Nuevamente los representantes patronales de México vuelven a intentar, luego de alianzas fallidas, a presentar una “nueva plataforma” política, para la que, según ellos, será una prioridad su condición ciudadana. A pesar de ello, vemos incrustados de entrada algunos viejos perfiles de la política conservadora y derechista del país.
Ahí figura el hoy senador Álvarez Icaza, otrora Ombuds Person en la capital, personaje que ya ha sido identificado por el Presidente López Obrador como un simulador de la neutralidad y abierto opositor al gobierno obradorista. Junto con él vienen otros perfiles afines al Partido Acción Nacional y del círculo predilecto de los representantes patronales del país, todos estos cobijados por el patrocinio financiero de los más activistas empresarios en los últimos años: Gustavo de Hoyos W. y Claudio X. González, los desesperados y aferrados más radicales y virulentos en lenguaje y acciones de los conservadores.
Son también estos dos radicales, tanto De Hoyos Walter como X. González, unos millonarios que con participación y aporte de recursos de oscuros intereses del empresariado más corrupto y traficante de influencias en administraciones pro patronales, con probado odio han amasijado ya en diversas ocasiones frustradas a títeres que se hacen pasar por representantes populares y que según ellos son genuinamente electos, pero que como ha quedado demostrado, solo son personajes que convenencieramente ocupan cargos en el legislativo por designio supremo de los dueños y creadores de este tipo de organizaciones que competirán con el movimiento regenerador.
Es importante revisar cuales son las fuentes y medios de financiamiento que utiliza esta oposición putrefacta que es muy torpe y poco hábil. En alguna colaboración anterior ya había señalado información relativa a que el Junior X. González, por ejemplo; era muy visible en diversos consejos de administración de diferentes empresas extremadamente conocidas y seguramente de las que siempre evadían el pago de impuestos en las que además puede apreciarse un manejo grosero de recursos que se vuelven ríos de efectivo los cuales muchas ocasiones son perfectamente rastreables por las instituciones del Estado y que deben ser fiscalizadas ya sea por la Secretaria de Hacienda y sus derivaciones, por el Banco de México, entre otras y que dejaría fácilmente en evidencia que tal vez exista un lavado de dinero exorbitante con recursos de procedencia cuando menos dudosa, y se acreditaría que los “reyes del cash” están en otro lado y se les nota que lo tienen a raudales porque cada que se les cae uno a uno sus proyectos o movimientos de oposición, cuentan con el efectivo suficiente para la mercadotecnia, la propaganda y el pago de sus marcas y conciencias cual juguetes nuevos.
Insisto, el gobierno federal debe hacer una revisión profunda y exhaustiva de las fuentes de financiamiento y seguir las rutas del dinero que corre a raudales por millones y millones en negocios que simulan ser lícitos, pero que por sus colores se delatan.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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