Una gran transformación en México requiere de un nuevo vocabulario. Por ejemplo, saber que cuando hablamos de “medios de comunicación”, en realidad estamos hablando de medios de manipulación; que cuando hablamos de una “opinión” en realidad estamos hablando desde una postura política; y también, saber que cuando estamos hablando de “expertos”, estamos hablando de aquellos intelectuales orgánicos beneficiados por el régimen corrupto de tiempos pasados. Hoy más que nunca es más difícil creerle a la prensa que día y noche, por todos sus “medios”, ofende al presidente y minimiza sus logros. No sorprende que con esa vileza con la que se desenvuelve ya sea por radio, por televisión, en redes sociales o en sus periódicos, siga golpeando a este movimiento de transformación.
Maldita prensa o prensa maldita, como usted le quiera llamar, que con difamaciones y supuestas especulaciones le desearon el mal al presidente, lo han hecho desde siempre, desde antes de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegara a la presidencia. Con décadas de lucha de tras suyo, el presidente sigue manifestando su fortaleza y su calidad moral para poder alzar la voz y defender a México. Resulta denigrante que los supuestos “periodistas” no sean más que mercenarios de la información que se venden al mejor postor. Frente a todas las evidencias de su bajeza periodística, todavía existen colegas que me preguntan “¿qué opinas de lo que dijo tal o cual periodista (mercenario)…”, mi respuesta es simple: no lo escuches, no lo leas, no lo veas, no te “intoxiques” más de tantas mentiras, ya te pareces a mis estudiantes de Economía.
A veces a mis estudiantes en clase les digo que están “intoxicados” de tanta “información” o, mejor dicho, que han caído en la manipulación mediática. Se los explico cada semestre, en mis clases de Micro y Macro, y voy de una generación a otra, de un grupo a otro, de una universidad a otra, tratando de disipar las tinieblas de la desinformación o, mejor dicho, de la información manipulada. Y de esta manera, como un guía, a veces me imagino y pienso que voy con una antorcha (la antorcha del conocimiento) abriéndome paso hasta llegar de una orilla a la otra orilla, y así de forma interminable, regreso a las fauces del monstruo de la manipulación y rescato a mis alumnos, los pongo a salvo de tanta maldad disfrazada de colores, risas, espectáculo, morbo, y supuestas personas de traje, pulcras, con disque “buenas voluntades”, esas son las peores.
Permítame lector platicarle un poquito de lo que hacemos en mis clases. Primero, es muy importante hacerle ver al estudiante que el tiempo y espacio en el que vivimos actualmente no viene de la nada, por el contrario, se construye, destruye y reconstruye una y otra vez con el paso del tiempo y si hablamos de tiempo hablamos de historia. He visto como algunos colegas omiten la historia en sus clases, pues en mi clase no es así, formamos parte de la historia, la historia nos representa, somos resultado de procesos histórico-sociales mucho más complejos de lo que parecen, de ahí la importancia de no omitirla en ningún análisis económico y caer en la trampa de tratar de partir de cero y de pensar que todo lo que nos envuelve apareció como arte de magia, no, no es así, la historia nos brinda respuestas de lo que fuimos, somos y seremos.
Recuerde lector que como lo he explicado antes, el neoliberalismo se basa en el enfoque neoclásico de la economía, y en este no existe el tiempo y por tanto no existe la historia. Otro punto importante a saber es que la geografía juega un papel fundamental, porque es esta la que nos dota de recursos, a veces únicos, a veces abundantes, es en este sentido que decimos que no sólo el tiempo existe, sino también existe el espacio, espacio-tiempo tienen un papel fundamental en la economía, uno relacionado estrechamente con la historia y otro relacionado con la geografía.
