La frase “todo depende del cristal con que se mire” bien puede ser utilizada en este tema de la sobrerrepresentación que ha generado un debate interesante entre las fuerzas políticas del país y los “analistas políticos” que vienen apareciendo a diario desde que López Obrador alcanzó la presidencia de la República. La cuestión aquí es simple y poco margen de discusión habría sin tan solo nos remitiéramos a lo fundamental, es decir, a lo que está plasmado en la Constitución Política y no a la necesidad del bloque opositor de hacerse de más curules como la única vía para poder regatearle a la Cuarta Transformación el dichoso plan C por el que realmente votó la ciudadanía.
Y es que en realidad estamos frente a la máxima aquella de “de lo perdido lo hallado” que le queda al PRI y al PAN para ponerle un colchón a la estrepitosa caída que les dejó el pasado proceso electoral, así que, si alguien espera que se vayan con su golpe, así como así, pues no. Esta y otras andanadas se convierten en sus últimos recursos, les asista o no la razón pues el chiste es ver de que cuero alcanzan a sacar aunque sea alguna correa.
Pero en realidad, el tema de la sobrerrepresentación, si se observa a detalle, parece que no se encuentra realmente en MORENA, dado que su contundente victoria en los distritos de mayoría, deja plena constancia de ser una determinación de la voluntad popular y no en sí una estrategia del partido guinda para hacerse de una representación mayor. Observándolo desde ese cristal, los partidos de oposición tendrían la obligación de reconocer que fueron castigados en extremo por los electores y quizá sea hora de escuchar las voces autocríticas internas por muy pocas que sean, aunque en estos casos, a esas voces no se les puede dejar de criticar, siendo que aparecen con retraso y, como siempre, acabando los procesos. Tal vez si el resultado no fuera tan contundente como ya se mencionó, esas mismas voces guardarían el silencio complaciente que garantizan beneficios, pero resta credibilidad como ahora.
Sin embargo, hay otro cristal para mirar la sobrerrepresentación. Si bien el sistema actual basado en las reformas electorales de 1977 (con sus modificaciones subsecuentes) pretendía garantizar la presencia de minorías en el Congreso frente a la hegemonía del PRI, en realidad no era otra cosa que una simulación disfrazada de apertura democrática y de poco o nada servía, dado que bastaba con usar la aplanadora legislativa para acabar con cualquier buena intención de un diputado emanado de la oposición. Pero hoy es todo lo contrario y se debe en gran medida al momento histórico por el que atraviesa el país a partir del cambio real de gobierno. Se cuenta con una sociedad más informada, con una democracia que empieza su etapa de consolidación y, sobre todo, con un cambio significativo en la cultura política del país que hoy optó por elegir a una mujer como presidenta de la nación.
Por eso pareciera que el problema de la sobrerrepresentación no parece estar de lado de MORENA ¡sino que se encuentra exactamente en el lado contrario! Quienes hoy están tratando de sobrerrepresentarse en el Congreso de la Unión realmente son el PAN y el PRI, en virtud de que aspiran a obtener más diputados de los tienen derecho, ese derecho que les da la votación por un lado y por el otro, la legislación que ellos mismos aprobaron y que han usado para su cobijo. Así que son ellos quienes patalean todo lo que pueden con tal de sobrerrepresentarse y desoír la voluntad popular; pero si dudas quedan, tan simple como se dijo al principio: remitámonos a la ley para que no quede duda ni de la legalidad ni de la legitimidad de cómo habrá de conformarse la nueva legislatura.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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