En el contexto de la marcha de respaldo al INE, apelando a la objetividad le pregunté a varios personajes, cuantos asistentes calculaban que habrían asistido. La respuesta que recibí me extrañó, tanto de un bando como de otro y con desánimo debo manifestar que ni uno ni otro se acerca para nada a la realidad.
Verdaderamente me resulta por demás absurdo que las versiones o “la guerra de cifras” no solo sea tan dispar, sino que además parezca lo realmente importante. Me desanima porque no comprendo la razón de aferrarse a reducir el éxito o fracaso de la marcha a los números, sobre todo cuando en ambos lados, estos números sean fantasiosos por decir lo menos.
Para empezar no se puede tapar el sol con un dedo, la marcha evidentemente fue copiosa a pesar de las voces que auguraban un fracaso, pero esas mismas voces se rehusaron desde antes de la marcha a preveer que la participación sería considerable pues los organizadores contaban con suficientes recursos para garantizar el aforo. Por eso insisto en que el tema de fondo no son los números sino los efectos y consecuencias de la movilización. O sea, ¿Quién gana, quien pierde y qué sigue?
Respondo a este cuestionamiento con una aseveración que para muchos parecerá una locura: el ganador de esta nutrida movilización es López Obrador y expondré mis razones que al tiempo, quizá puedan encontrar razón.
- Nadie rechaza el derecho a la libre manifestación. Los manifestantes no encontraron un solo elemento que obstaculizara su tránsito como sí sucedió en las grandes movilizaciones de colectivos democráticos desde hace décadas.
- Es legítimo el acarreo de asistentes como mecanismo para hacerlos llegar, sin embargo, poca fue la sociedad que se organizó para asistir a un reclamo que les parece genuino, más bien prevaleció la operación de los grupos de la oposición. No discutiré lo auténtico de la movilización, pero lejos está de parecerse a movilizaciones como la de 1988, 1994 o 2006.
- La consigna de “el INE no se toca” construye una narrativa vacía que no discute los puntos de la reforma, se opone pero no propone. Es más, no hace referencia a un solo punto de la reforma planteada por el ejecutivo.
- En una dictadura es impensable la falta de fuerza pública para inhibir la asistencia o reprimir la marcha, ¿Dónde está la dictadura de AMLO entonces? Algunos dirán que incidió en la Comisión Ambiental, pero eso es una falacia.
Es López Obrador el principal beneficiado de esta movilización, demostró que la única manera que puede encontrar la oposición para hacerle frente, es mediante el derroche de recursos y no en el debate de las ideas. Demostró que a la clase política que dañó a este país, les faltan liderazgos con verdadero respaldo ciudadano como el que si posee el tabasqueño. No solo eso, deja en evidencia que el aglutinamiento de fuerzas disímbolas a las que poco les interesa la democracia o el INE, únicamente los une el odio hacia el tabasqueño por arrebatarles el poder.
Sin embargo, los simpatizantes de López Obrador, lejos de mantener la narrativa del fracaso de la marcha, lo que deberían de hacer, es optar por la autocrítica y celebrar que haya sido una afluencia considerable, pues en una democracia como la nuestra que hoy enfrenta el debate entre la continuidad o el regreso al pasado, lo necesario es enaltecer la garantía de expresarse libremente, se esté de acuerdo o no con las motivaciones. De hecho, paradójicamente, a más asistentes, más elementos tiene AMLO para legitimar su gobierno, pues hubiera resultado catastrófico cualquier acto de represión por mínimo que fuera. Ojo, la descalificación hacia la marcha tampoco es precisamente sana, lo que se reprocha son las motivaciones de los convocantes y estas para nada tienen que ver con el INE.
En lo personal me manifiesto a favor de la reforma, pues el INE ha carecido de lo que en esencia le dio vida. Ugalde y Lorenzo Córdova no son para nada garantes de la imparcialidad y la certeza con la que debe conducirse el Instituto, ni Woldenberg lo fue aunque ha sido lo menos “peorsito” pero no se trata de reducir los problemas del Instituto a los personajes, se trata de revisar la actuación y lo que debiera ser más importante: que realmente responda a lo que necesita el país, un instituto garante de la democracia bajo sus principios rectores.
Por cierto, un buen ejercicio para los que dicen defender al INE, sería que consultaran la opinión de los titulares de los Organismos Públicos Locales de los Estados acerca de la reforma. Actualmente los OPL lejos están de ser autónomos, sin excepción, se encuentran sometidos al INE de diversas formas, una de ellas es la abultada nómina engrosada por asesores “recomendados” de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. Para muestra varios de los consejeros y asesores del IECDMX.
Con esta marcha ganó López Obrador y no, no se trata de una filia, sino de una valoración que trata de ir más allá de las visiones reduccionistas que creen que lo importante fue el aforo, dejando de lado lo realmente importante que es el efecto. La reforma avanzará evidentemente con modificaciones y quizá sean mínimas, pero al final de cuentas, nuevamente AMLO declarará el resultado (sea cual fuere) como necesario y de beneficio para la democracia y como un logro de su gobierno.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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