Recuerde también lector que así como querían desaparecer la historia, ponerle fin o en el mejor de los casos tergiversarla, haciendo una “historia de los vencedores”, una historia colonialista y euro-centrista, de la misma manera, trataron de omitir la geografía, considerando que, por ejemplo, los países pobres son pobres porque tienen una “maldición”, la famosa “maldición de los recursos”, y bajo esta premisa, se justificaba que un país “en desarrollo” no progresaba y pertenecía al “tercer mundo” porque tenía recursos en abundancia pero le faltaba el “conocimiento” para administrar esa abundancia. De ahí que esa absurda idea justificara la intervención de países de “primer mundo” para que supuestamente trajeran “tecnologías” para poder “aprovechar mejor” esos recursos.
Nada más alejado de la realidad, esos argumentos lo que provocaron fue que las economías en desarrollo dependieran de los países desarrollados, lo que se conoce como “dependencia tecnológica”, ahora ya la llaman con otro nombre, quizás un poco más nice, pero sigue persiguiendo los mismos intereses miserables de explotación de los recursos naturales a favor del interés y el beneficio de los países colonialistas, le llaman Bioeconomía, un nombre bonito pero que en el fondo no deja de ser neoclásico y neoliberal.
Pues bien, apreciable lector, la clase continúa y una vez que ya hemos definido que la historia importa y que la geografía y sus recursos también son importantes, otro punto fundamental es empezar definiendo lo que es Economía. Sí, parece muy básico, pero resulta muy importante y seminal en nuestro estudio porque si algo esta torcido en esta literatura neoclásica son los conceptos básicos y ojo, si no los toma con precaución, lo pueden llevar a derroteros inimaginables e inhumanos.
Mire, por ejemplo, los libros “básicos” de economía nos dicen que la economía es la ciencia que administra los recursos que son escasos, una parte de verdad y una de mentira, así es casi todo lo que tiene el enfoque neoclásico y neoliberal, en sus argumentos la parte de verdad la emplean para convencer, mientras que la parte de mentira la emplean para engañar y actuar a escondidas, esto los coloca en una categoría de personas detestables, mentirosas y deshonestas. Esa simple definición oculta que la escasez puede no venir de forma natural, sino que puede ser generada como en el caso de los monopolios o por el acaparamiento de los recursos, así como lo hacen las intervenciones de los países que son potencia por medio de guerras o golpes de estado.
De estos tipos de autores y libros hay en abundancia, sobre todo del extranjero, del top 10 de las universidades de Estados Unidos. Fácilmente puede usted ir a la biblioteca (física o virtual) y ver que, en cualquier universidad, pública o privada, de un libro a otro, de un año a otro, de una editorial a otra, no cambian en lo sustancial, quizás unos con definiciones más rimbombantes que otros, unos más coloridos que otros, pero de fondo son lo mismo, obedecen al mismo interés económico, con el mismo propósito de diseminar las mentiras bajo el cobijo de la educación y detrás de la cara de “profesores respetables” que lo que hacen es sentar las bases ideológicas para justificar el modelo económico neoliberal.
Apreciable lector, es normal que bajo este tenor de la clase los alumnos se escandalicen, sobre todo si en sus escuelas les piden que compren libros que no les van a servir para nada, más que para ideologizarlos sobre una forma de ver la vida que no existe. Esta producción de libros en masa les ha hecho mucho daño a los estudiantes, sobre todo porque con toda la razón del mundo los estudiantes se cuestionan eventos o fenómenos reales que lo que aprenden en el aula de clases no les da para entenderlos, o de otra manera, lo que está en los libros parecen cuentos de fantasía que no ocurren en la realidad.
En esta parte ocurre algo mágico porque el alumno se cuestiona ¿Por qué un profesor de Harvard escribiría estas tonterías que ya nadie cree?, y la respuesta es que la Economía no se puede entender sin la Política. Les cuento a mis alumnos que la Economía antes se llamaba Economía Política, y les explico que esta separación también obedece al enfoque neoclásico, porque a este paradigma le resultaba útil ver a las personas de forma individual, sin ningún interés político en sus acciones, simplemente reduciéndolos a entes egoístas, racionales y ambiciosos “por naturaleza”.
