidiana de muchas familias mexicanas, familiares, amigos y compañeros que sucumbieron ante esta enfermedad y dejando en el público las precauciones de salud necesarias para evitar su propagación.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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