Hace unos días nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), dijo en su conferencia matutina (la añanera) que si al neoliberalismo le quitábamos la corrupción, podríamos estar hablando del sistema más perfecto. Más de alguno pegó el grito en el cielo y a otros nos sorprendió; los demás (de la oposición obviamente) se intentaron burlar de quienes estamos construyendo la Cuarta Transformación (4T) refiriendo que si éramos lo mismo, y un largo etc. Afortunadamente al día siguiente AMLO rectificó ese punto, sin embargo ese “pequeño error” nos motivó a escribir el presente texto sobre la relación que guardan el neoliberalismo y la corrupción.
Los estragos de la corrupción
Muchas personas llegan a afirmar que la corrupción es algo inherente del ser humano, que se es corrupto por naturaleza. Si consideramos cierta esa afirmación no tendría sentido estar combatiéndola, porque al ser algo natural no podríamos terminar con ella, o sería sumamente complicado llegar a ese cometido.
Afortunadamente nosotros no pensamos así; basados en una teoría materialista histórica del desarrollo de la humanidad sabemos que no existe “la naturaleza humana” y todo el desenvolvimiento del ser humano corresponde a las condiciones materiales de las sociedades que éste construye en colectividad.
Por lo tanto, la corrupción que tanto se ha dicho que es algo cultural del mexicano responde más al sistema social y económico en el cual nos desenvolvemos. Por ejemplo, la persona de a pie que comete actos de corrupción es motivado por una condición socioeconómica de pobreza; claro que habrá los pocos casos donde la motivación pudiera ser distinta.
Nuestro presidente da en el tino cuando elude a la pregunta sobre la corrupción del ciudadano común para poner el énfasis en los actos corruptos que cometen los grandes funcionarios y empresarios, ya que esas acciones sí cuestan miles de millones al erario público. Son verdaderos atracos y son los que más se busca combatir desde el gobierno.
¿Qué es el neoliberalismo?
Como no tenemos el suficiente espacio para responder a esa pregunta, haremos una síntesis de lo que consideramos podríamos llamar neoliberalismo. Su origen histórico se puede remontar a la época de Friedrich Von Hayek (segunda guerra mundial) y unos años después con Milton Friedman (setentas), quienes como sus principales teóricos, buscaban un cambio sustancial en el modelo económico vigente en esos años (capitalismo de Estado o Estado de Bienestar).
El neoliberalismo es una etapa del capitalismo que busca reducir la participación del Estado (léase principalmente gobierno) en los sectores sociales y productivos de los territorios. Es decir, acabar con lo público y convertir todo en privado, mercantilizar todo lo que se pueda. ¿Qué significa eso? Que lo que rija a la sociedad sea el interés de acumular ganancias y no el colectivo y social.
Por lo tanto, eso se presta al saqueo irracional de los recursos naturales de los países, sin importar si eso deja empobrecidos a los pueblos y si eso nos lleva al colapso ambiental que amenaza con extinguirnos. Además de que la brecha de desigualdad social crece de manera desproporcional, donde unos cuantos concentran la riqueza y la gran mayoría vive con muy poco y en condiciones de supervivencia diaria.
El neoliberalismo fue impuesto -para salir los ricos de una crisis económica en los setentas- a punta de dictaduras militares en varias partes del mundo, en otros países también con lujo de violencia, destruyendo a los sectores que se resistían a él (como pueblos originarios y sindicatos que fueron masacrados en nombre del libre mercado). Como bien decía Marx, el capitalismo va chorreando lodo y sangre a su paso.
Un matrimonio
Llegado a este momento debemos afirmar que la corrupción es parte constitutiva y constituyente del capitalismo, que en su fase neoliberal se desarrolla de manera más voraz. Así tenemos a empresarios que se enriquecen al amparo del poder público al no pagar impuestos, hacer negocios turbios con empresas estatales, explotar irracionalmente los recursos naturales de varios países, etc.
Tanto estos empresarios como funcionarios se vinculan a la delincuencia organizada (que hay que decirlo, forma parte fundamental del neoliberalismo como negocio y al lavar dinero en varios bancos) y la llegan a utilizar para cometer crímenes de lesa humanidad cuando así lo requieren sus intereses.
Los paraísos fiscales, la sobre especulación inmobiliaria y en la bolsa de valores, la compra de legisladores y jueces para que velen por sus intereses y desarrollo, el pago de organizaciones “ambientales” que realmente utilizan para poder seguir llevando sus negocios aunque atenten contra la mayoría de la población y el medio ambiente; y un largo etcétera de cómo se desarrolla la corrupción y de cómo se relaciona de forma fundamental al neoliberalismo.
Por lo tanto, combatir la corrupción, necesariamente, es luchar contra el neoliberalismo y capitalismo en una de sus facetas más voraces y que nos perjudican de sobremanera. Podremos desterrar las acciones corruptas si seguimos construyendo la 4T buscando el bienestar de las mayorías y no el beneficio de unos pocos. El sistema en cuanto a desigualdad social es absurdo, pero tiene remedio.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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