México ha dejado claro que su soberanía no es negociable. Las recientes declaraciones del embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, criticando la reforma al Poder Judicial promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, han generado un conflicto diplomático que pone a prueba la relación bilateral entre ambas naciones. Este episodio ha reavivado debates sobre injerencismo y la intervención en asuntos internos, temas sensibles en la política exterior mexicana, y ha llevado a una firme respuesta del gobierno mexicano.
La controversia comenzó cuando Salazar expresó su preocupación por la propuesta de elección directa de jueces en México, señalando que esta medida podría minar la democracia y afectar la estabilidad económica de América del Norte, especialmente en el marco del T-MEC. Sus declaraciones fueron percibidas por el gobierno de México como una injerencia inaceptable en asuntos internos, lo que llevó a la Secretaría de Relaciones Exteriores a emitir una nota diplomática de extrañamiento. Este documento, dirigido a la embajada de Estados Unidos, subraya que las expresiones del embajador no sólo contravienen la soberanía mexicana, sino que también desentonan con el respeto mutuo que ha caracterizado la relación entre ambos países. La nota reitera que la reforma judicial es un tema interno que se enmarca dentro de la legalidad y los procesos democráticos establecidos en la Constitución mexicana.
El presidente López Obrador, en su conferencia matutina, calificó las declaraciones de Salazar como desafortunadas e imprudentes, reiterando que la política exterior de México se rige por los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos, tal como establece el artículo 89 de la Constitución. Su mensaje fue claro: México no aceptará que ningún representante de gobiernos extranjeros intervenga en decisiones que corresponden exclusivamente a los mexicanos.
Este conflicto ha sacado a la luz una vez más las tensiones históricas entre México y Estados Unidos, en particular, la persistente sombra de la doctrina Monroe y el enfoque intervencionista que ha caracterizado a la política exterior estadounidense en América Latina. López Obrador recordó que México ha luchado durante décadas para liberarse de influencias extranjeras que dictaban su agenda económica y política, una lucha que sigue vigente en la actualidad.
La respuesta de Ken Salazar, pidiendo que no se convierta esta situación en un pleito y proponiendo alternativas a la reforma judicial, ha intentado bajar el tono de la confrontación. Sin embargo, el embajador mantuvo su postura crítica, subrayando que la elección directa de jueces podría abrir la puerta a influencias corruptas y debilitar el sistema judicial. Esta insistencia en el tema ha sido interpretada como una señal de que las preocupaciones de Washington no se limitan a cuestiones internas mexicanas, sino que reflejan un interés estratégico en la estabilidad y predictibilidad del sistema judicial mexicano, crucial para las inversiones y la cooperación económica bajo el T-MEC.
López Obrador, por su parte, ha sido tajante al descartar cualquier diálogo con Salazar sobre este tema, afirmando que la reforma al Poder Judicial es un asunto que corresponde exclusivamente a los mexicanos. Al mismo tiempo, señaló que no se trata de un pleito personal con el embajador, sino de un principio fundamental de soberanía nacional. Este posicionamiento reafirma la postura de México como un país que defiende su independencia frente a cualquier intento de injerencia externa.
A pesar de este incidente, ambos países deben recordar que comparten una extensa frontera y una relación económica, social y cultural profundamente entrelazada. La cooperación bilateral es crucial para resolver conflictos como el actual, y para enfrentar desafíos comunes como la migración, el narcotráfico, y el desarrollo económico. Una relación de confianza y respeto mutuo es esencial para que México y Estados Unidos puedan trabajar juntos de manera efectiva, respetando siempre la soberanía de cada nación.
En última instancia, este episodio deja claro que México está dispuesto a defender su soberanía en cualquier foro, reafirmando que las decisiones sobre su futuro son y seguirán siendo prerrogativa exclusiva de su pueblo y sus instituciones. Este mensaje envía una señal contundente no sólo a Estados Unidos, sino al mundo: a México se le respeta.
- Mariuma Munira Vadillo Bravo es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales, Subdirectora Ejecutiva en la Unidad de Desarrollo Comercial del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ex Secretaria de la Mujer Oaxaqueña. Contáctala en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira.
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