Para Fernando Valenzuela.
El mejor pitcher de México en la historia del béisbol de Ligas Mayores
El pasado 22 de octubre, Fernando “El Toro” Valenzuela falleció a los 63 años de edad a tan solo tres días de iniciar la Serie Mundial entre los Dodgers de los Ángeles y los Yankees de Nueva York. “Bueno, es el beisbolista más importante en la historia de nuestro país, Fernando Valenzuela. Hay otros, Beto Ávila y otros muy buenos, pero Fernando es excepcional; es lo mejor, es el mejor pícher en toda la historia del país. Y nos dio mucho gusto el que se haya retirado su número 34”. Es un homenaje a una gran figura. Creo que debería estar en el Salón de la Fama, nada más que ahí sus cosas, pero se lo merece, hay juegos de Fernando que todavía se siguen recordando. Un gran beisbolista” fueron las declaraciones del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina del 17 de agosto del 2023 después que los Dodgers retiraran oficialmente el número 34, desde ese entonces ese número cuelga en lo alto de Dodger Stadium.
En esta ocasión, me pareció oportuno escribir una columna sobre el béisbol, no solo para rendir tributo al jugador oriundo de Etchohuaquila, Sonora. Porque me parece oportuno dejar constancia escrita de lo que el llamado Rey de los Deportes puede ofrecer a todos, sin distinción de nacionalidad, religión o posición social.
En los albores del siglo XX, la práctica de este deporte fue tan popular entre ricos y pobres de Motul, Yucatán, que la población aprendió a pichear, atrapar y fildear con entusiasmo. Felipe Carrillo Puerto no sólo aprendió a jugarlo, sino que formó en 1904 el Club Motul. Al ser gobernador, fue fomentándolo oficialmente entre la población, las comunidades mayas y haciendas, hasta arraigarlo en el gusto y vida cotidiana de los pueblos. Además, Carrillo Puerto convirtió el juego de pelota en su principal componente estratégico del Partido Socialista del Sureste (PSS) en su campaña de movilización de las bases rurales del régimen revolucionario, como decía “Enseña a combinar la responsabilidad individual con el trabajo en equipo”.
Nuestro país ha sido prodigio en victorias dentro del diamante internacional. Beto Ávila, nacido en Veracruz, obtuvo una trayectoria de 11 años en las Ligas Mayores, repartiendo su talento de 1952 a 1955 con los Bravos, Orioles, Medias Rojas de Boston y los entonces Indios de Cleveland. De manera que ganó tres invitaciones al Juego de Estrellas y fue campeón de bateo de la Liga Americana en 1954 con promedio de .341. Por supuesto, no nos podemos olvidar a Fernando Valenzuela, quien se convirtió en el único lanzador en la historia de MLB en ganar el Premio Cy Young y el Premio Novato del Año en una misma temporada (1981), siendo convocado al Juego de Estrellas en seis ocasiones, además de encabezar la Liga Nacional en juegos completos tres veces (1981, 1986 y 1987). El “Toro” ganó dos Series Mundiales con los Dodgers en 1981 y 1988, aunque en esta última no vio acción en la postemporada por una lesión.
Además de ser un deporte, es también historia, estadística y un arte elocuente que inspira a poetas, periodistas, fotógrafos, locutores y artistas entre otros. Tanto Carrillo Puerto como Valenzuela nos enseñaron a amar este deporte con entusiasmo en un mundo en el que el neoliberalismo promovió la desconfianza en los representantes públicos y el desinterés en la esfera pública. Por lo que es necesario seguir impulsando a aquellas nuevas generaciones que deseen contribuir a la historia del béisbol en México.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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