El 20 de noviembre es una fecha doblemente significativa para nuestro movimiento. Se conmemora el llamamiento a la Tercera Transformación de México: la Revolución Mexicana que Emiliano Zapata y Francisco Villa convirtieron en un proyecto social de Nación a favor de los desposeídos. También, se celebra un aniversario más del primer Congreso Nacional de Morena, que hace 12 años decidió convertirse en partido político nacional.
Previo al Primer Congreso Nacional realizado con mucho esfuerzo y medios propios de militantes de base en el Deportivo Plan Sexenal de la capital del país, nuestro dirigente Andrés Manuel López Obrador convocó a los obradoristas a un amplio debate, sobre si seguir existiendo como movimiento (en la figura de asociación civil) o convertirnos en partido con registro oficial.
Quienes defendían la postura de permanecer solo como movimiento argumentaron que los vicios de los políticos tradicionales, la disputa del poder por el poder, la autofagia, el oportunismo, el individualismo, el corporativismo, el sectarismo y otras desviaciones que habían carcomido experiencias partidistas previas, volverían a aflorar en caso de entrar al esquema de partidos.
No obstante, entre la mayoría ganó el ideal de mirar al futuro teniendo confianza en construir un instrumento diferente y obediente del pueblo organizado que no sólo ganara batallas sociales y posturas testimoniales, sino que arribara a los distintos niveles de gobierno a Transformar la realidad concreta a favor de las mayorías, convirtiendo a Morena en un instrumento para el cambio verdadero.
La decisión sobre el perfil de la organización se resolvió con el voto libre y secreto, en urnas, en un proceso que implicó la participación de delegados de las 32 entidades del país. El resultado fue que 11.2 por ciento se pronunció por que Morena continuara como asociación civil y un avasallador 86.2 por ciento que buscara su registro como partido político.
Pero la conclusión más importante de aquel debate, no solo fue aceptar el compromiso colectivo de realizar las tareas organizativas para lograr el registro como partido ante las autoridades electorales, que eran una extensión de la partidocracia del viejo régimen; sino el reconocimiento del modelo político- social que López Obrador ha impreso desde sus trabajos territoriales iniciales: la tesis del partido- movimiento.
Se es Partido en tiempos electorales y se es movimiento de las causas del pueblo el resto del tiempo. El movimiento no se ahoga en burocracias, y no pierde de vista el interés superior de brindar respuesta a los problemas nacionales. El movimiento no ve los encargos como fines sino como medios para objetivos superiores. El movimiento no deja que el agua se estanque y se pudra. El movimiento no se encarama en cargos, sino busca expresar constantemente los sentimientos del pueblo, del México profundo. El movimiento es territorio, no solo escritorio.
Aquel 20 de noviembre de 2012, parafraseando al primer presidente de nuestro partido, Martí Batres: “cuando se definió que Morena fuera un partido político, no teníamos registro, ni legisladores, ni gubernaturas y así, desde cero, y contra todo el aparato del viejo régimen, se comenzó a luchar. Hoy nuestro movimiento gobierna el país y 24 entidades federativas, y tiene mayoría calificada en el Congreso de la Unión”. Esto se logró en gran medida a la premisa del partido- movimiento.
En aquel Congreso Nacional también se aprobó que Morena como partido político: “sea austero, libre de corrupción y de facciones”, que los representantes populares surgidos de Morena “tendrían que aportar 50 por ciento de su dieta al movimiento” y que el financiamiento público que reciba como prerrogativas del entonces IFE “se destinaría principalmente a la formación política de la militancia”.
Además, se estableció que quienes desearan ser postulados como candidatos por Morena, pero hayan militado en otro partido o sido legisladores de otra fuerza, tendrían que esperar al menos dos años antes de solicitar su nominación.
Hoy, a 12 años de aquellas jornadas, después de grandes triunfos como haber llevado a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, y de lograr en la persona de la Dra. Claudia Sheinbaum que por primera vez en la historia de México una mujer sea Presidenta de México; es pertinente revisitar, reflexionar y no olvidar que nuestra esencia es el partido- movimiento.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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