“Soy un pedazo de tierra que vale la pena…” así dice uno de los versos de la canción Latinoamérica de Calle 13, sencillo del disco Entren los que quieran que vio la luz en el 2011. Desde ese año han salido diversas versiones, una de ellas interpretada en la celebración del 15 de septiembre del año pasado por Lila Downs en el Zócalo de la Ciudad de México.
En estas semanas se han dado una serie de controversias sobre la Cumbre de las Américas que se celebró del 6 al 10 junio. Al respecto el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en la independencia y soberanía de los países y la necesidad de incluirlos en las tomas de decisiones que les conciernen. Más allá de estos temas, me gustaría reflexionar sobre la experiencia de estar en el continente.
¿Alguien les ha preguntado qué se siente ser americano? Si nos planteamos responder será un tanto extraño sentirnos parte de un continente en donde existe la idea, justificada o no, impuesta o no, de que no somos iguales. Cada país tiene sus costumbres, su comida tradicional, hasta su propio acento o idioma; quizá no parezca que tengamos mucho que ver unos con otros. Sobre todo, entre el norte y todo lo demás que llamaremos de forma genérica el sur.
Además de eso, vivimos la constante competencia entre unos países y otros, que se expresa más en el juego de pelota tan popular a nivel global y que tiene torneos todo el tiempo. Pero esto no es exclusivo de América, en todos los continentes existe una idea de que los originarios de un país o de otro son mejores, más guapos, más inteligentes, más hábiles, con mejor economía, en fin, para el caso saben a lo que me refiero, los ejemplos los tiene cada uno.
La idea de ser americano nos es ajena, desde México y hasta el extremo del continente, porque los habitantes del norte se han apropiado de la denominación de origen. Hace algunos días Superholly, en su cuenta de Facebook ha publicado un video sobre el hecho de que Estados Unidos no tiene nombre, el gentilicio no existe, por lo que se denominan americanos. Casi nos podría parecer una situación crítica que no existiera un momento creativo o un criterio de unión para darle sentido a esa nación que les permitiera colocar una designación territorial común. Si lo pensamos bien, los estadounidenses terminaríamos siendo también los mexicanos, aunque tendríamos un lindo apellido.
¿Cómo sentirnos parte de ese pedazo de tierra que vale la pena? Podemos comenzar con derrocar la idea de colonización primero de Europa sobre américa del sur y después de Estados Unidos, que más que formar parte de un imperialismo cultural. Esto habrá de hacerse desde la persona, desde nosotros mismos porque sí somos americanos y no somos colonia de nadie. Requerimos comenzar a sentirnos parte de este espacio geográfico sin importar tonos de piel, origen o situación migratoria. Pues para muchos no hay elementos que nos acerquen a otros países dentro del territorio, quizá podemos comenzar por un paso pequeño, no sentir rechazo, aceptar que también formamos parte de la región, de norte a sur, que también Canadá tiene su dotación de segregación.
Tarea compleja pretender que las personas comencemos a tener la sensación de pertenecer al continente. ¿Cómo reconstruir una identidad que nos permita reapropiarnos el espacio que tenemos? No como una propiedad, sino responsabilizándonos de las decisiones que tomamos en común. La invitación es dejar de lado los estereotipos, muchos de ellos extraídos de prejuicios o convertidos en ellos, y comencemos a pensar ¿qué significa ser americano? ¿Qué queremos colocar dentro de esa acepción? Finalmente, ¿cómo encaminarnos a dotar estos significados de realidad con nuestras acciones? Mi propuesta sería tomar los más altos valores de nuestros pueblos, de cada uno, sin distinguir países, regiones, estados o grupos sociales, y actuemos siguiéndolas como metas. Recordando siempre que un ser humano no nace siéndolo, se hace de forma dinámica e interactiva con su mundo social.
Así como Calle 13 recoge lo que Latinoamérica es y lo coloca en un conjunto de sonidos y silencios rítmicos; hagamos de cada uno la melodía que armonice lo mejor de cada espacio americano que hayamos vivido para volver a darle significado a esta tierra que nos une. Sin separaciones, sin extrañezas, sin distinguir norte y sur, sino reconstruyendo la unidad, donde cada uno sea la representación de todo lo que somos como región, grande, trabajadora, soñadora.
Seamos una utopía andando, no como aquello imposible, sino como una meta hacia donde tenemos que fijar nuestra meta personal, porque esa es nuestra responsabilidad como constructores de una sociedad. Ojalá que nuestra conjunción de generaciones siempre vea la mejor versión de nosotros. He aquí la posibilidad de transformación, comenzar por uno para que impacte en nuestro entorno y hacerlo más grato de habitar. Hagamos que esta tierra valga la pena siempre.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios