Los migrantes no son una amenaza, son una oportunidad; pero ellos creen que sí, que son una amenaza, y esto lo hacen con fines electorales…
Padre José Alejandro Solalinde.
Mañana martes 12 de julio el presidente López Obrador llevará a cabo una reunión de trabajo con su homólogo estadounidense Joseph Biden en Washington, D. C. Aunque la agenda de las conversaciones estará integrada por diversos temas, sin duda destaca el de migración. Y no es para menos si tomamos en cuenta el contexto en el que este asunto, siempre sensible para nuestro país, cobra relevancia en la nueva edición de ese diálogo binacional.
El viaje a Estados Unidos de nuestro primer mandatario ocurre en momentos en los que el tema migratorio ha mostrado algunas de las diversas expresiones que giran en torno suyo. La más dramática, el lamentable deceso de 53, de las 67 personas que estaban en el interior de la caja de un tráiler, al ser abandonadas a las afueras de San Antonio, Texas, cerca de la base aérea de Lackland, muestra el trágico rosto del tráfico de inmigrantes en ambos lados de la frontera. Las víctimas procedían de México, Guatemala y Honduras.
La actividad de grupos delincuenciales en los dos países evidencia a las mafias que explotan la necesidad de migrar hacia Estados Unidos y aprovechan la demanda de mano de obra existente en ese país, particularmente en estos tiempos de pospandemia. En ese sentido, y como se demostró nuevamente, entre los traficantes de personas no solamente se incluye a los llamados “coyotes” sino que involucra también a autoridades migratorias, de otra manera no se explica cómo es que el vehículo pasó por dos puestos aduanales ya en territorio texano, sin ser detenido.
El titular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño Yánez, ofreció una detallada descripción de lo ocurrido en la conferencia matutina del presidente el 29 de junio. Llamaron su atención los datos ofrecidos del recorrido que hizo el tráiler ya en territorio estadounidense. El vehículo pasó por los puntos de revisión texanos, en donde fue captado por las cámaras de seguridad, de El Encinal a 56 kilómetros (km) de la frontera, y de Cotulla a 109 km, y finalmente es abandonado a 235 km, cerca de San Antonio. Garduño informó que se investiga la movilidad del tráiler tomando como referencia Nuevo Laredo en México y Laredo, Texas, y que el Canciller Marcelo Ebrard había instruido la intervención inmediata del consulado en San Antonio y la comunicación con autoridades migratorias de Estados Unidos para coadyuvar en las investigaciones e intercambio de información.
Mientras tanto, la Casa Blanca calificó de desgarradora la muerte de los migrantes y reiteró que seguirían tomando medidas para frenar las redes de contrabando y tráfico ilegal de personas. Por su parte el gobernador de Texas, Greg Abbott, identificado por sus políticas racistas y antiinmigrantes, responsabilizó al gobierno de Biden señalando que lo ocurrido es el resultado de sus letales políticas de fronteras abiertas.
Días después de lo ocurrido, Abbott fue más allá de las simples declaraciones al autorizar a las autoridades estatales el regreso, a los puntos de entrada fronterizos con México, a los migrantes que detengan, lo que generará un posible enfrentamiento con el gobierno federal estadounidense, encargado de manejar la política migratoria en el país vecino. El gobernador texano afirmó que el primer fin de semana de julio se detuvieron a alrededor de 5 mil personas que cruzaron sin documentos la frontera. Tanto el presidente López Obrador como su homólogo estadounidense, coincidieron en que al gobernador no le corresponde legalmente tomar esa decisión. Activistas y defensores de derechos humanos acusaron a Abbott de querer ganar votos con este tipo de medidas.
Es importante mencionar que la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó el 30 de junio pasado que el gobierno de Biden puede rescindir el programa de inmigración de la era de Donald Trump que obliga a solicitantes de asilo que llegan a la frontera suroeste estadounidense a esperar la aprobación en México. El presidente de la Corte, John Roberts, indicó que hacer obligatoria la expulsión de inmigrantes requeriría ordenar al presidente que negociara con México y agregó que los jueces no deben interferir a la ligera en la capacidad del mandatario para dirigir la política exterior.
Esa decisión fue bien recibida por los abogados de derechos humanos y sin duda beneficiará a nuestro país al disminuir, aunque sea de manera gradual, la presión socioeconómica que el programa “Quédate en México” representaba para diferentes ciudades fronterizas mexicanas debido a la espera de las audiencias sobre sus casos de miles de migrantes. Han sido ampliamente documentadas las lamentables condiciones en las que sobreviven cientos de personas que han sido “regresadas” a la frontera de nuestro país.
El presidente López Obrador está convencido de que en las conversaciones bilaterales del martes logrará algún tipo de avance. Si bien está plenamente consciente de que una medida de gran calado, como lo sería una reforma migratoria, no está en manos del primer mandatario estadounidense, considera que en el ámbito de las facultades de Biden sí hay espacios que se pueden ganar para beneficio de los trabajadores migrantes mexicanos e inclusive de aquellos procedentes de Centroamérica.
Es en ese sentido que AMLO lleva bajo el brazo una propuesta, de la cual dio algunos adelantos a los periodistas que asistieron a La Mañanera del 6 de julio: vamos a ponernos de acuerdo en lo laboral, a ordenar el flujo migratorio, a legalizar la contratación de trabajadores, que no sea un asunto de particulares, de traficantes de personas, de polleros, de empleadores sin escrúpulos, sino que sea un asunto de gobiernos. Y vamos a ponernos de acuerdo sobre visas de trabajo, no solo para campesinos y obreros, para profesionales, para mucha gente…
Seguramente recordarán que durante el neoliberalismo se afirmaba que los temas de la agenda bilateral no debían “contaminarse” con el tema migratorio. Por ello, decían, ese tema debe ser tratado muy aparte de lo prioritario: la cooperación económica y las inversiones estadounidenses en México. El “tratamiento” para efectos prácticos consistía en dejarlo de lado, dándole una importancia secundaria; mientras tanto el campo se abandonaba, la migración crecía, la inmigración indocumentada hacia el norte se multiplicaba y las deportaciones masivas se realizaban violando los derechos humanos de nuestros connacionales.
El Estado mexicano tiene una deuda histórica con nuestros migrantes. En tiempos de la Cuarta Transformación se están sentando las bases para resarcir este pendiente.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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