Nahle a dos fuegos

Rocío Nahle, candidata de Morena a la gubernatura de Veracruz, tiene dos enemigos a vencer para gobernar la entidad, ambos juegan sucio, a pesar de esto va ganando.

La guerra sucia que le organiza Miguel Ángel Yunes Linares a través de su marioneta Arturo Castagné, adjudicándole propiedades que no son de ella, perdió fuerza; pero el fuego amigo que no deja de afectar la campaña de la ex secretaria de Energía.

En más de una ocasión la candidata de Morena se ha encontrado con mantas, cartelones, propaganda, secuestrados minutos antes de iniciar su mitin. Y en más de una de esas veces se han dado cuenta que se encuentran no muy lejos, en bodegas cuyo control depende del gobierno del estado.

El gobernador Cuitláhuac García Jiménez, nunca ocultó su preferencia por impulsar a su secretario de gobierno para la candidatura. Una vez que fue electa Rocío Nahle, mostró su inconformidad de manera discreta pero evidente.

Nadie puede asegurar que el secuestro de la propaganda de Rocío Nahle sea obra del gobernador o su secretario de gobierno. En el norte de Veracruz, Poza Rica, para ser precisos, iba acompañada de la candidata a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, eso no les importó. Algo asegura la militancia de Morena: los espacios donde fue escondida la propaganda tenían que ver con el gobierno estatal.

La acusación de militantes, también advierte que los actos de sabotaje intentan ser atribuidos a los Yunes. No es que se diga que son blacas palomas estos pandilleros, sino que, en esta ocasión, la intención de descarrilar los encuentros de Rocío Nahle con los veracruzanos viene de otro lado.

Nunca pudo o no quiso Cuitláhuac detener los impulsos de Erick Cisneros hacia el protagonismo más descarado, quien, con el pretexto de la presentación de su tercer libro, el cual promovió en espectaculares a lo largo de Veracruz, tanto que nadie dudaba que estaba en campaña por la candidatura.

Eric Cisneros se convirtió en escritor de manera repentina, antes de que fuera nombrado secretario de gobierno la vena literaria no era su fuerte, de hecho, la ortografía tampoco es una de sus virtudes. Pero a partir de 2019, encontró el Caballo de Troya en el que cabalgó cinco años, hasta convertir los textos en su camino hacia la candidatura al gobierno de Veracruz.

Su primer libro escrito y publicado en 2019, “Un protagonista en la conformación del Estado mexicano”. Lo presentó en el Senado, con la participación de Cuitláhuac García Jiménez y en la Universidad Autónoma de Baja California, donde vivía antes de ser funcionario público en Veracruz, muy alejado de la redacción.

Para la publicación del primer libro el Centro Cultural Mutualista, financió el tiraje, dicha organización es presidida por el empresario Arturo Quintana Hayek, quien contrató a la Editora de Gobierno, un organismo desconcentrado de la Secretaría de Gobierno, a cargo del autor, para maquilar 2 mil ejemplares que se pusieron en venta al público y que permitieron recaudar un millón de pesos. Es decir, se utilizaron recursos públicos en beneficio de un particular.

La inspiración le llegó con fuerza a grado tal de anunciar el 19 de noviembre de 2022, dos libros más: “Voces del Sotavento” y “Voces de la Huasteca”, una compilación de historias y anécdotas de los pueblos originarios del estado.

Pero todo esto era el preámbulo para su obra estelar que no era por cierto el libro “La negritud en Veracruz, de Coyolillo al Sotavento”, sino la presentación del texto, cuya publicidad rebasaba la expectativa del libro, el cual se programó para abril de 2023, pero desde un mes antes los espectaculares cubrían los 212 municipios de Veracruz.

Nadie detenía la desproporcionada publicidad de un libro que parecía cambiar el rumbo del país. Los medios daban cuenta de esta desbordada propaganda, pero ni el autor de tan memorable texto ni su jefe fueron capaces de tener mesura. Al contrario, propiciaban huecos informativos y políticos, para pensar que se trataba de una promoción hacia la candidatura.

Si la propaganda de Rocío Nahle y Sheinbaum fue secuestrada por Eric Cisneros y su jefe nunca se dio cuenta. Es culpa de ambos, uno por ejecutar y, el otro por no saber lo que sucede en su estado. Y si se dio cuenta hay complicidad.

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