En la reciente COP16 sobre biodiversidad celebrada en Colombia, México presentó un ambicioso proyecto bajo la dirección de Alicia Bárcena, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). La iniciativa MEx30x30 busca conservar el 30% del territorio nacional para el año 2030, alineándose con el Marco Mundial de Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica. Este compromiso marca una nueva era en la política ambiental de la presidenta Claudia Sheinbaum, destacando la sostenibilidad como eje central de su gobierno.
El objetivo de la COP16 fue consolidar acuerdos que permitan a los países proteger al menos el 30% de sus superficies terrestres y marinas para finales de la década. En este contexto, la participación de México resaltó por la presentación de MEx30x30, una estrategia que no sólo apunta a la conservación de áreas protegidas, sino que busca involucrar a comunidades locales y pueblos indígenas, cuyo conocimiento y prácticas son fundamentales para el cuidado de los ecosistemas.
La iniciativa MEx30x30 incluye zonas emblemáticas como la Selva Lacandona y el Desierto de Sonora, lugares que son hogar de especies únicas y que han sido testigos del paso del tiempo y la resiliencia. Estas áreas albergan una biodiversidad invaluable y comunidades que han aprendido a convivir con la naturaleza en una relación de mutuo respeto. Claudia Sheinbaum, desde su toma de posesión, ha subrayado que la conservación debe incluir a las personas, especialmente a aquellas que durante mucho tiempo han sido invisibilizadas en los debates ambientales.
El enfoque de Sheinbaum y Bárcena es revolucionario: incluir a las comunidades como protagonistas del cambio. En la presentación, la secretaria compartió historias de pueblos indígenas que, por generaciones, han cuidado los bosques y los ríos, entendiendo que son parte de un todo. No es casualidad que esta iniciativa se base en la justicia social, porque proteger la biodiversidad sin incluir a los guardianes originales es un error que México no está dispuesto a repetir.
La comunidad internacional, conmovida por esta perspectiva humana, mostró su apoyo. El embajador de Estados Unidos en México, quien participó en la cumbre, resaltó la importancia de la cooperación bilateral para enfrentar estos desafíos globales. “Es un camino que debemos recorrer juntos”, dijo, recordando que la conservación no entiende de fronteras ni de nacionalidades, sino de un esfuerzo compartido por el bien común.
A pesar de la inspiración, los desafíos son evidentes. La implementación de MEx30x30 necesita además de compromiso, recursos y una estructura sólida. Bárcena no esquivó este hecho. Con sinceridad, mencionó la importancia de fortalecer a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), un organismo que durante años ha trabajado con dedicación, pero que ahora enfrenta la oportunidad de ampliar su capacidad de acción. Sin duda, se necesita una inversión significativa, y aquí es donde Sheinbaum tiene la tarea de seguir conquistando alianzas tanto dentro como fuera del país.
Los desafíos financieros y estructurales no restan mérito a la visión ambiciosa de MEx30x30. En un mundo donde los efectos del cambio climático ya no son una predicción sino una realidad, México ha decidido no esperar. Proteger un 30% del territorio es también proteger a sus habitantes, sus fuentes de agua, sus bosques que capturan carbono, y sus paisajes que inspiran tanto a visitantes, como a los propios mexicanos que crecen rodeados de esta riqueza natural.
El enfoque de Sheinbaum busca unir dos mundos que muchas veces han sido tratados como separados: el ambiental y el social. Ella ha repetido en más de una ocasión que proteger la tierra sin pensar en las personas es un proyecto incompleto. Por eso, MEx30x30 incluye programas que van desde la capacitación en empleos verdes hasta la promoción de proyectos de ecoturismo sostenible. La idea es simple, pero poderosa: que la conservación beneficie directamente a las comunidades que la hacen posible.
Y no se trata solo de idealismo. En Colombia, los delegados escucharon sobre historias de campesinos que encontraron en la conservación una vía para mejorar su calidad de vida, de jóvenes que se están formando como guardabosques, y de mujeres que, gracias a programas de inclusión, ahora participan activamente en la toma de decisiones sobre sus territorios. Son ejemplos de que el compromiso de México con la conservación es, ante todo, un compromiso con su gente.
La participación de México en la COP16 y la iniciativa MEx30x30 muestran una clara voluntad de liderazgo en la protección ambiental bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum. Con la dirección de Alicia Bárcena y el apoyo de la comunidad internacional, México se posiciona como un referente en la región, enfrentando desafíos con una visión integral que combina conservación, equidad y desarrollo. Los pasos hacia un futuro más verde han comenzado, y el compromiso es avanzar juntos en la preservación de nuestro patrimonio natural.
- La columnista, Mariuma Munira Vadillo Bravo, es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales, Subdirectora Ejecutiva en la Unidad de Desarrollo Regional y Bienestar Social del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ex Secretaria de la Mujer Oaxaqueña. Puedes contactarla en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira.
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