Como cada año se reúnen líderes, políticos, empresarios, periodistas, personalidades y gente destacada de los medios en el Foro Económico de Davos Suiza para pensar el mundo desde un enfoque occidental.
En este Foro se deciden, en grandes líneas, las directrices que a nivel de políticas públicas deben seguir los “gobiernos democráticos” para, en teoría, mantener y preservar el orden mundial. A su vez, se genera mucha información confiable y útil para la toma de decisiones, tales como reportes y análisis para empresas y gobiernos, y uno de los más importantes es el Reporte de Riesgos. Dicho reporte dictamina por orden de importancia y posible ocurrencia cuáles son los riesgos a los que se enfrente la humanidad y, a partir de ello, generar estrategias para revertirlos, o impedir que sus estragos sean muy altos en caso de ocurrencia.
A continuación, un breve análisis de lo que, según los expertos del Foro, se estima que son los dos principales riesgos para 2023:
– Crisis de abastecimiento de energía: y no podía ser de otra manera. La ruptura entre el bloque occidental con Rusia trajo un sinnúmero de consecuencias a nivel de sanciones e intercambio comercial, pero lo más relevante es que los países dependientes del petróleo y gas ruso (Europa, mayormente) ha impactado de forma negativa en las economías de la Eurozona, porque el suministro ahora es más irregular, más caro, más lejano y más incierto. Se sabe que las reservas son suficientes para el invierno de este año, pero se trabaja contra reloj para desarrollar la infraestructura necesaria para almacenar y procesar gas licuado, es decir, aquel que sustituirá al cercano y barato gas ruso.
Lección de oro para América Latina y todos los países con recursos naturales propios: nunca fue más importante extraer, procesar y comercializar de forma independiente recursos energéticos tan estratégicos como el gas y el petróleo. Los verdaderos estrategas toman decisiones con miras a la soberanía energética. En México, durante el periodo neoliberal se extraía petróleo y se compraban gasolinas en el extranjero. Afortunadamente, el proyecto de gobierno actual apunta en dirección opuesta: producir solo lo que se necesita para consumo interno, procesarlo todo en México e ir transitando lo más rápido posible a energías renovables, que son el futuro, pero uno muy distante todavía.
-Crisis del costo de vida: fenómenos como la gentrificación y encarecimiento de viviendas en ciudades capitales a partir de la implementación del trabajo y la liberación de restricciones para que ciudadanos de otros países con poder adquisitivo más alto poblen lugares más baratos y asequibles fuera de su país, han obligado a un perfil de clase media a salir de las ciudades para buscar vivienda en provincias, lo cual ha contribuido a encarecer lugares que antes no lo eran tanto, y que incluso no están tan desarrollados o no cuentan con todos los servicios. Este fenómeno de expulsión de las grandes ciudades cobra relevancia porque se conjuga con dos problemas coyunturales más: pérdida del poder adquisitivo de los salarios e inflación. ¿Qué hay que hacer a nivel de gobierno y políticas públicas? Pues buscar la redistribución a toda costa priorizando sectores más vulnerables, además de poner restricciones necesarias para cuidar y preservar el espacio propio.
Los habitantes de pueblos en México ponen ejemplo de esto con su forma de organización a través de usos y costumbres: se cuida quién compra y quién vende terrenos, no se le da agua a cualquiera que no tenga lazos con la comunidad y que sepa la importancia de la vida comunitaria; y sobre todo, no se permite que cualquier empresa se plante con el pretexto de generar empleos, porque ante todo, se vigila qué produce, qué residuos genera, cuánta agua utiliza y qué beneficios y perjuicios puede traer a la comunidad. ¿Cuál es la clave para que este modelo local de gestión funcione? Pues la transparencia, honestidad y amor de sus líderes a la comunidad. A nivel de país debería actuarse de igual manera y no como se hizo durante el periodo neoliberal.
En dicho periodo se proponía inversión a toda costa sin importar si solo era de tipo extractivista y a costa de la seguridad de los trabajadores, saqueando comunidades y sometiendo a autoridades locales; trabajo a toda costa sin importar que hubiera sueldos de miseria porque se quería que la ventaja competitiva de México fuera el costo, atropellando la dignidad del pueblo mexicano y generando resentimiento por las cada vez evidente e injusta distribución de la riqueza; y números macroeconómicos altos como inversión y PIB a toda costa, sin vigilar que ese crecimiento sea de calidad y peor, que se concentre solo en unas cuantas manos.
Ante los retos y riesgos que representa 2023, los gobiernos deben actuar ante todo con humanismo y nacionalismo, y entender que el bienestar va más allá de indicadores macroeconómicos. Hoy más que nunca se necesitan gobiernos que vean por los más pobres, por los más necesitados, por la distribución de la riqueza, por la inversión de calidad, por sueldos dignos y por la soberanía energética y alimentaria.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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