Dámaso López Serrano, conocido como “El Mini Lic”, fue detenido nuevamente el pasado jueves 12 de diciembre en el estado de Virginia, Estados Unidos, acusado de tráfico de fentanilo. La reaprehensión fue confirmada por el periodista Luis Chaparro, quien citó fuentes del Buró Federal de Investigación (FBI).
López Serrano, hijo de Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”, cumplió previamente una condena reducida de casi cinco años gracias a su colaboración con las autoridades estadounidenses, tras entregarse voluntariamente en 2017. Había quedado en libertad condicional en 2022, pero su presunta implicación en actividades relacionadas con el tráfico de fentanilo puso fin a su estatus de libertad supervisada.
De testigo colaborador a nuevo acusado
Durante su proceso judicial inicial, “El Mini Lic” se convirtió en un testigo clave para el gobierno de Estados Unidos al proporcionar información sobre las operaciones del Cártel de Sinaloa, organización criminal a la que perteneció. Sin embargo, Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la DEA, señaló que su reciente participación en el tráfico de fentanilo invalidaría su utilidad como testigo en futuros juicios, incluyendo el caso contra Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes históricos del cártel.
Vigil también destacó que esta reaprehensión podría complicar aún más la situación legal de López Serrano, quien enfrenta acusaciones adicionales en México por su presunta vinculación con el asesinato del periodista Javier Valdez, ocurrido en 2017. Por este crimen, la Fiscalía General de la República (FGR) emitió una orden de aprehensión en su contra en 2020.
Traición y peligro de muerte
Luis Chaparro y Mike Vigil coincidieron en que, de ser deportado a México, “El Mini Lic” estaría enfrentando un futuro incierto y sumamente peligroso. Dentro del Cártel de Sinaloa, es considerado un traidor por su cooperación con el gobierno estadounidense, lo que podría convertirlo en objetivo de represalias mortales.
En Estados Unidos, López Serrano había intentado mantenerse en un perfil bajo tras su liberación, pero su reaprehensión confirma que regresó al mundo criminal. Además, su fama en redes sociales, donde supuestamente exhibía armas de lujo, animales exóticos y drogas en una cuenta de Instagram, contribuyó a moldear la imagen de un narcotraficante ostentoso, una figura contradictoria frente a su rol como colaborador de justicia.
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