Si alguien pregunta qué es la inflación y usted contesta que es el aumento de precios, usted va a quedar como un pobre lego en Economía. Para salvar la situación, debe usted por lo menos agregar un par de adjetivos: aumento generalizado y e incontrolado. Si además lo cuestionan sobre las causas de la inflación y usted responde que es por culpa de los hambreadores o del gobierno, me temo que podría quedar como un pazguato. En cambio, uno bien puede pasar por enterado si pone cara de extrema gravedad y responde algo muy corto y poco comprometedor; por ejemplo:
— La inflación es un fenómeno macroeconómico muy complejo, de causalidad multifactorial…
“La inflación es un fenómeno que se observa en la economía de un país y está relacionado con el aumento desordenado de los precios de la mayor parte de los bienes y servicios que se comercian en sus mercados, por un periodo de tiempo prolongado”. Es así como define el Banxico a la inflación en su sitio pedagógico Banxico educa. Y abunda: “… existen varias causas que pueden desencadenar este fenómeno…
Sin embargo, la principal es generada por los excesos de dinero circulando en manos de la población que, al sentirse con más recursos, incrementa sus gastos generando una mayor demanda de bienes y servicios en la economía cuando la capacidad productiva del país no está en posibilidades de cubrirla, provocando escasez y aumentos en los precios”. ¡Ah, qué población más inconsciente, caray! ¡Qué gente, que se siente con más recursos cuanto tiene más dinero!
El aumento desbocado de precios cunde por buena parte del orbe. Al cierre de 2022, todavía antes de los terremotos, en Turquía rebasaba los 64 puntos porcentuales, y en Chile, antes de los incendios, era de casi 13%, mientras que el promedio para los estados miembros de la OCDE y en los países de Europa era de 9.4 y 9.2%, respectivamente. En México, la inflación cerró el año en 7.8%, su mayor nivel en 22 años.
Hace unos días, en su más reciente charla para Democracy at Work, Richard Wolff habló de la inflación. En corto, el economista marxista dijo que “la inflación es y debería ser honestamente reconocida como lucha de clases”. Como suele hacerlo, procedió entonces a explicar su dicho de forma muy sencilla.
Primero, ¿qué son los precios? “Es lo que tú y yo y la gran mayoría de las personas pagamos a la pequeña minoría que son los empleadores en nuestra sociedad, los que fijan los precios, los que los suben. En tanto que “los precios son el dinero que nosotros, los empleados, les damos a ellos, los empleadores, los salarios son lo que ellos, los empleadores, nos dan a nosotros como empleados”. Enseguida, se refirió al comportamiento de los precios y los salarios en su país: “los precios suben en Estados Unidos más o menos entre un 7 y un 9% cada año. Los salarios aumentan anualmente la mitad de eso. En otras palabras, le estamos dando a nuestros empleadores mucho más de lo que ellos nos dan a nosotros. Se trata de una transferencia de riqueza de los empleados a los empleadores.”
Fácil, ¿no? Desde esta perspectiva la inflación es una expresión de la lucha de clases, de la lucha por la distribución del excedente económico entre los capitalistas y los trabajadores. Los primeros buscan maximizar sus ganancias mediante el incremento de los precios de sus productos y servicios. Por su lado, los trabajadores buscan obtener salarios justos y precios más bajos para los bienes y servicios que compran. La tensión entre estos dos intereses opuestos provoca un aumento generalizado de precios, esto es, inflación.
Según el reporte anual de Oxfam al menos 1.7 mil millones de trabajadores en todo el mundo, 47% del total, percibieron salarios que en 2022 resultaron más bajos que la inflación. El mismo documento —Survival of the Richest. How we must tax the super-rich now to fight inequality— señala: “La explicación tradicional del aumento vertiginoso de la inflación es que ocurre cuando la demanda supera la oferta y hace subir los precios, pero esta lógica explica solo en parte el aumento del costo de la energía y los alimentos.
La invasión de Ucrania por Rusia, con todas sus consecuencias geopolíticas, provocó una reducción del suministro de gas de Rusia, lo que a su vez contribuyó a un aumento del precio mundial de la energía. En el caso de los alimentos, los precios ya estaban aumentando considerablemente mucho antes de que estallara la guerra, y la interrupción del suministro de cereales de Ucrania no hizo más que exacerbar el problema. Para comprender mejor el aumento de los precios de la energía y los alimentos, debemos mirar más allá de la lógica de la oferta y la demanda. Un creciente cuerpo de evidencia apunta a las ganancias y márgenes corporativos como impulsor de la inflación. Las empresas no sólo están transfiriendo los mayores costos de los insumos a los consumidores, sino que también están capitalizando la crisis, usándola como una cortina de humo para cobrar precios aún más altos. En Estados Unidos, Reino Unido y Australia…, 54%, 59% y 60% de la inflación, respectivamente, ha sido impulsada por mayores ganancias. En España, las ganancias corporativas fueron responsables del 83% de los aumentos de precios durante el primer trimestre de 2022.”
¿Qué es la inflación? Un mecanismo eficiente de la hiperconcentración de la riqueza.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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