Es de todos conocidos que los porcentajes no son lo fuerte de la candidata de la oposición aquel 130 por ciento de sus empresas habla por sí mismo de la incongruencia de su decir con los delitos cometidos a lo largo de su carrera política.
Ante este antecedente que nadie olvida la candidata X se pone a hablar de porcentajes, cuyo respaldo nunca existe, nunca lo muestra. Es decir, habla de que el 90 por ciento de la gente de Fresnillo, Zacatecas, está cansada de la inseguridad, pero no exhibe el estudio que arroja ese porcentaje. Es decir, habla con tal ligereza propia de quienes no respetan metodología alguna, ni congruencia posible.
Asegura que habla con las “personas”, con la “gente”, cuando ni siquiera se sabe su ocupación, ni su nombre, si es hombre o mujer, etc. Lo que confirma que habla en el vacío todos los días. Su campaña está saturada de cifras sin sustento que surgen de la nada en su discurso.
La disminución de la popularidad de la candidata X es proporcional a sus temerarias afirmaciones que nada tienen que ver con la realidad y que insiste en tener datos que nunca tienen una fuente, ni siquiera una fuente sin credibilidad, y nadie dentro o fuera de su equipo, o entre los pocos asistentes que acuden a sus mítines, se les ocurre conocer el origen de dichas cifras.
La candidata de la oposición asegura que cualquier tipo de agresión hacia su campaña, persona o equipo, es elaborada por el propio Presidente de la República. No acepta que haya gente contra su persona, su equipo y su campaña. De tal suerte que cuando hay muestras de rechazo cuya autenticidad desconoce.
En Tabasco le lanzaron huevos, piedras, y otros objetos y llegó a la estrambótica idea de decir que eran militares vestidos de civil, enviados por López Obrador, acusación que su propio equipo debió desmentir. Esto aunado a los porcentajes, los pediatras que recomienda a los adultos mayores, y sus granjas de bots, deberían tenerla en la cárcel.
La falta de propuestas la candidata se volvió monotemática, y hace de su única bandera un mito que es la inseguridad. Educación, salud, vivienda, finanzas, cultura, deportes, política, libertades están fuera de la agenda de la candidata simplemente porque anda tiene qué decir y mucho menos que aportar. En esos temas es más difícil mentir y sacarse cifras de la manga.
Pero habla precisamente de lo que n o sabe e insiste en difundir su ignorancia hasta convencer, por ejemplo, hay quienes dan por un hecho que la refinería de Cadereyta contamina, y en el acto circense la acompaña el imberbe Samuel García, a grado tal que su títere, Jorge Álvarez Máynez ya adoptó el supuesto problema como bandera de campaña. A pesar de las pruebas con monitoreos internacionales. la mujer X dice que suspenderá las actividades de la refinería los primeros seis meses de su mandato.
La obsesión por la inseguridad desgasta no sólo a la candidata sino al tema. Basta y sobra con el hecho de que ella insista sobre su prioridad descalifica el conflicto, lo coloca ella misma como una más de sus mentiras, de sus fantasías, de sus proyectos sin sustento.
El insumo de su discurso basando en los errores del actual gobierno ha quedado atrás luego de la ponderación de la inseguridad que quiere tener a todos encerrados. La casa como una cárcel y la cárcel de alta seguridad para quienes ella considere delincuentes, no dice que sus primeros huéspedes sean los responsables del cártel Inmobiliario, pro como siempre se confunde, en su ignorancia supina, con los del Cártel del Golfo.
Pero como es la única opositora visible, la gente deposita su descontento en este híbrido ideológico que personifica el mamotreto en campaña. Paupérrima la representación de un descontento que es real, aunque sus causas se fundamenten en desinformación y miedo.
En este escenario no es aventurado decir que la candidata X es la candidata de los ignorantes. Es una lástima que el descontento de un gobierno, bueno, malo o regular, sea representado por algo así, porque daña la vida política del país y debilita la democracia una candidata sin sustento, ni contenidos, ni proyectos, ni memoria, ni decencia, ni porcentajes.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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