En años recientes se han implementado diversos sistemas de video vigilancia en decenas de ciudades de México, representado una disminución de los crímenes, como pasó en la Ciudad de México, sin embargo, esto no siempre es así, sobre todo cuando estos medios de vigilancia caen en manos de funcionarios autoritarios y conocidos por violentar a sus rivales.
Este es el caso de Pablo Lemus Navarro, el ex alcalde emelecista de Guadalajara y que ahora busca la gubernatura de Jalisco pese a su cuestionable gestión como presidente municipal, donde se le cuestiona el millonario gasto en el llamado “Escudo Urbano”, un sistema de cámaras de vigilancia con inteligencia artificial y reconocimiento facial, los cuales sólo vulneran la libertad y privacidad de los tapatíos, mismos que no ven una mejoría en cuanto a seguridad.
Diversos medios locales han informado alarmantes irregularidades, como la presencia de los llamados “C5 Fake”, centros de vigilancia clandestinos operados por criminales, y que suponen una vulnerabilidad al sistema oficial de espionaje de Lemus Navarro, por lo que las autoridades deberían indagar y garantizar la fiabilidad del C5 “Escudo”.
El C5 ha demostrado ser inviable y no baja la inseguridad
Este polémico sistema es blanco de constantes críticas debido a su mal funcionamiento para prevenir delitos, como el ataque en un centro comercial de Zapopan o la balacera suscitada en un bar de la Avenida Real Acueducto y que se han convertido en un infame ejemplo de la inoperancia del C5.
En medios locales se menciona que el C5 “Escudo Urbano” es comparable a un auto de gama baja comprado a precio de uno de lujo, que es capaz de reconocer placas de autos y rostros, pero para prevención, parece ser inoperante, mientras que la actual administración de la capital trata de encubrir estas violaciones a los Derechos Humanos.
Expertos mencionan que el sistema de seguridad podría funcionar como una herramienta poderosa contra el crimen, pero en este caso, parece haber caído en manos equivocadas, ya que policías y fiscales podrían usarlo para extorsionar o cometer otros delitos, y es que las imágenes del C5 se han convertido en herramientas de extorsión, además de que se han filtrado fotos y videos a medios sensacionalistas.
Las quejas son constantes y claras por parte de las vecinas y vecinos, que políticamente consistentes, advierten que el sistema instalado por Lemus tiene fines de recabar información y datos de sus rivales políticos que intenciones de mejorar la seguridad.
La vigilancia masiva mal implementada pone en peligro al pueblo
Cabe mencionar que se ha comprobado que las cámaras de circuito cerrado equipadas con inteligencia artificial, representan una amenaza en contra de la privacidad y la libertad, ya que son capaces de determinar la edad, etnia y género de las personas.
Coinciden en que el mal uso de esta tecnología abre las puertas a una vigilancia intrusiva y constante, ya que las autoridades tendrían la capacidad de emparejar imágenes con documentos de identidad y rastrear los movimientos de las personas.
Las organizaciones de Derechos Humanos han advertido sobre las coincidencias que tiene el C5 de Pablo Lemus y las prácticas de vigilancia implementadas en en regímenes autoritarios, ya que la violación de la privacidad viola los derechos fundamentales de los ciudadanos.
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