Con la excusa de hacer de la economía “más objetiva”, la separaron de su contenido político y en lugar de ello la llenaron de matemáticas, de ahí que quien hoy en día tome un libro de economía no entienda ni una palabra, son más los símbolos que las letras. Resulta interesante que bajo este “oscurantismo” de la Ciencia Económica florezcan supuestos economistas “especialistas” o “analistas económicos” que empleen un lenguaje un tanto grotesco que raya en la estupidez y que aprovechándose del “analfabetismo económico” de la mayoría de la gente intenten dominar la “opinión pública”, incluso llenen auditorios, saturen video conferencias al estilo Master Class, o en el peor de los casos se postulen a la presidencia de un país como en el caso de las próximas elecciones para presidente en Argentina con el Cantinflas de Milei.
En México también tenemos representantes genuinos de este paradigma neoclásico y neoliberal, han brotado como hongos después de la lluvia, el presidente AMLO ha tenido ese poder de convocatoria para poder hacerlos salir de sus cubículos, de sus aulas de clase, de sus oficinas privilegiadas en universidades privadas y han salido con más rabia que razón y eso sí, con muy poca imaginación. Dentro de algunos de sus exponentes figuran Viri Rios (Ríos de mentiras) la politóloga egresada de la Escuela de Gobierno de Harvard (de donde egresa Salinas) que se cree economista y que supuestamente es una “intelectual de izquierda” así llamada por la conservadora (e impulsora de estos personajes en sus programas) Sabina Berman; también tenemos a Macario Schettino (conocido en redes como Macario “El Cretino”), el supuesto economista (que en realidad es químico) y que se hace pasar por especialista por escribir textos básicos para preparatoria con este enfoque neoclásico y neoliberal, conservador al final del día como Luis Pazos y Luis Rubio.
Todos estos personajes se la pasan hablando pestes del Gobierno de AMLO, cobijados por su supuesta objetividad, lo cierto es que mienten, no tienen una dignidad intelectual, sirven a intereses de poder y se han encargado de difundir (por medio de la educación) la ideología neoliberal, justificándola a ultranza. Anteriormente estos personajes estaban en primera plana, “brillaban” en programas de televisión estelares, al estilo Lorenzo Córdova o David Páramo en sus inicios, ahora estos personajes son comentaristas de segundo pelo que se mantienen agazapados ya sea en una columna de un periódico conservador, en cápsulas informativas de poca importancia, o bien, atrincherados ya sea en los institutos o facultades de la UNAM o en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, la cueva panista donde se agrupan los “intelectuales” de ocasión.
A estas alturas de la clase el alumno reconoce la importancia de la Historia, de la Geografía y del aspecto Político en la economía. Reconoce también los grupos de intereses económicos y también que el individuo no es racional, todo lo contrario, es irracional, comete errores y no puede optimizarlo todo, es decir, su fragilidad lo induce a que se auxilie de los demás, y es en este punto en el que introducimos un cuarto elemento de importancia, la sociedad.
Entonces decimos que el individuo no está aislado como si fuera una burbuja, no, vive en sociedad, se retroalimenta y sus decisiones repercuten en el ámbito social. Si existe lo social existe la familia que es una unidad fundamental y seminal para entender cómo es que las personas aprenden a vivir en sociedad, conviviendo con los demás, no está solo y por ende aprende a compartir, no todo es competencia, sino que puede imperar la solidaridad, no todo es el dinero, si existe la familia existe el amor, el reconocimiento de la importancia del otro, de lo que no puede comprar el dinero, el dinero se ve como un medio para la felicidad, para alcanzar la realización material, y no como un fin al que se tiene que llegar cueste lo que cueste, no, no es así.
