Los medios convencionales hablan de la oposición como si tuviera fuerza. La voz de los opositores tiene reservados espacios destacados en los medios, como si en realidad pudieran cambiar algo de la realidad del país.
Al quedarse la oposición sin votos y sin fuerza en el legislativo, gobernando sólo 9 estados de 32, equivalente al 28 por ciento del país, sin representación real en las cámaras y perdiendo su registro en algunos estados, uno a uno. La oposición carece de futuro en forma de partidos; sin embargo, los medios para informar no parten de esa base para informar, así la palabra de un diputado de la oposición pareciera tener el mismo valor que el de la Presidenta y los fallos de una jueza, tienen el peso suficiente para destituir a la Jefa del Ejecutivo.
Ese es el panorama que presentan algunos medios que parten de una realidad inexistente y de una fuerza política que se extinguió. Esto afecta principalmente a la oposición, que acostumbra leer esos medios y vive en un mundo ficticio.
Los medios reviven cadáveres políticos en detrimento de su propio público que sabe que hay muchos políticos del pasado sin presente y sin futuro, pero ocupan espacios que deberían llenar los integrantes del gobierno o del partido en el poder, para los cuales sólo hay pequeños espacios y páginas interiores.
Para los medios activistas de derecha hasta los mensajes de X son noticia, los difunden como declaraciones formales, sin verificar su origen; todo lo que dicen los miembros de la oposición parecieran convertirse en iniciativas de ley para los viejos medios y cada denuncia que realizan tan sólo para sumar denuncian sobre los casos que intentan tumbar, son juicios ganados por la oposición. Los medios dan por hecho propuestas, hacen de la especulación hechos consumados y de las declaraciones juicios legales.
Para el sentido común, la lógica y la verdad resulta difícil tomar en serio a estos medios; sin embargo, y a pesar de todo, siguen teniendo público. Un público que quiere escuchar lo que desea pero no lo que existe.
Para mostrar su acercamiento a la oposición que de donde viene el dinero por borbotones, los medios se alejan de la verdad.
Si los medios fueran producto de la voluntad popular hubieran desparecido algunos; sin embargo, se trata de empresas que buscan ganancias, teniendo como base la frase: El fin justifica los medios. Es decir, El dinero sacrifica a los medios, hasta desvanecerlos en su propia práctica.
Los medios son incapaces de reconocer la verdadera fuerza de la oposición, la presentan ante su público como si gozaran de buena salud y, al mismo tiempo, contaran con un número importante de legisladores y seguidores. Es decir, como si fueran capaces de cambiar la realidad del país, cuando en realidad sus declaraciones forman parte de una presión mínima. Magnificar la fuerza de una oposición frágil sólo distorsiona la realidad política de un país que decidió quién debería contar con la fuerza necesaria para transformar México.
La idea que tratan de infundir los medios de información es que debe haber un Congreso equitativo, con un número muy similar de legisladores la democracia camina porque hay igualdad de circunstancias, cuando en realidad nada se mueve con partidos con igual número de curules en las cámaras.
Al contrario, un Congreso con numero iguales entre las partes impide la legislación. El cabildeo, la negociación, los acuerdos y los pactos o alianzas no son práctica común en el Poder Legislativo, de tal manera que para los conservadores los equilibrios en las cámaras es la condición ideal para que nada cambie.
De ahí su intención de otorgarle a la oposición una fuerza que no tiene y a sus líderes una influencia sin eco.
Para que el país se mueva debe haber actividad real en las cámaras, no debates sin conclusión ni mayoriteos, sin debate de altura como sucedía antes. Mientras los medios no otorguen a cada fuerza política la dimensión exacta de su fuerza no habrá democracia.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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