No parece ser una sorpresa que, en el Estado de Nuevo León, la gente no se pronuncie frente a las decisiones del gobierno en turno. Suelen dejarse pasar los días como si no pasara nada y hasta incluso llega a pasar que los muchos ciudadanos ignoran lo que ocurre en el Estado.
Hace unos días, por ejemplo, se aplicó un aumento al servicio de transporte del metro. Pero la mayoría de los usuarios, en entrevistas por distintos medios, afirmaban que no estaban al tanto de dicho aumento; desconocían acerca del «tarifazo», a pesar de ser un tema que había estado en discusión desde el mes de marzo de este año.
Y es que parece que por más crisis que haya en el Estado, la receta sigue siendo la misma: «ya saldremos de esta, como siempre hemos salido». Al manifestante, se le suele tildar de revoltoso, ya que sus acciones afectan a otros; como sería el caso de aquellos que se han manifestado cerrando algunas vialidades.
Si hay crisis de agua, por tanto, lejos de exigir posibles soluciones, algunos prefieren esperar que lleguen las lluvias; como si ser manifestante causara cierto desprestigio.
Actuar políticamente, por ende, parece no ser opción. Y aunque es cierto que se ha convocado a algunas manifestaciones, ninguna ha tenido el impacto que se espera. No hay concentración, sino dispersión. Parece que cada uno trata de llevar agua a su molino, aunque parece claro que las preocupaciones son las mismas, solo que no hay organización alguna, debido, precisamente, a la escaza cultura política en la entidad.
Simplemente, el día lunes de esta semana, se convocó a una manifestación frente a Palacio de Gobierno, pero, como era de esperarse, no tuvo trascendencia alguna. No obstante, podría apelarse que hubo algún tipo de confusión, ya que también se convocó para el día jueves de esta misma semana.
Igualmente, este sábado pasado, algunos ciudadanos exigieron la renuncia del director de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán, pero tal manifestación no llegaba ni a diez personas. Además, quienes por ahí pasaban, no mostraban ningún tipo de solidaridad o empatía a los presentes.
Algo similar ocurrió en las instalaciones del metro, la estación Cuauhtémoc, donde un joven realizó una pinta con la leyenda: “nos roban el agua, nos aumentan el metro ¡hagamos algo!”. Claramente, dicho acto era un llamado a la sociedad a movilizarse, a no dejarse aplastar ni ser objeto de burla por parte de la clase política. Al final, dicha consigna simplemente se cubrió con algunos papeles y se acabó el asunto.
Y por si esto no fuera poco, aún hay que tratar con otros detalles. Justo como han sido dos actos recientes de Mariana Rodríguez, quien, en los últimos días, ha dejado indignada a la sociedad regia. Por una parte, en sus redes, compartió un vídeo en donde se afirma que no tener agua es algo «cool», pues cuando se vuelva a tener el vital líquido, ahora se sabrá cuidar.
Sobre esto, parece claro que la esposa del gobernador no ha padecido esa incertidumbre que es abrir la llave del grifo y esperar que salga un pequeño chorro de agua.
Por otra parte, ha subido algunas fotografías en donde aparece dentro de una enorme piscina, lo cual contrasta con la realidad de muchas familias de distintos municipios del Estado, quienes no han tenido servicio de agua por días, incluso semanas.
Por todo, aunque se muestra cierta inconformidad con las decisiones que han tomado en esta administración, los ciudadanos no lograr tener una adecuada organización, pues, debido a la escaza cultura política que hay en la entidad, no se sabe cómo actuar. Por lo demás, parece que el lema sigue siendo el mismo: «política para políticos».
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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