Carlos Monsiváis es un referente indiscutible en la vida pública de México, aun cuando su partida física dejo un vacío profundo en la cotidianeidad cultural de México, y sobre todo en el entorno de la capital del país -como contrapunto y caja de resonancia de las polémicas, diálogos, encuentros y desencuentros de los actores políticos y sociales-; no obstante, las crónicas, opiniones y relatos de Monsiváis han trascendido como una escuela viviente de formación política para nuevas generaciones.
El agudo sentido crítico, satírico, humorístico combinado con la gran capacidad intelectual del culto periodista y escritor significaron una ventana indispensable para desnudar a la ignorante, racista, y aspiracional clase política que gobernó al servicio de las elites de poder durante los años tristes del llamado periodo neoliberal, todo ello a través de la columna Por mi madre bohemios publicada en La Jornada y otros medios impresos durante más de cuatro décadas, donde funcionarios públicos, diputados, y otros voceros del PRIAN solitos se evidenciaban a través de sus frases cargadas de cinismo, incompetencia y autocomplacencia, mismas que Monsiváis reclutaba de los mismismos discursos oficiales y los medios de comunicación convencionales, para con ese ejercicio de la memoria mostrar lo mal que estaban gobernado nuestro país.
Como reseñó Jenaro Villamil: “En agosto de 1968, en pleno ascenso del movimiento estudiantil, Carlos Monsiváis publicó en el suplemento La Cultura en México, de la revista ¡Siempre!un primer compendio de las declaraciones y frases que documentaban la intolerancia del régimen priista y, en especial, del diazordacismo, preso de su propia paranoia y ansiedad por la mano dura. Esta primera antología fue el germen de lo que sería una sección periodística, cuyo título se inspiró en el memorable poema “El Brindis del Bohemio”, de Guillermo Aguirre y Fierro, “un gran residuo de la cultura del arrebato”, como lo definió el propio Monsiváis”.
Estas frases que Monsiváis recopilaba de los políticos profesionales para que se pintaran solos, siempre se acompañaban de alguna nota de la R. Es decir, la Redacción, pues con el perdón de la Redacción se sacaban a la luz los dichos, los enunciados deshilvanados e incoherentes, las promesas incumplidas de candidatos, las aberraciones en los discursos, los excesos en los monólogos de los poderosos.
Aquí un botón de muestra de aquellas columnas, y de cómo las consignaba el gran Carlos Monsiváis:
“–ME INVITAS OTRA BALA O TE LA INVITO (LOS DE ADELANTE MUEREN MENOS, LOS DE ATRÁS SE INFECTARÁN).
“Es menos probable que un mexicano muera de Sida que por las balas del narcotráfico” (porque las balas sí usan condón, la R).
Documento de la Secretaría de Seguridad Pública. Nota de Héctor de Mauleón, El Universal, 18 de enero 2008.
–UNA BREVE, BREVE, INTRÉPIDA, COMPACTA EXPLICACIÓN (QUE NO SE RELACIONA CON LA GUARDERÍA ABC).
“Ese calentamiento global, como cuando a un bebé se le arropa demasiado, provoca alteraciones de temperatura, provoca alteraciones de clima”.
Felipe Calderón Hinojosa, Discurso del 22 de enero de 2008.
–QUE ACTITUD TAN CORTÉS PARA DECIR “NOS VEMOS A LA SALIDA, PERO NO LLEVEN PUÑAL”.
“Señores, los estamos esperando, métanse con la autoridad y no con los ciudadanos, los estamos esperando, eso es una invitación que les hacemos”.
Fernando Gómez Mont, secretario de los retos, al desafiar al cártel de La Familia. Nota de Ariadna García, Reforma, 22 de julio 2009.
–UN ALBUR ES UNA BENDICIÓN MAL ENTENDIDA.
“A mí me la persignan”.
Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec, al comentar las acusaciones de fraude en su contra. La Jornada, 14 de noviembre 2008.
–DE CUANDO LAS HEREJÍAS SE PRODUCÍAN UNICAMENTE POR AMOR AL TURISMO.
“Jesucristo es el más grande solterón de la historia, pero de casarse hubiera elegido a una tamaulipeca”.
Manuel Cavazos Lerma, ex gobernador de Tamaulipas, en discurso de campaña. El Universal, 11 noviembre 1992.
–SÍ QUE SE LLEVABAN PESADO EN AQUELLAS ÉPOCAS.
“Señor presidente (Carlos Salinas de Gortari), que Dios lo guarde muchos años y que los años sean de hule…Señor”.
Vicente Fernández, charro, cantante y reeleccionista. Nota de Elena Gallegos, La Jornada, 4 de octubre 1992.
–¿Y QUIÉN ES ESE SEÑOR? EL DON DE HUMOR (INVOLUNTARIO, AUNQUE NO RIME).
“¿Quién es ese que anda ahí? Es el PRI, es el PRI”.
Beatriz Paredes, dirigente nacional del PRI, durante un homenaje a Gabilondo Soler, Cri Cri. Nota de Ana Laura Vázquez, Reforma, 10 de noviembre de 2008…”
El legado de analizar en lo cotidiano la incongruencia, las mentiras y las falacias de las elites del poder, dotó de anteojos críticos y reflexivos a grandes segmentos populares, que compraban el periódico solo para solazarse del humor involuntario que inspiraba la clase gobernante y volverlo humor negro de la realidad política del sistema priista primero, y del neoliberalismo después; por ello Carlos Monsiváis tiene la gran contribución de dotar durante años a los ciudadanos de a pie, de herramientas para la reflexión y la incidencia en la inquietante vida pública. Ciudadanos de a pie que a su vez se fueron reinventando y resurgiendo como un nutrido y diverso mosaico que dio vida a las bases del obradorismo social.
Cada 4 de mayo, en la fecha de su natalicio, con cada lectura y nueva mirada a su obra, es preciso recordar y revisitar a Monsiváis, quien no sin ejercer la autocrítica sobre los movimientos sociales, se convirtió en uno de los nuestros, abuelo de los influencer’s de hoy, y guía del periodismo independiente.
Hoy es el propio pueblo, desde miles, quizá millones de voces que contestan en tiempo real las mentiras, cadenas de odio, vulgares ambiciones políticas, noticias falsas, e incoherencias de los políticos y voceros de las viejas mafias de poder, en sus cuentas privadas de Twitter y demás redes, y combaten vigorosos las replicas de troles y bots, a los que en su época de manera heroica y solitaria Monsiváis también puso en su lugar; con inteligencia, sabiduría, humor, alegría y risas: como debe ser para trascender el odio y la toxicidad del conservadurismo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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