En esta ocasión tocaremos uno de los temas que generan más polémica en el gobierno federal de la Cuarta Transformación, la militarización. Esto motivado por la intención de nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de incorporar legalmente a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA). Así que en un ejercicio reflexivo y crítico, elaboré el siguiente texto.
Siniestros
A través del siglo XX las fuerzas armadas han ayudado en momentos de desastres naturales a la población, fungiendo como ese apoyo que otras instituciones no pueden aportar. Sin embargo, también han sido protagonistas y ejecutores de las páginas más obscuras de la historia reciente de nuestro país.
Así, tenemos múltiples represiones –parte de la política de terrorismo de Estado- donde han violentado los derechos humanos y han realizado crímenes de lesa humanidad. Por mencionar algunos ejemplos: el 68, la guerra sucia de los 70´s, Acteal, Aguas Blancas, Atenco, Ayotzinapa, Apatzingán y más momentos que nos hacen notar el carácter represivo, ilegítimo e ilegal de las fuerzas armadas.
El discurso del obradorismo y la Cuarta Transformación
Al comienzo y durante gran parte de su campaña como opositor de AMLO y del obradorismo en general se llamó a que los militares se fueran a sus cuarteles ya que su falsa guerra contra el narcotráfico que inició Felipe Calderón –y continuó Peña Nieto- solo generaba más violencia.
Con el aplastante triunfo de AMLO en 2018 cambió el discurso, ahora se buscaba legitimar a las fuerzas armadas, diciendo frases como que son “pueblo armado” y cosas de ese estilo. ¿Por qué ese cambio? Seguramente tiene que ver con el poder de las fuerzas armadas que muchos pseudocríticos suelen desestimar. Tan solo la situación del general Cienfuegos en Estados Unidos, que fue detenido y donde la presión del ejército mexicano logró que fuera trasladado a nuestro país y después fuera liberado.
Pero no solo queda en el discurso la legitimización de las fuerzas armadas, se les dio el control de las aduanas, muchas de las prácticas de seguridad civil (a través de la Guardia Nacional), algunas tareas de salud pública, están realizando las principales mega obras de la 4T y el presupuesto designado para ellas ha incrementado algo.
El poder militar es muy fuerte y hay que jugar con él cuando se gobierna. El exvicepresidente de Bolivia y gran teórico, Álvaro García Linera, explicaba muy bien que cuando se llegaba al poder por la vía electoral, se debía de negociar necesariamente con los poderes más fuertes ya establecidos (tanto económicos y en este caso el militar) para poder tener cierta gobernanza. Lo cual vemos realizado en el gobierno actual.
¿Militarización?
Este humilde columnista jamás estará a favor de la militarización del país, sin embargo los matices y elementos que ya les compartí me parecen deben abonar a la reflexión crítica más seria del proceso. También es cierto que la política de seguridad del gobierno actual va en otro sentido, ya que se busca atacar las causas de la violencia luchando contra la desigualdad social.
Además, el gobierno actual ha demostrado que los actos represivos son parte del pasado (en la generalidad con algunas penosas excepciones) eso no quita que nos mantengamos alertas de cómo se desarrolla ese proceso y de si el poder de las fuerzas armadas se ve incrementado o llegue a amenazar nuestro proyecto político. Es cuánto.
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