En plenas negociaciones comerciales entre México y Estados Unidos, la automotriz japonesa Nissan confirmó que no recortará su capacidad de producción en territorio mexicano, a pesar de los nuevos aranceles del 25 por ciento impulsados por el presidente Donald Trump. La decisión representa un espaldarazo clave para México frente a las políticas proteccionistas de Washington.
Christian Meunier, presidente de Nissan Américas, explicó en entrevista con Reuters que la compañía absorberá el costo de los aranceles temporalmente, al tiempo que evalúa posibles ajustes futuros en su estrategia. “Aceptaremos pagar aranceles por un periodo y veremos cómo podemos maniobrar… Tendremos potencial para ajustar en el camino, pero seremos muy cuidadosos”, advirtió.
La medida fue interpretada como una postura firme a favor del mercado mexicano, particularmente en un contexto donde el gobierno estadounidense ha encarecido los componentes clave de la cadena automotriz, incluyendo motores, transmisiones y baterías de iones de litio, cuyos nuevos gravámenes entrarán en vigor el próximo 3 de mayo.

El directivo subrayó que estos cambios afectan directamente a los vehículos de gama baja, como el Versa, ensamblado en México, cuyo precio promedio ronda los 20 mil dólares. “Los autos se están volviendo completamente inasequibles… No es justo para la clase media o la clase baja obligarles a comprar uno usado”, declaró Meunier.
Un análisis de Cox Automotive estima que los nuevos aranceles podrían elevar entre un 10 y 15 por ciento los precios de los modelos afectados, lo que presionaría aún más al consumidor estadounidense. Actualmente, el precio promedio de un vehículo nuevo en ese país supera los 48 mil dólares.
A pesar del escenario adverso, Meunier dejó claro que México seguirá siendo pieza estratégica para Nissan. Las plantas de producción en el país cuentan con una capacidad de 800 mil unidades anuales, y aunque en 2024 solo produjeron 525 mil vehículos en EE.UU., el ejecutivo ratificó que no trasladarán esa producción a otro país en el corto plazo.
“Con el arancel que viene, va a ser superdifícil… El riesgo es que estos tramos de vehículos asequibles van a desaparecer”, concluyó Meunier.
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