Los científicos aún se preguntan cómo el huracán Otis comenzó siendo una tormenta tropical a un fenómeno de gran magnitud que arrasó con el puerto de Acapulco, Guerrero.
En esta ocasión, los modelos computacionales que son confiables y los meteorólogos no lograron pronosticar que Otis llegaría a ser un huracán peligroso de categoría 5.
La información que se proporcionó al puerto de Acapulco fue que llegaría una tormenta tropical con una fuerza por debajo de un huracán. Sin embargo, 24 horas más tarde, Otis tocó la costa de México con vientos de 266 kilómetros por hora (165 millas por hora), el peor ingreso a tierra de cualquier huracán del Pacífico oriental del que se tenga registro.
La fuerza de Otis se duplicó en solo 12 horas, comenzando con vientos de 113 km/h a 257 km/h marcando un récord. Pero la pesadilla no terminó ahí ya que se intensificó más antes de azotar la costa.
El investigador de huracanes de la Universidad de Miami, Brian McNoldy señaló que lo sucedido en México fue una locura. Pero esto coincide con una tendencia documentada de ciclones que se intensifican rápidamente con más frecuencia en las últimas décadas debido a las mayores temperaturas del agua relacionadas con el cambio climático, señalaron científicos.
Expertos en huracanes informaron a The Associated Press que no estaban seguros que fue lo que provocó que Otis se fortaleciera tanto y por qué no se vaticinó, en particular luego de que los meteorólogos han mejorado drásticamente sus pronósticos de intensidad en los últimos años.
Asimismo, apuntaron que por la falta de datos sobre la tormenta y sus alrededores no se puede comprender que es lo qué hace que un fenómeno de dicha magnitud actué como si consumiera esteroides.
“Una cosa es que un huracán de categoría 5 toque tierra cuando lo estás esperando”, dijo McNoldy. “Pero que suceda cuando estás esperando que no pase nada es una auténtica pesadilla”.
Por otra parte, el director del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus iniciales en inglés), Michael Brennan, dijo: “ese es un muy mal escenario: una zona poblada, una rápida intensificación a poca distancia de tocar tierra, un cambio en las expectativas sobre el impacto en un lapso que no le da a la gente mucho tiempo para responder”.
En este mismo sentido, los expertos también señalaron que las aguas cálidas son como combustible para los huracanes, lo que es consecuencia del calentamiento global y pudo haber sido un factor en la intensificación de la magnitud de Otis.
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