Nunca habíamos estado peor

Hace unos días, mi buen amigo el conde Serredi trató de convencerme de que convenía ver los espacios dizque noticiosos controlados por la oposición y los grupos de poder que llevan todo el sexenio tratando de hacerle la gestión imposible al presidente López Obrador. El conde tuvo el coraje y osadía de proponerme que atienda de vez en vez el noticiero de Aristegui, los bodrios de Latinus y hasta las mesas de endiablados que transmite Alazraki… Argumenta que conviene prestar oídos a esos vertederos de infundios y mentiras para saber por dónde van las campañas de desinformación del conservadurismo y sus opinócratas, para así tener elementos para atajarlos. Yo alegué que no sólo no tiene ningún caso perder el tiempo escuchando mentiras y ladridos, sino que además resulta sumamente tóxico. 

Al otro día, en un grupo de cuates en el Whats, comentamos algunas noticias del día. Serredi trajo a cuento nuestra plática, y, a manera de ejemplo, texteó: “Escuché en la mañana a Francisco Zea. Dijo: ‘El sexenio de AMLO es el más violento del que se tiene registro’.”

Claro, Francisco Zea y toda la mala ralea de la prensa sicaria. Es el nado sincronizado, el graznido machacón en el que están centrando toda su capacidad de violentar simbólicamente al país. Sigo pensando que no es necesario sentarse a ver ninguno de sus espacios para enterarnos de qué van sus esfuerzos de propaganda desinformativa. Más bien al revés: prácticamente resulta imposible aislarse de la andanada de embustes de la derecha.

Según los Zea y los Loret y los Zuckerman y los Riva Palacio y todos los demás voceros del PRIAN, el año en el que alcanzamos el nivel más bajo de percepción de la inseguridad pública desde que el INEGI lo mide, es el año más violento desde que se tiene registro. Así que no la tienen fácil: nada más tienen que convencer a la mayoría de la ciudadanía de que su percepción de la realidad es errónea.

El problema, su problema, es que no sólo tendrán que convencer a la gente en México de que el país vive “un baño de sangre”, de que “nos están matando a todos”, de que el hash tag Narco-Presidente se dedica a abrazar a los delincuentes en vez de combatirlos, de que “vivimos en un país en el que nadie está seguro”, de que, en suma, “nunca habíamos estado peor”…  No, también tendrían que convencer de las mismas patrañas a muchísima gente más allá de nuestras fronteras… 

El INEGI acaba de dar a conocer que, en diciembre de 2023, ingresaron al país 7.8 millones de visitantes, cifra que significó un incremento de 9.1% anual. Ya con los datos de diciembre, podemos hacer un balance de todo el comportamiento del año… Resulta que al país entraron más de 42.15 millones de turistas extranjeros durante todo el año pasado. Se dice fácil, pero aquilátenlo: el monto supera por unos dos millones de personas a la población total de Canadá, o como si todos los habitantes de Ucrania (36.7 millones) y Palestina (5.3 millones) hubieran viajado a México. Esos 42.15 millones de turistas extranjeros que recibimos en 2023 equivalen a 4.6 veces la población total de la Ciudad de México. Además, la cantidad de visitantes que vinieron a México de enero a diciembre del año pasado superó en 3.82 millones a los que nos visitaron en 2022. Así que México hospedó a lo largo de 2023 un 10% más de turistas internacionales que el año previo.

Ahora que alguien nos explique, ¿toda esa gente que vino a turistear a México fue aventurera, apasionada del peligro? ¿Cómo es que se les ocurrió viajar y vinieron a un país que, según la prensa sicaria y la oposición, es taaaan peligroso? Ahora, los 42.15 millones de los que estamos hablando fueron solamente los turistas, porque el monto de personas que ingresaron a México a lo largo de 2023 fue mucho mayor: durante el año pasado ingresaron al país 75 millones de visitantes. Por una u otra razón, incluidos motivos de negocios y en general de situaciones ligadas a la dinámica económica, en 2023 entró a México un contingente humano mayor que la población total de países como Tailandia, Reino Unido, Francia y Sudáfrica.

¿Cómo explica la opinocracia rancia que siendo México el país tan violento que es, como dicen ellos, se ubique en el top ten de los destinos turísticos del planeta?

En contraparte, National Geographic publicó el 13 de febrero su lista de “los países más peligrosos del mundo para viajar en 2024”. No sorprende que incorporen a Israel, aunque sí desconcierta, y enoja, que no mencionen a Palestina, sino a la región de Gaza… y en sexta posición. También aparecen en los primeros sitios Afganistán, Bielorrusia, Burkina Faso, la República Centroafricana, Haití…, un largo listado, en el que, ya al final están Rusia, Ucrania, Siria, Venezuela… Pero qué creen, México no, eh.

Justo al cierre de la primera quincena de febrero, amanecieron oficialmente en recesión las economías de Dinamarca, Estonia, Finlandia, Japón, Moldavia, Perú, Irlanda y el Reino Unido… Acá no, seguimos creciendo. No sólo, cunden datos que permiten pensar que el empuje sigue… Por ejemplo, en 2023 México captó 36 mil 58 millones de dólares en inversión extranjera directa, la cifra más alta desde que existen registros. Récord histórico. Raro, ¿no? Porque según la oposición y sus medios “nunca habíamos estado peor”.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

Salir de la versión móvil