Qué privilegio es vivir en el siglo XXI. Uno puede estar frente a una computadora que vuela, aprender, investigar, escribir y comunicarse con alguien al otro lado del mundo o solo de la cocina a la recámara. La tecnología nos hace viajar por todo el orbe sentados en una silla o recargados en la cabecera de la cama. Sin embargo, desde las redes sociales se andan con tanta cosa, con tanta ridiculez, como las de Atypical o Latinus, los auténticos opositores (dicho por ellos).
Vivir en estos tiempos tiene muchas ventajas. Por ejemplo, la medicina nos puede salvar la vida y, por lo menos en México, no hay conflictos bélicos, sino guerras mediáticas, pero podemos sobrevivir con ellas (y en algunos casos hasta botanearnos a los derechosos combatientes). El otro día, Mario di Constanzo decía que López Obrador nunca viaja, ni por el mundo ni en el país; que el presidente, después de la Mañanera, se pone la piyama y se va a acostar. Caray. Afortunadamente, también es posible asistir a la Semana Negra de Gijón, al otro día de la presentación de un libro del elocuente político y escritor Juan Carlos Monedero y escucharlo afirmar, con toda veracidad, que el presidente de México ha recorrido cuatro veces su país.
Uno de los problemas del siglo XXI es que cualquiera, como el charlatán de apellido italiano y un montón más, pueden tener un micrófono y desinformar. Así sucede y sucederá desde las grandes plataformas de los medios, pues en nuestro hermoso y moderno país de todo se mira, de todo se lee, de todo se escucha en contra del gobierno de la 4T.
En televisión abierta, en la prensa escrita y en la radio no tiene descanso el discurso fácil: “Este gobierno es el peor de la historia”, “el presidente es narcotraficante”, “la deuda adquirida en este sexenio nos va a llevar a la bancarrota”, “no se apoya a los deportistas que participan en las Olimpiadas”, “es ilegal la sobrerrepresentación de Morena y sus aliados en las Cámaras”, etcétera.
Los medios tradicionales de desinformación no hablan de los millones que han salido de la pobreza; están en contra de las obras que se realizaron en este sexenio sin valorar su peso específico; omiten que el salario mínimo ha aumentado, que hay más empleos, que a pesar de los problemas externos el peso está fortalecido; que los programas sociales le han devuelto la sonrisa a mucha gente, por no hablar de cientos de logros más. Por eso la mayoría de la gente ya no confía en esos medios, y eso no lo digo yo, lo dicen las encuestas, como la del Inegi.
22 de julio de 2024. El presidente muestra en la Mañanera cómo los medios de comunicación masiva en nuestro país registran una pérdida de credibilidad. “Ya no les creen. La gente en México está muy consciente. Entonces ya no se tragan tan fácil platos de mentiras bien aderezados y a veces también sin aderezo; 25 % se cayó la credibilidad de los medios en ocho años. Ellos no entienden los nuevos reacomodos… Piensan que el pueblo es tonto”.
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El nado sincronizado llegó a los Juegos Olímpicos, pero el de las noticias falsas de los desinformadores. Ahora andan con la falacia de que no se les da apoyo a las nadadoras artísticas. ¡Si 37 millones de pesos no son ningún apoyo, no sé en qué planeta vivo! Mario Campa afirma que “la libertad de prensa ha sido siempre la voluntad del dueño de la imprenta, y en México que un puñado de milmillonarios controlen a un poder mediático alejado del interés general confirma la regla”.
También andan con el cuento de la sobrerrepresentación. Un buen ejemplo de sobrerrepresentación es justamente el de los medios de comunicación masiva inundado hasta el hartazgo por el pensamiento de la derecha y de la pseudointelectualidad.
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28 de junio de 2023. Hace poco más de un año decía el presidente: “Vamos a dar a conocer el ‘Quién es quién en las mentiras de la semana’. Siempre es importante recordar que solo se trata de una pequeña muestra, porque la regla es que la mayoría de los medios de información solo se dedican a manipular; en sentido estricto son medios de manipulación, la regla, aunque hay excepciones honrosas; pero estamos hablando del 95 %, la inmensa mayoría de los medios de información”.
Sin embargo, los que hacen periodismo objetivo, profesional, no vinculado al poder, ni al poder económico ni al poder político, merecen todo nuestro reconocimiento. Hay una tradición en México de ese periodismo que debemos de honrar siempre, el periodismo de Daniel Cabrera, de El hijo de Ahuizote, en épocas de mucho autoritarismo durante el porfiriato, que le tomaban su imprenta y lo encarcelaban una y otra vez. Y así, los Flores Magón tuvieron que irse a Estados Unidos a hacer el periódico Regeneración, porque en el porfiriato, si les iba bien, era la cárcel. Pero había represión, ley fuga, y así otros periodistas ejemplares.
Después, como la prensa se fue entregando al poder, la fueron domando y con el paso del tiempo se apoderaron de los medios los dueños de las grandes corporaciones económicas y políticas. Ellos mismos se convirtieron en los dueños de los medios de información o impulsaron medios para tenerlos a su servicio y proteger sus intereses.
Por eso, es muy importante reconocer la labor del periodismo independiente, verdaderamente independiente, el periodismo plural, y todavía más el periodismo que defiende las causas del pueblo, que está cerca de la gente y distante del poder; eso es lo mejor.
Estamos pasando por un mal momento en cuanto a que los medios convencionales están muy cooptados, muy comprados, muy vendidos, muy alquilados; sin embargo, también hay esa minoría de medios que está actuando de manera ejemplar, muy agredidos también; los que no se suman al periodismo tendencioso y corrupto son hostigados y los acusan de no ser objetivos. Es como el mundo al revés”.
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Bien afirma Juan Carlos Monedero en relación con los países latinoamericanos: “Ya va siendo hora de que dejemos de creer en esa cámara de eco que construyen los medios de comunicación y trabajemos por la democracia en todos los países”.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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