Es lógico y natural que bajo un enfoque individualista no exista la ética ni la moral y que por ello todas las acciones tomadas sean justificables considerando que sólo velas por tu propio interés, pero eso no ocurre en la vida real, los demás existen, y el actuar de las personas se regula en la interacción con los demás, la ambición se regula, no es posible actuar como un animal insaciable que lo único que quiere es maximizar su satisfacción y su consumo, no es así, se piensa también en los demás, en la vida y la dignidad del prójimo. Es precisamente cuando AMLO nos habla de moralizar al país cuando se refiere a replantear las cosas para poder ver, por ejemplo, la corrupción como algo indeseable, a la acumulación de riqueza, la desigualdad y la pobreza como algo inmoral.
El alumno comienza entender entonces que la Economía no es esa ciencia fría y solitaria que se limita sólo a la “administración” de recursos, no, sino que la Economía es una ciencia multidisciplinaria que resulta incluso transversal a las ciencias básicas, humanas y sociales, que se nutre de todas estas y que en todas estas puede ofrecer elementos para una explicación congruente, una posible solución a los distintos problemas nacionales y globales. Es por ello que nosotros redefinimos la economía como una ciencia que lo que busca es mejorar la vida de las personas, colocando la vida, al ser humano y a su entorno como lo prioritario, la vida, lo humano y lo natural por encima de la muerte y lo material. En mi clase, por ejemplo, el alumno tiene claro que el fin y razón de ser de toda la lógica económica es la vida y no el dinero, que es la felicidad y el bienestar y no el crecimiento, que es el desarrollo de lo humano y humanitario y no la explotación disfrazada de productividad.
Sin duda estamos trabajando para una “nueva economía” un nuevo enfoque que distinga lo correcto de lo incorrecto, que integre lo importante y deje de lado lo irrelevante para la vida del ser humano. Para ello, esta nueva visión de la economía retoma elementos de la Economía Moral de la que ha escrito el presidente AMLO un libro al respecto, es decir, una economía con humanismo, una economía justa y que privilegie la dignidad de las personas y no únicamente la rentabilidad descarada del capital.
Resulta prácticamente imposible abordar estos temas a cabalidad, por lo que en ocasiones reparto estos contenidos en distintas sesiones, a veces en programas de posgrado en un nivel más avanzado, sobre todo para futuros economistas que se van a integrar al mercado laboral pero que ya no tiene esa visión de los egresados de generaciones pasadas que veían a la economía como la materia que se estudia si es que quieres hacerte rico o hacer negocios, no es así, la ciencia económica está por encima de las clases banales de emprendimiento, la ciencia económica se pregunta, por ejemplo, el emprendimiento ¿por qué y para qué?, por eso es una ciencia. La economía se cuestiona problemas estructurales y fundamentales, no es una disciplina meramente instruccional, no, la economía aborda los problemas más graves que aquejan a la humanidad e invita a todo el que se introduce a ella a reflexionar al respecto, de ahí que sea tan apasionante.
Recuerdo con mofa a esos disque economistas que se dedicaban a dar las cifras del Nasdaq o decir en cuanto subió la bolsa de valores, era la misma estrategia que empleaban cuando hablaban del deporte y todo era futbol, pues es lo mismo, lo reducen a cifras que nadie entiende y a pocos les importa, de ahí que los “medios” hicieran de la economía o poco entendible o aburrida.
Pero ahora todo está cambiando, la economía es una ciencia respetable, que requiere una alta dosis de ética y de moral, requiere ser moralizada tanto como otras disciplinas como el Derecho que han perdido su respetabilidad, pero vamos paso a paso y poco a poco estamos trabajando en ello, empezamos formando a personas respetables y honestas, no como los del ITAM, sino verdaderos economistas, economistas serios forjados sobre la base del Humanismo Mexicano. Economistas no huecos sino con principios, economistas que no solo empleen el intelecto y la razón, sino también que ocupen el corazón como ese faro que nos guía.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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